Calles y avenidas
Juan Parra Alba, un emprendedor

<STRONG>Calles y avenidas<BR></STRONG>Juan Parra Alba, un emprendedor

A pesar de su ausencia de Santo Domingo,  la remembranza del más sobresaliente hombre del comercio del país desde los años 1800 siguió presente entre los dominicanos por su consagración al trabajo, generosidad y trato afable

Vino desde España vestido con un flus de tela burda, cuatro pesetas en el bolsillo, su voluntad inquebrantable, sus ambiciones, sus garras. Aquí levantó una fortuna sólida que legó a sus sucesores cuando retornó a la Madre Patria donde erigió una lujosa mansión que era un pedazo del solar dominicano, llena de recuerdos.

 Así contaba la historia del emprendedor Juan Parra Alba el periódico “El Mercurio” de 1918, calificándolo como la representación del “más resonante éxito del propio esfuerzo”.

A pesar de su ausencia de Santo Domingo, la remembranza del más sobresaliente hombre del comercio del país desde los años 1800 siguió presente entre los dominicanos, no sólo por el ejemplo de su consagración al trabajo,  constancia, negocios y fortuna, sino por su generosidad y trato afable. De esas virtudes hablan publicaciones de entonces que no lo olvidaron cuando marchó a Granada. Los reconocimientos se repitieron en la prensa nacional en su fallecimiento, el 3 de noviembre de 1922.

Prueba de admiración y gratitud por su pujante labor empresarial y su filantropía fue la designación de una calle con su nombre en Santa Bárbara, que cobró mayor esplendor y movimiento de tránsito con la construcción de la Avenida del Puerto, hoy “Presidente Caamaño”.

De Parra Alba no fue posible localizar parientes que narraran la biografía de su vida y describieran su perfil humano. Parece que su descendencia fue escasa. Las laudatorias crónicas de su muerte dan el pésame a sus socios, amigos, un sobrino,  un hijo político y a los miembros de sus prósperas industrias.

Pero en todos los directorios mercantiles, en revistas y diarios aparecen los anuncios y la historia de su “fuerte capital” y vigorosos proyectos. Se cita al empresario hasta en libros de costumbres dominicanas. Parra Alba era “de la madera de los que invierten gran parte de la vida en el trabajo para recoger, al cabo, en el propio bienestar, el fruto de años consagrados a levantar sólidamente una fortuna”, agregaba “El Mercurio.

“Orla de luto”.  La muerte de Juan Parra Alba conmovió la Capital porque el fallecido “residió muchos años entre nosotros, siendo estimado por sus grandes virtudes”, manifestaba La Opinión, que expresaba sentido pésame a sus deudos, “especialmente a nuestros estimados amigos los señores Miguel Parra Alba y Jesús Cobián”.

En la necrológica titulada “Orla de luto” el Listín Diario también lamentaba la sensible partida de Parra Alba, desaparecido “todavía en el vigor de los años”. Era, añadía, “rico propietario y comerciante que vivió varios años en esta Capital donde hizo su fortuna y fundó su casa comercial que giraba bajo su nombre y dirección y donde dejó establecida al retirarse a España la fuerte casa Industrial y Comercial, Sucesores de Juan Parra Alba”.

Lo describe “de altos vuelos en los negocios y persona de afable trato, espléndido y simpático que gozaba en esta ciudad de buenas amistades”. Extendía sus condolencias a “Jesús Cobián, hijo político y Miguel G. Parra, sobrino del finado y a los miembros de La Industrial y Comercial”.

En El Eco de la Opinión de 1893 se publicó que el padre, Juan Parra Amaya, murió en Santo Domingo el 3 de octubre de ese año. En su obra “Familias Dominicanas”, Carlos Larrazábal Blanco consigna la unión de Juan Parra Alba con Paz Reyes. Procrearon una hija, Juana María, nacida el 3 de abril de 1897.

De los negocios de Juan Parra Alba figuran referencias, además, en el Directorio de la República Dominicana, de Enrique Deschamps.

La Calle

El Ayuntamiento del Distrito Nacional consideró que Juan Parra Alba fue un propulsor decidido de la industria y del comercio en el país, que tuvo varias manifestaciones generosas dignas de las mejores alabanzas, que fue un valioso regidor de ese organismo y un admirador ferviente de la República Dominicana.

En consecuencia, el 13 de noviembre de 1934 resolvió designar con su nombre “la calle que se extiende de este a oeste desde “La Marina” hasta el antiguo fuerte de Santa Bárbara y paralela hacia el Norte a la “Gabino Puello”.

En la esquina con “Isabel la Católica” la vía exhibe un hermoso rótulo en fina cerámica, con el nombre bien escrito, pero en otros se cometió el error de poner “Juan P. Alba”.

Negocios

Fundó en 1890 La Sociedad Anónima La Industrial y Comercial que estuvo situada en la calle “General Cambiaso”, en Santa Bárbara. En ese sector estuvieron sus negocios de importación y exportación, almacenes de provisiones, ferreterías, fábricas de fósforos, hielo y pastas alimenticias.

“Son armadores y propietarios de dos vapores, uno de ellos de más de 500 toneladas. Importan directamente a Europa y Estados Unidos. Tienen agentes viajeros, veinte dependientes y 50 operarios. La maquinaria de la fábrica es moderna y está movida por fuerza a vapor. Son igualmente dueños de casas y solares”, según refería en el año  1920 el “Libro Azul de Santo Domingo”.

La directiva del acreditado Grupo estaba presidida por Juan Parra Alba, Joaquín García Do Pico, vicepresidente; José Bernard, secretario, y Jesús Cobián, gerente. Eran además principales accionistas del “Central Bocachica”.

Agregaba que “el personal de la casa es muy competente y goza de general aprecio en el comercio en general”.

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