Habiendo pertenecido a una de las familias más influyentes y adineradas del Santo Domingo del siglo pasado, de tanto poder económico que hacía sus compras en el extranjero por catálogo, Félix Servio Ducoudray Mansfield prefirió ser comunista y luchar toda su vida por una sociedad equitativa y justa.
Abrazó esa doctrina con vehemencia y la enarboló durante los 31 años de la dictadura de Trujillo arriesgando su vida, desangrándose en las mazmorras del régimen, ocultándose, asilado, viviendo exilios en condiciones de carencias tan extremas que a veces él, sus hijos y esposa tuvieron por único alimento del día una taza de café con leche o simplemente un huevo.
Antes de que se impusiera el terror del trujillato, Félix Servio Ducoudray Chalas, su padre, destacado y demandado abogado de la capital, fue también perseguido y apresado por ser desafecto. Inculcó a sus hijos principios de solidaridad, honestidad, apego a las leyes, dignidad, libertad, respeto por los derechos humanos, que ellos asumieron. El tirano expropió todos los bienes de los Ducoudray y al salir de la Torre del Homenaje, el intrépido antitrujillista reunió a los ocho, varones y hembras, para pedirles perdón por haberlos dejado sin herencia. Trujillo le obligó a firmar falsas ventas y sus opciones eran rubricar o morir.
La historia personal de Félix Servio Ducoudray Mansfield, recordado por una calle del sector Honduras, es poco conocida. Se sabe del valor que exhibió en la defensa de los obreros y pobres en plena Era de Trujillo cuando el déspota declaró la legalización de los partidos de oposición. Junto a otros fundadores del Partido Socialista Popular, PSP, Ducoudray Mansfield denunció encarcelamientos, asesinatos, crímenes, demandó mejores condiciones para el trabajador, atacó decisiones de la dictadura, se erigió en líder de movilizaciones y mítines con valor inigualable. Pero pronto fue acosado, encarcelado, torturado. La causa de la enfermedad que lo postró en lecho de muerte fue precisamente consecuencia de una hepatitis B contraída en las ergástulas trujillistas y que lo martirizó toda su existencia.
De este versátil profesional que fue periodista, historiador, guionista de radionovelas, casi abogado, porque Trujillo le impidió continuar carrera, productor de programas radiales, corresponsal de prensa extranjera, fotógrafo, ecologista, defensor del medio ambiente, habla su hija Patricia prácticamente a ruegos porque, como su hermano Pablo, heredó del progenitor la negación al protagonismo y los reconocimientos. Con insistencias permitió que la retrataran.
El padre es un ejemplo recordado en voluminosos álbumes que lo muestran en sus periplos obligados, por un lado, y en otros, en misiones del PSP, en sus fugaces momentos de ternura con la solidaria esposa, escalando montañas o internado en cavernas y bosques. Pero además de esta memoria gráfica Félix Servio dejó a la descendencia el legado de sus principios morales sabiendo las consecuencias, pero asumiéndolas con la conciencia de que no es fácil en un medio de tantas propuestas, comenta Patricia.
Contrario a otros antitrujillistas, los Ducoudray no reclamaron a Balaguer, cuando regresaron al país, el patrimonio enajenado por la satrapía, al contrario, rechazaron tentadoras ofertas y hasta devolvieron, respetuosamente, regalos. Félix Servio vivió con humildad y mucho trabajo. Era sumamente inquieto, hacía perfumes, velones, reconstruía muebles, era un cocinero excelente, pero nunca quiso comercializar nada.
El prestigioso escritor que se definía marxista-leninista, conoció a Ernesto Che Guevara y otros grandes dirigentes socialistas del mundo pero nunca se vanaglorió de estas relaciones. Laboró en el periódico El Caribe, revista ¡Ahora!, vespertino El Nacional, agencia Reuter, publicó su libro Los gavilleros del Este, una epopeya calumniada y recibió homenajes como comunicador pero nada le satisfacía tanto como preparar una espaguetada, poner música y congregar en torno a la mesa a esposa, hijos, sobrinos, amigos de su generación y jóvenes. Se llevaba muy bien con la juventud, fue muy adelantado a su época, dice Patricia.
Perfil. Nació en Santo Domingo el 12 de octubre de 1924, hijo de Félix Servio Ducoudray Chalas y Colombina Mansfield García. Realizó sus primeros estudios en el colegio Santo Tomás de Aquino e inició la carrera de Derecho en la Universidad de Santo Domingo que debió abandonar en tercer año.
Salió al exilio por primera vez en julio de 1945, luego de asilarse en la embajada de Colombia. Vivió en Venezuela y Bogotá. Regresó a Caracas donde se dedicó a la política y después viajó a La Habana. Retornó al país en 1946 al surgir el PSP a la presunta legalidad.
Apresado en 1947 fue encerrado en cárceles de Ciudad Trujillo, La Romana y El Seibo. Puesto en libertad vigilada, logró asilarse en la embajada de México, en 1950, y salió por segunda vez a Cuba donde también sufrió persecución y cárcel. Entonces fue a Guatemala y vivió allí tres años. Perseguido junto a otros exiliados por una pandilla de matones trujillistas dirigidos por Félix W. Bernardino, se asiló en la embajada argentina. Residió ahí hasta 1959. Trujillo presionó al Presidente de ese país para que lo extraditara. Un hermano de Félix Servio, Guillermo Eustaquio, había venido en la expedición del 14 de Junio de ese año, por Maimón, y fue masacrado y asesinado. Félix Servio salió de nuevo hacia Cuba. En 1962 intentó regresar a Santo Domingo pero el Consejo de Estado se lo impidió.
El patriota casó en Guatemala con Carmen Julia Martínez Bonilla (Bulula) miembro de otra reconocida familia antitrujillista. Fue la madre de Pablo y Patricia. Pudo retornar a su Patria en abril de 1963 y a los pocos meses debió ocultarse tras el golpe de Estado contra el Presidente Juan Bosch. La revolución de abril de 1965 la pasó en el comando del PSP, en San Lázaro, y muy esporádicamente, durante la contienda, veía a sus hijos detrás del Alma Máter de la UASD, donde compartían bocadillos y juegos.
Félix Servio estuvo en el PSP hasta que la agrupación se fusionó con el PLD, informó Patricia. A la hora de su muerte era miembro del Comité Central, del Buró Político y encargado de Relaciones Internacionales.
Escribía de temas políticos en El Nacional y la revista ¡Ahora! pero en El Caribe entró condicionado a publicar sólo trabajos de ecología y medio ambiente. Estos últimos fueron publicados bajo el título La naturaleza dominicana, en seis tomos. Afectado de una cirrosis hepática, Félix Servio falleció el 31 de julio de 1989, lamentando: Tanto que todavía puedo hacer yo por mi país. Fue su única expresión de inconformidad, reveló Patricia.
La calle
Por iniciativa de la regidora Nubia Suazo, se designó la antigua calle 6 del sector de Honduras con el nombre de Félix Servio Ducoudray como un homenaje póstumo a la memoria de quien dedicó su trayectoria a la investigación sobre los recursos naturales.