Calentamiento global: el desafío del 2008

Calentamiento global: el desafío del 2008

AMPARO CHANTADA
Se acaba el 2007 y ni las mezquindades de algunos terrenales nos entristecen más que las manifestaciones repetidas del clima, que nos evidencian que en la gran loto del cambio climático, nuestra región será perdedora dos veces.

 Perdedora, porque a pesar de no ser la responsable del efecto invernadero, será una de las más afectadas por las consecuencias de tal fenómeno. Perdedora además porque la degradación de su medio natural, la multiplicación de las manifestaciones climáticas como tornados, lluvias torrenciales, tormentas, ciclones, repercuten brutalmente en economías de predominancia rurales y flagelan los pocos programas que buscan reducir la pobreza. Las más grandes catástrofes climáticas, tempestades, inundaciones y sequías afectan a poblaciones pobres que viven en países subdesarrollados. Estamos en esa tómbola.

El cambio climático, producto de todas las actividades económicas que transforman los recursos naturales en mercancías o servicios, produce de manera insidiosa y lenta, una transformación de los suelos, de los regímenes hídricos, de los paisajes, del bosque, que lleva poco a poco a la escasez de agua, a la contaminación de las cuencas hidrográficas, y a su desaparición en algunos casos. Sin agua, el ser humano no puede vivir; sin agua no hay producción agrícola, se caen los rendimientos agrícolas, y eso compromete la seguridad alimentaría. Si las temperaturas promedio siguen elevándose, las tierras áridas o semi áridas también seguirán expandiéndose. Nuestro Sur y el noroeste son predilectos. Las zonas montañosas conocerán más deslizamientos, erosión y pérdidas de suelos productivos.

Al final de este razonamiento, la batalla del desarrollo será la batalla del medio ambiente. Eso no es nuevo, desde Johannesburgo, en el 2002, se acuñó «el desarrollo sostenible» es una exigencia globalizada, todos hablan de eso, sin realmente saber lo que significa, ni cómo alcanzarlo.

Las naciones subdesarrolladas no dedican recursos para la prevención y la detección de los fenómenos naturales, ni para políticas de gestión ambiental. Las cuencas hidrográficas no tienen planes de manejo con una visión holística, que transformen los agricultores presentes en guardianes de su medio y les permita sobrevivir en condiciones deseables, ya que no es concebible el medio natural sin su aliado principal, el agricultor. Contrario a algunas ideas emitidas en nuestro quehacer, la presencia humana es a desear, y recomendable, siempre y cuando se asesore y encamine la población a mantener sus actividades y sus ingresos a niveles tales que no llegue a la depredación. En nuestro país, la reforestación es pura operación mediática o comercial, sin continuidad en los planes; no puede haber foresta sin prevención y detección de los incendios forestales; no puede haber reforestación, ni manejo de los suelos, ni protección a la capa vegetal sin ley forestal; no puede haber manejo racional del bosque, que sigue en manos de los aserraderos autorizados o clandestinos. Es un ejemplo.

Sabemos que nuestro discurso es muy poco asumido por los políticos, son más de veinticinco años repitiendo que nuestro modelo económico, y más que modelo, nuestras practicas relacionadas con la naturaleza, nos llevan a la catástrofe ambiental, como si estuviéramos hablando de otro país, como si las predicciones fueran globales y no locales.

Las nociones de clima, de biogeografía, de medio, de sotavento, barlovento son desconocidas por la mayoría, y sobre todo por los políticos; por eso se tuvo que esperar dos tormentas seguidas para que la noción de cambio climático ya sea más familiar entre los comunicadores. Esos conocimientos bio-geográficos, climáticos, son necesarios para adaptar nuestros países a los futuros cambios climáticos, prevenir las manifestaciones climáticas repetidas; adaptar las políticas no solo a los Objetivos del Milenio, sino para protegerlos de los impactos climáticos que ponen en peligro tales esfuerzos.

Llegan los primeros días de enero, no dudemos que en nuestros campos, las famosas cabañuelas darán dolores de cabeza a nuestros campesinos. 2007 deja secuelas tales que solo un pueblo con gran capacidad de resistencia puede superar. Ojalá sea el caso de nuestras comunidades y que encuentren las fórmulas para superar los cuadros dantescos que vivieron tanto con Noel como con Olga,; que el 2008 sea un año más clemente para el país.

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