Calidad de vida y pensamiento al éxito

Calidad de vida y pensamiento al éxito

Frank Tejada Cabrera.

Albert Einstein dijo: “Todos somos ignorantes, pero ocurre que no todos ignoramos las mismas cosas”. Desde Platón y Aristóteles los filósofos han discutido qué es la calidad de vida, porque la gente desea vivir mejor, aunque cada sociedad tiene sus propios conceptos de vivir bien y de ahí lo difícil de encontrar una definición que satisfaga a todos. Algunos quieren ser ricos, con muchas propiedades, pero en el fondo eso no es calidad de vida, porque llega un momento en que el nivel de gastos de una persona se estabiliza y aunque tenga abundancia de riqueza, reconoce que calidad de vida no significa tener grandes riquezas, aunque el dinero ayuda en la calidad de vida.
El desarrollo económico, que el PNUD de Naciones Unidas viene promoviendo desde el siglo pasado en colaboración con los gobiernos, todavía no es satisfactorio, porque estos organismos internacionales no han encontrado una fórmula mágica, para lograr el desarrollo de cada persona y en consecuencia de un país; lo que sí se sabe, es que la educación, el cumplimiento de las leyes y constituciones, la disciplina y la transparencia en el gasto e inversiones públicas, son fundamentales en el desarrollo de los países.
El Banco Interamericano de Desarrollo publicó un libro titulado Calidad de Vida, donde indica una serie de parámetros económicos de cómo vivían las personas en Latinoamérica en 1960 y cómo ha mejorado su estándar de vida en la actualidad, no voy a llenar de cifras a mis lectores, pero sí debo decir, que nosotros los latinoamericanos no somos tan diferentes al resto de la población de occidente, aunque algunos intelectuales de Harvard, consideran que somos inferiores mentalmente; sin embargo, hay que reconocer, los dirigentes de esta región son diferentes a los que lideran la sociedad en EUA, Reino Unido, Alemania, Suiza, etc.
En el análisis del BID se destaca la diferencia entre los costarricenses y los guatemaltecos, quienes aparentemente son más optimistas a los chilenos, pero hay que reconocer que económicamente Chile es superior a los países de Costa Rica y Guatemala. Los individuos pobres son más benignos sobre sí mismos que el resto de la sociedad. Los pobres son más benevolentes que los ricos en sus opiniones de las políticas públicas, lo que constituye una paradoja de las aspiraciones.
En el trabajo del BID se presenta un índice de desarrollo humano subjetivo, comparable con el conocido índice del desarrollo humano de las Naciones Unidas, pero en esos análisis se encontró que en Perú aparece el mayor desfase entre percepción y realidad. Los argentinos y chilenos son más críticos sobre sus percepciones, mientras los costarricenses y bolivianos son benevolentes con la situación de sus respectivos países.
Mi opinión es que la sociedad iberoamericana no ha tenido dirigentes, que con sus ejemplos puedan inducir al pueblo a tener buenas costumbres de respetar lo ajeno, tener disciplina en el cumplimiento de sus deberes, respetar las leyes, constituciones y por eso el latinoamericano es totalmente indisciplinado y algunos países desarrollados tienen por lema, que la disciplina implica inteligencia e induce a las personas al desarrollo personal y al desarrollo de los países.

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