POR FIOR GIL
La Conferencia del Episcopado Dominicano rechazó ayer que sea incluida en el Código Penal la despenalización del aborto en determinadas circunstancias, por considerar que constituiría un nuevo atentado contra la vida y advirtió que organizaciones no gubernamentales (ONG) hacen presión para su aprobación.
En un mensaje de los obispos, dado a conocer por monseñor Benito Angeles, secretario general de la Conferencia, la cúpula de la Iglesia Católica plantea que de ser aprobado el proyecto de Código Penal que se encuentra en el Congreso tal como ha sido sometido, se estaría violando el derecho a la vida.
«El proyecto de Código Penal que corre en nuestras Cámaras, del que se pretende que sea un Código Penal moderno y consensuado, en el sentido de que no se penalicen las interrupciones de embarazos en determinadas circunstancias, es una evidente amenaza de aprobación del aborto, por tanto, es un nuevo atentado contra la vida humana», expresa el mensaje de los obispos.
Consideran que al despenalizar el aborto en circunstancias especiales, «se está legislando y decidiendo sobre la vida individual», ya que «es tan persona la criatura concebida por deseo de la pareja como la también concebida sin el deseo de la pareja».
La Conferencia opina que no es cuestión de circunstancias, «sino que es un problema de una vida que está ahí por encima de cualquier circunstancia».
Aconsejan tener cuidado con lo deslumbrante de lo «moderno y consensuado», porque según señalan, lo moderno pareciera que «es atribuirse el derecho de matar un ser inocente e indefenso, que no es nada culpable de los actos humanos irresponsables de personas particulares, a los que por demás, se les excluye de toda responsabilidad moral y legal».
Sostienen que lo consensuado supone un ordenamiento lógico de la racionalidad humana, pero «no parece tan lógico que las capacidades intelectuales de los «sabios» se vuelquen contra la vida humana misma y justifique con inteligencia la legalización del crimen».
La Conferencia del Episcopado dice que organizaciones sin fines de lucro ligadas a organismos internacionales y potencias extranjeras, hacen presión para que se apoyen leyes de esta naturaleza.
Los obispos consideran que la posición de las ONG es «un nuevo tipo de dependencia y colonialismo, no precisamente de globalización, ni modernidad», y sugiere enfrentar esta nueva forma de dependencia proclamando «nuestros propios derechos de Patria y de Nación libre».
Reiteran que dejan constancia expresa de su «defensa de la mujer en todo lo que violente su dignidad, su persona, su vida y sus derechos», y no se discute que «el derecho de la mujer es legítimo: es tan persona en todo como el hombre».
Pero advierten que «no es legítimo», que la mujer «amparada en ese derecho decida sobre la vida de otro individuo, que por demás, es su propio hijo».
El documento que se titula «Un Código para la vida Feliz, No para la muerte «, recuerda que la Fundación 30 de Mayo le otorgó a la Iglesia Católica Dominicana el «Premio a la Libertad», por haber enfrentado a la dictadura de Trujillo asumiendo la defensa de la vida humana.
El mensaje de la Conferencia del Episcopado lo firman el cardenal Nicolás de Jesús Cardenal López Rodríguez, Arzobispo Metropolitano de Santo Domingo; monseñor Ramón Benito de la Rosa y Carpio, presidente de la Conferencia y
Arzobispo de Santiago de los Caballeros, quienes encabezan y los monseñores Juan Félix Pepén, obispo Emérito, Juan Antonio Flores Santana Obispo Emérito, Roque Adames,obispo Emérito, Fabio Mamerto Rivas, obispo Emérito, Jesús María de Jesús Moya, obispo de San Francisco de Macorís.
También lo firman los monseñores Jerónimo Tomás Abreu Herrera obispo de Mao-Montecristi, Francisco José Arnaiz Obispo Emérito, José Dolores Grullón Estrella Obispo de San Juan de la Maguana, Antonio Camilo González, obispo de La Vega, Amancio Escapa, obispo Auxiliar de Santo Domingo, Pablo Cedano Cedano, obispo Auxiliar de Santo Domingo, Gregorio Nicanor Peña, obispo de Nuestra Señora de la Altagracia, Higüey, Freddy Bretón, obispo de Baní, Francisco Ozoria Acosta, obispo de San Pedro de Macorís, Rafael Felipe Núñez, obispo de Barahona y Diómedes Espinal de León, obispo Auxiliar del Arzobispo de Santiago de los Caballeros.