POR ÁNGELA PEÑA
El expresidente Joaquín Balaguer veía en Winston Churchill al personaje que se aferró al poder y lo ejerció de manera permanente, al conservador a ultranza, al que, desde el fondo de la historia, vino siendo un colonialista a rajatablas no sólo frente a Sudáfrica sino que fue el hombre que más se opuso a la independencia de la India y que creó el mayor número de frases de mal gusto frente al propio Mahatma Gandhi.
Fue el que ordenó el ametrallamiento de los mineros en huelga, en 1926, el que junto a Eisenhower se prestó a acabar con el gobierno de Muhammad Hidayat Mossadeg, en Irán, que era verdaderamente progresista. Churchill, con su actitud antisocial fue un gran admirador de Mussolini, un represor de los comunistas, un reaccionario que se negaba a los procesos de transformación de la educación en Inglaterra, a la mejoría de los sistemas de salud, a la ampliación de la seguridad social.
El reconocido historiador Hugo Tolentino Dipp hace esas consideraciones y se pregunta por qué tanta admiración, tanto agradecimiento para con el político británico, asignándole su nombre a una de las más amplias y hermosas avenidas de Santo Domingo, cuando éste, que él sepa, «no tuvo un solo gesto con el país, una sola intervención en su vida en la que se refiriera a la República Dominicana. ¿Por qué ponerle Winston Churchill que es la contradicción de lo que ha sido un pueblo como el nuestro, sometido al colonialismo y al neocolonialismo? Winston Churchill estuvo completamente alejado de los intereses de los dominicanos, yo no sé si conocía a la República Dominicana».
No justifica, por tanto, la denominación que se le dio a la vía el 12 de mayo de 1968 en una ceremonia sin precedentes a la que asistió el Presidente Joaquín Balaguer, los altos mandos militares, Ian Wright Bell, embajador de Gran Bretaña en el país, y su esposa, y los más representativos funcionarios del gobierno balaguerista. La calle fue construida a un costo de más de un millón de pesos.
El ingeniero Michel Lulo Gitte, entonces secretario de Obras Públicas, dijo el discurso central del acto e hizo mención de la célebre frase de Churchill, «sangre, esfuerzos, lágrimas y sudor», aduciendo que esas palabras fueron pronunciadas por el Presidente Balaguer al asumir el mando el primero de julio de 1968. (Churchill formó un gobierno de unión nacional en el que desempeñó también el papel de ministro de Defensa. En su primer discurso ante la Cámara de los Comunes, el 13 de mayo de 1940, afirmó que no tenía nada que ofrecer al pueblo británico «excepto sangre, sudor y lágrimas»).
«En lo que toca a la avenida Winston Churchill se nos hace difícil analizar las razones que tuvo el Presidente Balaguer para ponerle ese nombre, a partir de sus concepciones políticas. Uno de los aspectos que lo llevó a admirar a Trujillo era su empecinamiento por el mantenimiento del poder, de ahí que llegara a escribir trabajos como «La no alternabilidad del poder», justificando a Trujillo por su actitud de permanecer» en el mando, manifestó Hugo Tolentino. Agregó que Balaguer «veía en Winston Churchill al personaje que se aferró al poder y que lo ejerció prácticamente permanentemente».
Para el connotado académico, tal vez la decisión de Balaguer de llamar Winston Churchill a esa espaciosa avenida «es una justificación de sí mismo. Aquella frase de Winston Churchill de lágrimas, sudor y sangre, posiblemente fue citada, comentó Tolentino Dipp, «porque Balaguer había tomado el poder en 1965 y con la persecución indiscriminada que se le hizo a los constitucionalistas, la justificó, la propició. Pero además, en ese momento se estaba matando izquierdistas en este país, una cantidad enorme de jóvenes, eso, sin embargo, no venía desde 1965
Lágrima, sudor y sangre
Lo recuerdan como un represor de comunistas y un reaccionario que se negaba a los procesos de transformación de la educación en Inglaterra.
Entonces, concluye el escritor y político, «quizá Balaguer lo que le proponía a los dominicanos era lágrima, sudor y sangre, queriendo justificarse en el fondo, significando que él tomó este país a partir de la revolución de abril y decía que eran tantas las inquinas de esa guerra fratricida, que aquellas matanzas eran provenientes de los rencores que había creado la contienda bélica. Le decía al pueblo: lágrima, sudor y sangre, porque él estaba viviendo ese momento del cual él era partícipe directo».
La denominación en esa época de la vía con el nombre de Churchill, según el prestante abogado, «hay que verla como un mensaje que Balaguer estaba dando: yo voy a atravesar esta coyuntura aunque tenga que provocarle al pueblo dominicano que no espere otra cosa que lágrima, sudor y sangre, y me voy a identificar con el personaje que justamente es el símbolo de esa represión».
