Calles y avenidas
Juan XXIII, llamado El Papa Bueno

<STRONG>Calles y avenidas<BR></STRONG>Juan XXIII, llamado El Papa Bueno

El contenido social, reformador, de las encíclicas del Papa Juan XXIII caló en el pueblo dominicano tanto como la personalidad de ese Vicario de Cristo angelical, humilde, sencillo y generoso eternizado con el apelativo de “El Papa Bueno”. En reconocimiento a sus esfuerzos en favor de la paz, la concordia de la familia humana y a las avanzadas concepciones de sus documentos pastorales, se bautizó una calle de Santo Domingo con su nombre.

Monseñor Agripino Núñez Collado, quien ha compartido momentos históricos con los pontífices de Roma desde el reinado de Pablo VI, a tal grado que es el único eclesiástico dominicano retra tado junto a Juan Pablo I, conoció a Juan XXIII en septiembre de 1960 y recibió su bendición durante un caluroso septiembre, en la casa veraniega que tienen los Jefes de la Iglesia Católica en Castengandolfo. Pero ese miércoles, cuando viajó allí ávido de conocerlo tras su regreso al país desde Salamanca, debió conformarse con el breve mensaje y el saludo colectivo que llevó a las mujeres a exclamar cuando le vieron asomarse: “¡Qué bello! ¡Qué bello!”.

Sin embargo, a Núñez Collado le ha tocado dirigir la prestigiosa institución de altos estudios que lleva el nombre de una de las encíclicas más celebradas del Sumo Pastor: “Mater et Magistra”. Ambos tienen en común, además, su condición de mediadores en situaciones de crisis. De Juan XXIII dicen sus biógrafos que “al igual que Pío XI pensaba que el diálogo era la mejor forma para dar solución a los conflictos”.

Núñez Collado habla con devoción de este beato que “redujo los altos estipendios y la vida de lujo que en ocasiones llevaban obispos y cardenales”, que “dignificó las condiciones laborales de los trabajadores del Vaticano” y cuya vida dio lugar, tras su muerte, a la producción de películas como “El Evangelio según San Mateo”, “Papa Juan”, “El Papa Bueno”.

“Reformas fundamentales”.  Jerarquizando las actuaciones de Juan XXIII, el rector de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra coloca en primer orden “la valentía de convocar al Concilio Vaticano II”, imprimiendo así su carisma a la Iglesia Católica del siglo XX.

“Se le conoce como el Papa del Aggiornamento de la Iglesia por las reformas fundamentales que introdujo. Fue él quien tomo la decisión, por ejemplo, de que se celebrara  la misa en lengua vernácula, en lugar de en latín, como era la tradición”, significó monseñor Núñez Collado.

Se refiere también al profundo contenido de la encíclica “Mater et Magistra” que motivó a los obispos Octavio Beras, Hugo Polanco Brito, Francisco Panal, Juan Félix Pepén y Tomás O’Reilly a poner ese nombre a la Universidad, con el propósito de que esa academia “encarnara los contenidos de esa importante y revolucionaria encíclica, muy aterrizada a los problemas sociales, con un enfoque que continua teniendo vigencia”.  El religioso  exalta, asimismo,  los postulados progresistas de la encíclica “Pacem in Terris”.

El Prelado de Honor coincide con uno de los considerandos de la resolución que denominó la calle en honor del  “Papa más amado de la tierra”. Entiende que Juan XXIII “oró fervorosamente por el pueblo dominicano”. Expresa que “todo Papa tiene la preocupación de la Iglesia Universal y él, conociendo que esta es la cuna de la evangelización de América, en algunas de las visitas Ad limina de los obispos, que penosamente ya nos dejaron –no sé si monseñor Flores tuvo la oportunidad de conocerlo, porque el de él fue un pontificado muy corto-, les dijera que oraba por la República Dominicana, es muy normal que el Papa se ocupe y se preocupe por cada uno de los países que forman parte de la Iglesia”.

Manifestó que le decían “El Papa Bueno” por su sencillez, “era muy ajeno al protocolo” y contó anécdotas sobre su temperamento. “Era bonachón, con rostro agradable, bondadoso, parecía más bien un párroco que el Jefe de la Iglesia Universal”.

Considera Núñez Collado que la calle que evoca la memoria de ese Papa “es muy merecida, en un país como éste, de profundas raíces cristianas”.

“Breve, pero intenso”.  Ángelo Giuseppe Roncalli, como se llamaba Juan XXIII, nació en Sotto il Monte, provincia de Bérgamo, Lombardía, Italia, el 25 de noviembre de 1881, tercer hijo de 13 que procrearon Giambattista Roncalli y Mariana Mazzola, campesinos de arraigadas raíces católicas. Combinó sus estudios con el trabajo agrícola y fue monaguillo. Los niños le llamaban “Angelito el cura”.

Fue elegido Papa el 28 de octubre de 1958, a los 77 años. Su pontificado fue “breve pero sumamente intenso”. Sus encíclicas “se convirtieron en documentos señeros que marcaron el papel de la Iglesia Católica en el mundo actual”. Además de las citadas escribió Ad Petri Cathedram, Sacerdottii Nostri Primordia, Grata Recordatio, Princips Pastorum, Alterna Dei Sapientia, Paenitentiam Agere, pero en “Master et Magistra” y “Pacem in Terris”, insiste “sobre los derechos y deberes derivados de la dignidad del hombre como criatura de Dios”.

El 23 de mayo de 1963 se anunció públicamente que padecía cáncer en el estómago, diagnosticado en 1962. “No quiso dejarse operar temiendo que el rumbo del Concilio se desviara”. Después de sufrir esa grave enfermedad murió en Roma el 3 de junio de 1963. Fue sucedido por Pablo VI. Sus restos reposan en la Basílica de San Pedro.

Es honrado también por organizaciones protestantes. “La Iglesia de Inglaterra lo considera santo y tanto los anglicanos como los protestantes conmemoran a Juan XXIII como reformador de la Iglesia”.

Juan XXIII canonizó al primer santo negro de América, San Martín de Porres, el 6 de mayo de 1962, y Juan Pablo II beatificó a Juan XXIII, en el año 2000.

La calle.  Para designar la calle con el nombre de Juan XXIII se tuvo en cuenta, además, “que el bueno y manso” Papa “dedicó su valiosa existencia a la reivindicación de los humildes y luchó militantemente a favor de las clases obreras y campesinas”.

También que “siempre se preocupó y oró fervorosamente por la suerte y el bienestar del pueblo dominicano”.

El 7 de julio de 1971 la Sala Capitular resolvió llamar “Juan XXIII” al tramo de calle entonces sin nombre, “limitado al Sur por la avenida 27 de Febrero y al Norte por la avenida Roberto Pastoriza, situado entre la avenida Tiradentes y la calle Girls Scouts”, en  Naco.

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