Calle para honrar los caídos en Abril

Calle para honrar los caídos en Abril

Antes de que concluyan las actividades conmemorativas del 50 aniversario de la Revolución de Abril, el Ayuntamiento del Distrito Nacional debería designar una calle que reconozca y recuerde a miles de dominicanos, muchos de ellos combatientes, asesinados durante esa refriega y que permanecen en el anonimato.

Difundir, además, la existencia de la tumba al Soldado Desconocido, levantada el 16 de agosto de 1965 en la Fortaleza Ozama por una ley del Congreso Nacional, la misma que denominó ese recinto como Plaza de la Constitución y al mismo tiempo lo declaró lugar público. Firmaron el decreto Aníbal Campagna, presidente del Senado; Antonio J. Tatem Mejía y Américo Espinal Hued, secretarios; Arévalo Cedeño Valdés, presidente de la Cámara de Diputados; Manuel E. Ledesma Pérez y Arismendi Aristy Jiménez, secretarios.

A la Torre del Homenaje fue trasladada, además, una Galería de Mártires inaugurada el 22 de agosto de 1975 en el parque Eugenio María de Hostos. Durante ese acto hablaron el mayor José Aníbal Noboa Garnes, subdirector de la Academia 24 de Abril, y Homero Hernández, asesor de esa escuela. El Ministro de la Presidencia, Héctor Aristy, cortó la cinta simbólica en esa ceremonia conducida por Arnulfo Soto. La exposición muestra fotos de dominicanos y extranjeros caídos durante la Guerra Patria.

Plaza de la Constitución. Se consideró que la Fortaleza Ozama carecía de valor militar para la defensa de la ciudad contra un eventual ataque proveniente del exterior o de la margen oriental del río Ozama y que además, para el pueblo dominicano era el símbolo más visible de la opresión a que había estado sometido durante la mayor parte de su historia por tiranos nacionales y extranjeros.

Los legisladores constitucionalistas optaron por transformar esa representación del abuso y consagrar ante la historia “el glorioso levantamiento popular constitucionalista iniciado el 24 de abril de 1965”. Con ello la fortaleza se convertiría “en un museo histórico y militar de alto interés nacional por constituir una necesidad para la educación y un atractivo turístico importante”. Manifestaron que una plaza de esas proporciones cumpliría también un propósito urbanístico y daría una nueva panorámica al Puerto y a la desembocadura del Ozama.

A partir de esa disposición la fortaleza cesó de ser un recinto militar o policial. Se llamó Plaza de la Constitución la explanada interior; fueron declarados monumentos nacionales la Torre del Homenaje, La Puerta de Carlos IV y otras edificaciones de importancia que le pertenecían y se sepultaron los restos mortales de un combatiente caído “en defensa de la constitucionalidad y la soberanía nacional en las jornadas heroicas”, como homenaje “a los hijos del pueblo que han muerto por los supremos ideales de la Patria”.

“El Estado arbitrará los fondos para que sobre esa tumba del Combatiente Desconocido se construya un monumento que simbolice la lucha del pueblo contra sus opresores, por su libertad e independencia y por una vida mejor para todos los dominicanos”, expresaban diputados y senadores de 1965.

Después que la Fortaleza Ozama fue tomada por los constitucionalistas se convirtió en emblema de la Revolución y lugar de manifestaciones multitudinarias del Gobierno de Francisco Alberto Caamaño. En periódicos, fotos y otros documentos de entonces se le cita como “Plaza de la Constitución”. Luego, con el advenimiento al poder de Joaquín Balaguer y las restauraciones y remodelaciones realizadas durante sus mandatos, volvió a llamarse Fortaleza Ozama. El nombre de Plaza de la Constitución, la tumba del Combatiente Desconocido, la Galería de Mártires, apenas se mencionan.

El enterramiento del Combatiente Desconocido fue un acto solemne en el que tropas del Ejército Constitucional desfilaron marcialmente desde la Puerta del Conde y “pelotones de muchachos combatientes y estudiantes de la Academia 24 de Abril” marcharon hacia la recién abierta sepultura. El orador principal de esa ceremonia fue Tirso Mejía Ricart.

Héroes anónimos. El periódico Patria, la más popular publicación durante la conflagración, identificada con el llamado bando rebelde, recogía a diario los nombres, a veces con sus fotos, de hombres y mujeres del pueblo fusilados por los interventores norteamericanos, miembros del Centro de Enseñanza de las Fuerzas Armadas (CEFA), la Policía Nacional, el Ejército Nacionaly otros integrantes de instituciones militares que no apoyaban la Revolución.

Cayeron, además, sacerdotes católicos que se unieron a los patriotas y otros cuyas muertes aún no han sido esclarecidas. Ninguno ha recibido tributo póstumo. Los recordarán sus dolidos familiares.

La relación es inmensa, porque la represión se extendió hasta más allá de la instalación del Gobierno Provisional de Héctor García Godoy. En los inicios del balaguerato se persiguió a los revolucionarios. Los que no fueron desterrados fueron a la cárcel o asesinados. Hubo muchos enfrentamientos entre civiles de simpatías contrarias. Patria reportaba también un gran número de desaparecidos durante la contienda bélica.

A los que tienen nombres y apellidos se suman los ejecutados en crímenes masivos como los de Mata Redonda, los cometidos al otro lado del muro de Santo Domingo, bajo control de los norteamericanos; los asesinados cuando llegaban heridos al hospital Darío Contreras, los tiroteados en el llamado “Cordón de seguridad” trazado por los intrusos; los de Haras Nacionales, finca La Estrella, los del llamado genocidio de San Francisco de Macorís, los de la masacre de Radio Patrulla y otros víctimas de fusilamientos en masa en San Isidro, La Victoria, el estadio Quisqueya, el Palacio de la Policía, La Victoria, las calles.

En próximas entregas se publicarán las situaciones y lugares en que cayeron los identificados en la prensa, tan valientes, tan mártires y héroes como los sonoros que han merecido alguna distinción en honor a su intrepidez.

Como reza el poema A los héroes sin nombre, de Federico Bermúdez, son los “del montón salidos”, que “hallaron en la lucha la muerte y el olvido”.

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