Calles y avenidas
“Antonio Maceo”
De  Cuba, Venezuela y  Dominicana

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Era la fértil finca frutal de “Lulú” Pou que  a principios de los años 60, cuando comenzó a urbanizarla, se convirtió en una callecita de ensueño donde confluyeron familias esforzadas que lograron la aspiración común de ofrecer preeminente educación a su descendencia. Algunos padres llegaron allí como profesionales reconocidos y en esa vía crecieron, estudiaron, alcanzaron niveles de superioridad, unos hijos que igual sobresalieron en sus áreas.

Rectores universitarios, médicos, abogados, odontólogos, funcionarios, diseñadores de modas, ingenieros, maestros, farmacéuticos, empresarios, artistas, comunicadores se establecieron en la “Antonio Maceo”, donde también vivió un mártir del periodismo, Orlando Martínez, asesinado en 1973 en el régimen de “Los 12 años” de Balaguer.

Velkys Zouain de Castaños, quien residió en ese singular tramo donde su prole vino al mundo, hizo un recuento de las personalidades del entorno, fundado por personas que a su juicio “han aportado grandes servicios a la nación”. Doña Nervina Guzmán viuda Castaños le auxilia en esa relación que bien podría encabezar su esposo, Julio César Castaños Espaillat, dos veces rector de la UASD, secretario de Estado de Educación y de Trabajo y Procurador General de la República. Sus relatos se produjeron a propósito de la historia de “Antonio Maceo”, publicada la semana pasada en “Calles y avenidas de Santo Domingo”.

“Lulú era notario, él es quien abre la calle, la oferta y los primeros en comprar fueron Hugo Ruiz, ingeniero, Ramón Salado, que tenía una   herrería, y Julieta Hued”, narra doña Nervina y  agrega  que su cónyuge adquirió lo que era el patio de Pou, en 1963. “La casa se hizo en 1964, a pedazos”, expresa sonriente. Recuerda que el metro costaba seis pesos. “Julio César hizo el documento de compra de Julieta y después todos los demás”. Muchos felicitaron a Castaños Espaillat por la privilegiada ubicación del solar: “a la sombra”.

Velkys, casada con Julio César Castaños Guzmán, hijo de Nervina y Julio César, recuerda con sus localizaciones, vástagos, profesiones y hasta árboles que permanecieron dando sombra y comida a cada morador de la “Antonio Maceo”, situada en un sector que por ser pródigo en frutas que se ofrecían generosas fue bautizado “Matahambre”. También le llaman “Feria” (pues  allí estuvo la “Feria de la Paz y Confraternidad del Mundo Libre” inaugurada en 1955). Su denominación oficial es, tras ajusticiarse a Trujillo,  “Centro de los Héroes”.

Moradores.  “En su cabecera estuvo la casa paterna de la diseñadora Jenny Polanco, junto a la del doctor Freddy Nadal. Más adelante el recordado ingeniero Hugo Ruiz, su amada doña Carmen y sus hijos, con Charo, la de Manolito Bergés incluida”, manifiesta Velkys.

Son de la “Antonio Maceo” la consagrada educadora Zoraida Heredia viuda Suncar y su hija Barbarita;  Luis Mariano Martínez y Adriana Howley de Martínez, padres, entre otros, de Edmundo y Orlando Martínez; “los Saladín-Vincitore, casa paterna de Vivian Saladín de Aguayo y, enfrente, el ex secretario de la Junta Central Electoral José Bergés Peral y su esposa Alida Rojas, farmacéutica, y todos sus hijos”.

Agrega a: Wascar Pimentel, “dentista de generaciones”; Andrés Bisonó y Nereyda Reyes “y sus hijos Cucho, María, Caridad y José Andrés; al frente la familia de Lisandro Hernández y sus hijos Liso, Nicolás y Raisa y, más abajo, la emblemática familia del PRD de don Próspero Cruz, padre, entre otros, de Oliver Cruz”.

Allí fabricaron sus viviendas Cristino Gómez y su esposa “Nena” Bergés, padres de Víctor Gómez Bergés y nació, agrega, Víctor Gómez Casanova.

Vivieron, continúa, Carlos y Thelma Jiménez, que fue directora del colegio Santo Domingo”, su vecina Julieta Hued, líder de los minicampamentos, y sus hijas Ibsen y Maritza”.

Otros que cita Velkys son: Virgilio Pérez Curiel, Marina Lambertus, madre de José y del anestesiólogo doctor Lambertus; “Moncho” Salado, padre de Angelita; “Lacinio Pichardo adquirió una casa para sus familiares, entre los que estaban Digna y Tunia, profesoras de la Escuela María Trinidad Sánchez”, recuerda doña Nervina.  Además, María Morales, la familia Subero, emparentada con el presidente de la Suprema Corte de Justicia; parientes “del recordado médico doctor Espaillat”; los Naut Guemes y su hija Filgia; “y al frente de ellos el ex rector de la UASD, ingeniero Andrés María Aybar Nicolás y doña Elvira Aquino de Aybar y sus cuatro hijos”.

“Una familia llevaba a la otra. Graciela Hernández viuda Hued llevó a su sobrino Lisandro Hernández”, manifiesta Velkys, que menciona también a José Brea Peña, el general García y sus hijas Angelita, Magaly y Martha Olga; Juan Valdez y su esposa Altagracia Hued (Tatica) y su hijo Jimmy; Víctor González Pantaleón y sus hijos Víctor y Lizbeth;  abogado Pochi Sánchez;  Hugo Ruiz, su amada doña Carmen y sus hijas Vicky, María Teresa y Huguito”…

“En cada solar quedaron frutales. Era famoso el tamarindo de Julio César, los nísperos de doña Digna Pichardo viuda de Juan Cesteros; los tamarindos de casi toda la calle; las guanábanas en casi todas las casas, y en la nuestra aguacates y cerezas. La calle es tranquila, familiar y casi todas las viviendas tienen jardines”.

En Cuba.  Cuando viajó a Santiago de Cuba, Velkys Zouain de Castaños asombraba a los cubanos al darles su dirección. Se admiraban y al mismo tiempo mostraban orgullo de que “tuviéramos una calle con el nombre de un prócer de su independencia”. Relata que visitó el monumento a Antonio Maceo “en el que aparece a caballo blandiendo su machete”.

Las frases

Velkys Zouain de Castaños

“En cada solar quedaron frutales”

Nervina viuda Castaños

El metro costaba seis pesos”

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