Calles y avenidas
El Monumento a Los Palmeros

<STRONG>Calles y avenidas<BR></STRONG>El Monumento a Los Palmeros

José Confesor Vila Tavárez,  sobreviviente de “Los Palmeros” hace la reflexión a 40 años del ametrallamiento de cuatro de sus compañeros en combate desigual con los ejércitos balagueristas en una cueva cercana al kilómetro 14 de la Autopista Las Américas, en cuya memoria se inauguró el “Monumento de Recordación a los héroes del 12 de enero de 1972”. En el entorno se han designado calles y la avenida marginal con sus nombres.

Inspirado en sus  ideales, consignas, vida, muerte, René Alfonso diseñó el hermoso parque en el que palmas, bancos, muros, rocas, murales, valla, simbolizan “la soledad de su lucha y la grandeza de su ejemplo”. El reconocido arquitecto fue compañero de Amaury Germán Aristy, líder de la organización, en la Unión de Estudiantes Revolucionarios (UER), en la que ambos fueron dirigentes. El día de la matanza de Amaury, Virgilio Perdomo Pérez, Bienvenido Leal Prandy (La Chuta) y Ulises Cerón Polanco, le allanaron su vivienda.  De la historia política de los cuatro habla también Sagrada Bujosa, militante de la agrupación y esposa de Amaury.

 Vila se entrenó militarmente en Cuba junto a los mártires para ser parte de una columna guerrillera que penetraría a Santo Domingo por mar. El coronel Francisco Alberto Caamaño era el líder de ese proyecto. Se formó una “Dirección Central de la Revolución Dominicana” y a cada uno se le asignaron funciones. “Amaury, Virgilio y Ulises Cerón integraban el comando de resistencia urbano, yo estaría en el rural junto a José Homero Bello y Manuel Sánchez. Inmediatamente llegamos iniciamos el trabajo preparándonos para la llegada de Caamaño”.

“El plan era conformar una red de comunicación que diera soporte a la guerrilla de Caamaño, éramos la avanzada de él aquí”, narra, pero luego rompieron con el Coronel de Abril.

 Amaury y otros Palmeros arribaron al país en 1967 y Vila en 1970. Se ubicó en “Mahoma Derrumbao”, San José de Ocoa, y además de instruir y captar adeptos participaba en operaciones políticas  en busca de  recursos económicos para su causa. La reacción de Amaury ante acusaciones del Gobierno por el asalto a un banco es lo que tanto Vila como Sagrada consideran “un desafío al poder militar y político, no teníamos moneda con qué devolver a la represión”. Tras el atraco “se desató la persecución más grande”, afirman.

Recuerdan el titular de  de Ultima Hora, que expresaba: “15 mil buscan a 6”.  Aseguran que ya ni  en la casa que habitaban cerca de las cuevas estaban seguros. “Sobreestimamos nuestras fuerzas y subestimamos las de Balaguer; estábamos ubicados desde los primeros días de enero”, cuenta Sagrada, quien advirtió a Amaury la inconveniencia de sus  revelaciones pero el dirigente máximo era él y ella aceptó sus órdenes entregando a la prensa sus notas en las que consignó, entre otras cosas: “Lo que importa no es el número de armas en las manos, sino el número de estrellas en la frente”. Esa estrella se destaca imponente en la parte central del  parque.

“Continuador del Che”.  Vila es la representación viva de  historias aún no contadas de Los Palmeros, que deben su nombre a que vivían en Cuba en “una vieja barraca militar enclavada en un llano entre montañas, rodeada de muchas palmas, cruzada por un arroyito que nos servía de baño natural”. Cita nombres de otros Palmeros, algunos excluidos, otros que se mantuvieron firmes. Billo Gómez Suardí, Mario Galán, Alejandro Sánchez, José Homero Bello Surinach, Wellington Ascanio Peterson Pieters, Adolfo (Fifo) Mercedes,  afloran a la plática de este seibano nacido el 19 de agosto de 1946 que cuando vio llegar a Caamaño a Cuba, recién asesinado Ernesto Guevara, pensó al igual que sus compañeros que éste sería “el continuador” de la obra de Ernesto (Che) Guevara.

