Calentamiento global, contaminación y el porvenir humano

Calentamiento global, contaminación y el porvenir humano

“El dilema de la humanidad es: entender la compleja problemática del mundo, o situación conflictiva, y someterla a control racional y planeado, o ser víctima de un reajuste natural catastrófico. Estamos viviendo no solo como cultura sino como especie en el umbral de: Autoorganización o autodestrucción social. Esa autorregulación colectiva, si se quiere asegurar la supervivencia como especie, comprende: regulación mundial de la población, de la tecnología, los estilos de vida y los recursos naturales” (A. De Obieta en “Terrores del año 2000”).

Sobre temas de tanta trascendencia Monte Ávila Editores recogieron en un pequeño volumen que titularon “La Contaminación del Planeta”, lo que “seis hombres de ciencia de diferentes disciplinas pero de igual rigor académico, desde sus respectivos puntos de vista, abordaron la posibilidad de un colapso ecológico como consecuencia de la acción indiscriminada del hombre sobre la naturaleza…”.

“Esta posibilidad ha dejado de ser una fantasía literaria para convertirse en uno de los fantasmas que amenazan directamente a la sobrevivencia humana”.

Algunos párrafos del artículo: “La Amenaza de Mortandad Masiva”, del ecólogo Wayne H. Davis, PhD, dan a conocer su terrorífico contenido, el que es, en algunos aspectos, una pasmosa realidad al día de hoy.

El doctor Davis empieza de este modo: “Uno lee casi a diario que la población humana del mundo se duplicará en los próximos 35 años. Yo no lo creo. Cuando se observa la curva de crecimiento demográfico, no me pongo a extrapolarla, como hacen otros. Yo la contemplo como un ecólogo de población y reconozco inmediatamente en ella una condición temporal que no podrá continuar. Tamaña población explotará o se estabilizará, no puede continuar creciendo como ahora”.

“Yo creo que la mayoría de la gente que escribe sobre la población, no comprende cuáles son nuestros verdaderos problemas. Casi todos dicen que se debe aumentar la producción de víveres para alimentar a millones de adicionales habitantes que se espera habrá en el nuevo siglo. Por ejemplo, Dumont y Rosier exponen en su último libro The Hungry Future (El Futuro Hambriento) que la explosión demográfica no sería alarmante si la producción de alimentos tuviera una expansión aún mayor. Este es un disparate completo. Dumont cree que el hombre es una máquina estática cuya única exigencia del medio que le rodea es que se produzca su diaria ración alimenticia”.

“Nuestra población puede compararse a los microbios dentro de un tubo de ensayo. Bajo condiciones favorables en el tubo, su número crece hasta que escasea el alimento. Si le añadimos substancias nutritivas, continuarán aumentando en número hasta que los desechos tóxicos destruyan todo el cultivo microbiano”.

“El planeta Tierra es ese tubo de ensayo y, conforme siga aumentando la población, la contaminación y otros productos tóxicos de nuestra civilización destruirán todo el sistema ecológico”.

“Existen muchas toxinas que pueden ser causantes de la ruina de la civilización humana. El mercurio, el plomo, el dióxido de carbono, el metano, los óxidos de azufre y de nitrógeno, las industrias, la minería, los embalses, los pesticidas, herbicidas y los desechos radiactivos son algunas de las que ya están causando perturbaciones”. “Para dar un ejemplo especifico de lo tóxico que son los productos que nos van rodeando, tomemos el caso del DDT. La humanidad se ha identificado con el DDT. Si se dejara de emplearlo, morirían millones de personas de malaria. Pero si continúan usándolo, ocurrirían catástrofes mucho mayores”.

Concluye el doctor Davis que en pocos años habrá menos gente que ahora y que hasta se puede pensar si habrá o no gente como consecuencia de un colapso ecológico que acabe con los seres vivientes. De ahí que recomienda un rígido control de la natalidad. “Porque el aumento de la población significa la destrucción de todos”.

“George Wald, biólogo de Harvard, ganador del Premio Nobel, expresaba recientemente que la vida humana estaba amenazada con la extinción dentro de 15 a 30 años. Muchos otros científicos que han estudiado esos problemas vienen diciendo cosas similares. No hay duda de que la Tierra se encuentra en serios apuros debido a que tiene demasiada gente y a las materias contaminantes derivadas de la tecnología del hombre”.

Hace poco el Premio Nobel y ex vicepresidente de los E.U.A. Al Gore, a través del canal 56 de T.V., en el programa de Larry King (CNN) dijo que solamente tenemos diez años para evitar la peor catástrofe ambiental por el calentamiento global y la contaminación.

Y viendo y viviendo lo que está sucediendo en República Dominicana, donde es alarmante el aumento de muertes por contaminación del ambiente (aire, tierra, agua) resulta fácil llegar a creer en las profecías catastróficas del doctor Davis y las actuales del vice Al Gore, y agregarles que la destrucción de las presas Guaigüí y Monte Grande, construidas en el Camú sobre la Falla de Bonao la primera, y la segunda en el Yaque del Sur, cerca de las placas tectónicas que arrasaron con Puerto Príncipe, no acabará con la humanidad pero sí con sensible parte de ella en el Centro y el Sur de la República y daños materiales de consideración, incluido  pérdida de territorio.

Guaigüí y Monte Grande, por su ubicación, son dos potenciales amenazas de destrucción masiva. Evitémoslas.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas