MÉXICO. AFP.  El presidente mexicano Felipe Calderón admitió ayer que la violencia en su país escaló a un nuevo nivel con las acciones contra la prensa y las instituciones democráticas, como el reciente secuestro de periodistas y el asesinato de un candidato a gobernador.  «Actualmente no sólo se amenaza ya la tranquilidad con los conflictos que tienen entre sí los grupos criminales, sino que se amenaza el patrimonio y la integridad de las personas; también a los medios de comunicación y a las instituciones democráticas», dijo Calderón al instalar una mesa de diálogo sobre temas de seguridad, con la participación de partidos y sectores sociales.

«Estamos ante una nueva etapa del fenómeno de la inseguridad. Hemos presenciado un escalamiento de la violencia del crimen en nuestro país», añadió Calderón quien tras asumir en diciembre de 2006 lanzó una estrategia de combate al crimen organizado, al que se atribuyen cerca de 25.000 muertos desde entonces.  La semana pasada miembros del cartel de Sinaloa encabezado por Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán, el narcotraficante más buscados por Estados Unidos, secuestraron a cuatro periodistas en el estado de Durango (norte) para presionar la difusión de tres videos.  Dos comunicadores fueron liberados por los captores y los dos restantes rescatados el sábado en un operativo policial, en el cual ningún secuestrador fue detenido.  Una semana antes de las elecciones del 4 de julio, el candidato favorito para ganar la gobernación de Tamaulipas (noreste), Rodolfo Torre fue asesinado en un atentado también atribuido a narcotraficantes. En México, los cárteles de las drogas parecen competir entre ellos para atraer la atención de los medios.

Contra la prensa

Pese a sufrir algunas heridas en su cabeza el camarógrafo Alejandro Hernández del canal Televisa, logró sobrevivir junto a otros tres periodistas, a un inédito secuestro de comunicadores a manos del narcotráfico en México.  Este secuestro encendió el alerta en uno de los países más peligrosos para la prensa, al tiempo que revela un intento de los cárteles por dictar la línea editorial de la prensa.