Compartieron con “Francis” la cena de Nochebuena de 1967. Habiendo concluido los entrenamientos, volvieron al campamento de Pinar del Río para estar junto a él, esbozar proyectos, llegaron a acuerdos para incursionar a la Patria, incorporaron a su grupo a Eberto Lalane pero terminaron “peleando” con Caamaño porque “nunca veíamos concretar los planes, pedíamos acelerar y él nos retenía en Cuba, quería formar un movimiento con los constitucionalistas, que la mayoría le quedó mal, luego los cubanos lo obligaron a vincularse con el PCD, y se le advirtió: te van a llevar, para allá a explotarte políticamente”.

Todo eso, agrega Vila, “fue creando fisuras hasta que hubo una ruptura. Ya los cubanos no tenían interés en apoyar la lucha armada en el continente. Nuestro futuro estaba con Amaury en el país, seguimos con nuestros planes”.

Durmió en la casa de “los muchachos” el 10 de enero cuando viajó desde Ocoa a buscar dinero para una siembra de habichuelas. Pero se enteró del ametrallamiento por “Radio Mil” e inmediatamente volvió a la Capital con su pistola prácticamente a la vista “a localizar a Sagrada, a Fifo o a Monchy Valerio” y ver lo que pasaba. A la altura del hospital Darío Contreras supo que había caído Amaury.

Se creó una comisión mediadora presidida por Rafael Kasse Acta que visitó al Nuncio y pidió una cita a Balaguer para un cese al fuego que llegó a las 6:00 de la tarde, cuando todo se había consumado. “Lo del 12 de enero fue una eventualidad muy dolorosa”, lamenta Vila. Sagrada exclama: “Ese ejemplo ha encontrado familiares y amigos que nos hemos ocupado, durante 40 años, de que esa memoria se mantenga”.

El monumento.  “La idea es que todo el que pase por ahí recuerde a los muchachos. La autopista es la valla-pista y nada puede competir con ese medio moderno de comunicación que utilizan para vender algo, las fotos de estos jóvenes te vende que “Dulce y decoroso es morir por la Patria”, significa René Alfonso.

Las piedras, de más de 15 toneladas, simbolizan las cuevas por donde se movían Los Palmeros. “Los bancos son los muchachos, son los soldados, ellos también son la estrella”, expresa René destacando otros  símbolos alegóricos, como las cuatro inmensas palmas que sobresalen entre los “gri-gri” y otras más pequeñas.

Todo el monumento termina en una espaciosa esquina donde en un gran mural se cuenta la historia de Los Palmeros. “El monumento está pensado para quienes van y vienen, por eso las efigies de los revolucionarios se aprecian en ambas caras de la gigantesca valla. Desde allí se disfruta el mar. “Te sientas y puedes leer con tranquilidad, disfrutar la soledad, la belleza y el valor de su esfuerzo”, enfatiza René.

Las obras contaron con el auspicio del Ayuntamiento Santo Domingo Este, la Dirección General de Aduanas y Medio Ambiente en la gestión de Jaime David Fernández Mirabal.

“Al fin y al cabo, ellos murieron solos. Había identificación de las izquierdas pero, finalmente, ellos murieron solos”, añade Sagrada para explicar el sentimiento de soledad en la plaza.

 Alfonso concluye: “eran cuatro muchachos en la flor de la juventud. Su pureza es lo que los hace eternos”.

“Sobreestimamos nuestras fuerzas y subestimamos las de Balaguer”.

Sagrada Bujosa

“Pedíamos acelerar y Caamaño nos retenía en Cuba”.

José Confesor Vila Tavárez

“El monumento está pensado para los que pasan y los que se quedan”.

René Alfonso

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