El ex rector de la Universidad Autónoma de Santo Domingo no está de acuerdo con ese homenaje al ex Primer Ministro británico y entiende que, por el contrario, debería ponérsele a esa avenida designaciones como Héroes de la Revolución, Mártires de Trujillo, Víctimas de la tiranía…
El laureado investigador histórico y educador hizo un amplio recuento de la vida política de Churchill y opinó que cuando Balaguer determinó ponerle el nombre a esa avenida que fue una de las primeras obras de envergadura de su mandato después del trujillato, no tomó en cuenta la actuación de combatiente de Churchill en 1934-1945, en la que, indudablemente, jugó un papel determinante «porque encarnó de cierta manera la Inglaterra guerrera, en la cual él tenía toda una tradición».
«Fue un hombre que cursó estudios militares y estuvo en las colonias. Esa parte de las colonias a Balaguer no le gustaba porque, en el fondo, era un hispanizante a ultranza en la historia dominicana», añadió. Balaguer, «no veía a Churchill de esa manera, veía, reitera, al hombre que se aferró al poder. Fíjate que en 1945 ese gran héroe de guerra es derrotado por Clement Richard Atlee. Inglaterra le dio la espalda, pero por su conservadurismo. Ese tipo de cosas no las apreciaba Balaguer que, seguramente, consideraba esa actitud como una traición a Churchill de parte del pueblo inglés». Comentó Hugo Tolentino que muchos de los nombres que se han dado a las calles de Santo Domingo no sólo son inmerecidos por las personas que honran sino que al mismo tiempo algunos lesionan, inclusive, lo que ha sido el desarrollo histórico del nacionalismo, del patriotismo dominicano. «La posesión de los ayuntamientos, por ejemplo del Ayuntamiento del Distrito Nacional por Balaguer, recuperó personajes que lo merecían, pero muchos otros que no, por sus actuaciones, sobre todo, en la época de Trujillo. Desgraciadamente, las calles nuestras están llenas de nombres de figuras que las ostentan sin merecimiento». Dijo que no sólo se refiere a hombres y mujeres de la vida republicana, sino también a los de la Colonia. «Ahí hay un problema de españolismo contra la formación de la nación dominicana».
Winston Churchill
Winston Leonard Spencer Churchill nació el 30 de noviembre de 1874 en el Blenheim Palace de St. Andrews, Inglaterra, en el seno de una familia aristocrática. Fueron sus padres Lord Randolph Churchill y la estadounidense Jennie Jerome. Destacado por su incendiaria oratoria, su versatilidad, pues además de militar y político era escritor y pintor, gobernó Inglaterra de 1940 a 1945 y luego de 1951 a 1955.
Su acentuado conservadurismo le creó serias diferencias con el sector liberal. En 1945 el pueblo británico le negó su respaldo y le otorgó el triunfo en las elecciones a Clement Richard Atlee.
De Churchill ha recogido la posteridad numerosas frases célebres. Fue el primero en acuñar los términos de «cortina de hierro» o «telón de acero» para ilustrar la separación entre la Europa comunista y la capitalista.
Dejó publicados varios libros, entre ellos, La Segunda Guerra Mundial, Historia de los pueblos de habla inglesa, Memorias, La crisis mundial. En 1953 recibió el Premio Nobel de Literatura y se le concedió el título de Sir. Murió el 24 de enero de 1965.
Winston Churchill
Winston Leonard Spencer Churchill nació el 30 de noviembre de 1874 en el Blenheim Palace de St. Andrews, Inglaterra, en el seno de una familia aristocrática. Fueron sus padres Lord Randolph Churchill y la estadounidense Jennie Jerome. Destacado por su incendiaria oratoria, su versatilidad, pues además de militar y político era escritor y pintor, gobernó Inglaterra de 1940 a 1945 y luego de 1951 a 1955.
Su acentuado conservadurismo le creó serias diferencias con el sector liberal. En 1945 el pueblo británico le negó su respaldo y le otorgó el triunfo en las elecciones a Clement Richard Atlee.
De Churchill ha recogido la posteridad numerosas frases célebres. Fue el primero en acuñar los términos de «cortina de hierro» o «telón de acero» para ilustrar la separación entre la Europa comunista y la capitalista.
Dejó publicados varios libros, entre ellos, La Segunda Guerra Mundial, Historia de los pueblos de habla inglesa, Memorias, La crisis mundial. En 1953 recibió el Premio Nobel de Literatura y se le concedió el título de Sir. Murió el 24 de enero de 1965.
La calle
Cuando se inauguró, el 12 de mayo de 1968, era definida como la vía que unía la Enrique Jimenes Moya, que empezaba en la avenida Independencia, con la autopista Duarte. Dotada de lámparas de mercurio de tipo lágrimas, fluido soterrado y dividida por una isleta central, con sistema de desagües pluviales. Comenzaba en la intersección de la Sarasota y la Jimenes Moya y concluía en la autopista Duarte (hoy avenida John F. Kennedy).
Lulo Gitte ponderó las virtudes del estadista inglés. Expresó que «la emotividad del homenaje no era solo de los dominicanos sino de todos los amantes de la libertad».