Callejón sin salida

Callejón sin salida

Nuestra época es peligrosa; existen asesinos a sueldo, terroristas que hacen estallar bombas en lugares públicos, asaltantes y ladrones. La “seguridad ciudadana” no puede garantizarse, pues en todas partes hay gentes con armas de fuego, dispuestas a usarlas por cualquier motivo: personal, grupal, ideológico, político, religioso. La policía aparece mezclada con delincuentes con muchísima frecuencia. La sociedad dominicana teme a los delincuentes y teme a la policía. Tener armas en la casa es un acto primario de defensa propia. Los “civilistas” a ultranza proponen desarmar a una población vapuleada, llena de miedo, que no confía en “las fuerzas del orden público”.
Siempre ha sido así, en mayor o menor medida, en cada época. En la nuestra, los delincuentes usan teléfonos móviles, cámaras de televisión, computadores, armas de guerra. Están preparados para arrodillar al hombre común, apocado e inerme, sin fe en la solidaridad barrial, ni confianza en los dirigentes políticos. De modo que, ahora, es peor que antes. Puede afirmarse que “vivir es peligroso” en cualquier tiempo, y aún más en los de guerras, desorden político o crisis económica. Los seres humanos “optan por la vida”en las peores circunstancias; lo mismo bajo bombardeos aéreos que confinados en campos de concentración.
Renata Adler, escritora norteamericana, autora de “Lancha rápida” y “Obscuridad total”, nos dice que el pequeño grupo que ahora saquea los pueblos “no tiene precedentes; nunca nadie robó tanto y con apoyo de la legislación”. Al declarar esto último, el periodista le preguntó: “¿Es escritora o activista?” Ella contestó: “Mucho más escritora. Es evidente que algunos temas me enloquecen, pero soy muy moderada. El péndulo social ha ido tan a la derecha que al quedarme donde estaba parece que yo sea de extrema izquierda”.
Renata Adler afirma: “no puedes llorar cuando lees a Proust, a Kafka o Joyce; puedes llorar con Dickens, pero no con ellos porque son un callejón sin salida”. Ella piensa que el sentimiento “se ha mercantilizado”. Los escritores contemporáneos padecen un “bloqueo sentimental”. Estima que los sentimientos que vemos hoy en la literatura no son los del lector; son “sentimientos totalmente falsos”, estremecimientos que “no son reales”. Sigue habiendo un bloqueo sentimental. El callejón sin salida es social y sentimental.

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