Calidad, planificación y seguimiento

Calidad, planificación y seguimiento

La calidad de los aprendizajes que se generan la escuela se juega, además de en el dominio de los contenidos por parte de los docentes, en la adecuada Planificación y el correcto seguimiento que se pueda poner en práctica en el desarrollo del proceso de enseñanza-aprendizaje. Un buen docente es, entre otras cosas, quien propicia el aprendizaje mediante una excelente motivación que tiene que ver centralmente con la capacidad de involucrar a los estudiantes al desempeño del día a día. Para ello, una de las principales funciones de la sede central del ministerio, de las regionales y los distritos debe ser, como se supone que es, un esfuerzo importante por ayudar a cada centro educativo, a cada director y a cada docente a diseñar procesos de enseñanza-aprendizaje secuenciales y motivadores.

Contenidos adecuados, capacidad didáctica, planificación y seguimiento constituyen el núcleo de una buena práctica pedagógica. Estos cuatro elementos en interacción son clave del éxito de lo que sucede en el aula. Se supone que el libro de texto asegura este en parte este proceso en la medida que el mismo se corresponde con una determinada manera de ordenar el desarrollo de los contenidos de aprendizaje. Ahora bien, un peligro importante podría consistir, y a mi juicio consiste en parte, en asumir que el docente es consciente de la lógica que subyace al orden de los contenidos que el texto propone. Es decir, a la planificación y seguimiento que propone y desarrolla el texto de cada asignatura. Y no necesariamente es así.

Desgraciadamente puede ocurrir y ocurre en no pocos casos que el/la docente se concentre en presentar los contenidos de su programa tal cual el libro de texto lo propone sin una adecuada compresión de los contenidos y de la secuencia de los mismos. De ser así, el maestro queda entrampado en unos saberes que el/ella ignora o no maneja suficientemente, es decir para poderlos enseñar, y en consecuencia no puede ayudar a entender adecuadamente a sus estudiantes. Mucho menos tendría la capacidad para la innovación, el debate y la profundización en el desarrollo del proceso de docencia.

La planificación y el seguimiento son el producto de una determinada comprensión de la (o de una) lógica interna de saberes específicos. “Enseñar” esos saberes implica por parte del docente el conocimiento de los contenidos en un grado suficiente, es decir, en un nivel tal que incluya por parte del docente una comprensión de la dinámica interna del saber en cuestión que le capacite para explicarlo y ayudar a entenderlo por parte de los estudiantes.Sin esto no puede haber realmente proceso de enseñanza-aprendizaje o lo habría muy pobremente.

Por todo lo anterior quizás nos haga falta un esfuerzo por cooperar con nuestros docentes en su formación en lo que respecta a la planificación y el seguimiento. Los procesos de preparación del año escolar global y de cada cuatrimestre en particular pueden y deben ser ocasión para navegar por estas aguas. Para ello nos hace falta personal capacitado que pueda acompañar estos procesos desde los niveles regionales y distritales acompañados desde el nivel nacional. Probablemente una oferta de especialización y/o maestría en Planificación y Seguimiento sea un buen aporte al desarrollo de estas competencias pues los y las técnicos formados al respecto podrían ser quienes acompañen los procesos de diseño, planificación y seguimiento en las diversas áreas del conocimiento y el acompañamiento. Así, el cuatrimestre podría convertirse en un real instrumento pedagógico-didáctico, los técnicos del ministerio en servidores reales del proceso educativo y los maestros y maestras en protagonistas, junto con los alumnos, del proceso que ocurre en las aulas.

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