Calles y avenidas
La Sarasota expresa gratitud mutua de una ciudad a otra

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En la ciudad de Sarasota existen una calle llamada “Santo Domingo”  y una plazoleta “Duarte” en honor al Padre de la Patria de la República Dominicana, fruto del intercambio iniciado en 1963 dentro del programa “Ciudades Hermanas”.

Fue altamente oportuno, en otro orden, el apoyo económico, educativo, social, cultural que ofrecieron los sarasotanos a instituciones y jóvenes del país, así como la hospitalidad y promoción de esta tierra por parte de artistas, diplomáticos, ediles e intelectuales de aquel condado.

El escritor, productor de televisión, profesor universitario y ejecutivo bancario Freddy Reyes puede hablar con propiedad de la historia de esos lazos de casi medio siglo porque es presidente del Comité de Ciudades Hermanas Sarasota-Santo Domingo desde los años 70, cuando Julio Postigo, que entonces presidía la entidad, lo propuso para sustituirlo y el entonces director de Relaciones Públicas e Internacionales de la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña fue elegido a unanimidad.

Desde entonces viajó frecuentemente a Sarasota, recibió aquí donativos y visitantes, envió allá jóvenes del Distrito Nacional y del interior interesados en aprender inglés y preparó considerables proyectos de acercamiento como el de recibir y ayudar a hospedar a muchachos de Sarasota deseosos de conocer el idioma y la cultura nacionales.

Alcaldes de Sarasota entregaron a Freddy Reyes en dos ocasiones las llaves de aquella ciudad y lo declararon “Hijo” y Munícipe Distinguido”.

El actual presidente de la asociación “La Nacional de Ahorros y Préstamos” recuerda travesías, compatriotas y extranjeros residentes en Santo Domingo que le acompañaban a las actividades a favor de los dominicanos y los miembros de aquel ayuntamiento que decidían pasar semanas en la República. Uno de ellos fue Dallas Dort.

“No fue fruto del azar”. Freddy Reyes se niega a que le quiten el nombre a la “Avenida Sarasota”  porque esa designación “no fue fruto del azar sino de acuerdos internacionales con la República Dominicana, basados en un programa del gobierno de Estados Unidos”.

Al igual que ahora se ha propuesto cambiar el nombre a la bella y transitada vía para ponerle “Presidente Juan Bosch”, en el pasado también se trató de borrarlo para reemplazarlo por el de “Francisco Alberto Caamaño”. Freddy Reyes no discute los méritos y el glorioso pasado de ambas figuras, a las que admira y reconoce, afirmó.

“Pero la Avenida Sarasota marca un hito en las relaciones entre esas dos ciudades y esos dos países, y como quiera que sea, ya está muy adentro del pueblo dominicano y de los capitaleños, de modo que me parece que no procede el cambio. Me ha tocado durante muchos años poner de manifiesto la filiación existente, cada vez que hay una pretensión de quitarle su denominación”, manifestó.

Conserva fotos, recortes de prensa, pergaminos, obsequios, correspondencia y otros documentos recibidos, enviados, publicados durante su larga gestión como presidente de “Ciudades Hermanas Sarasota-Santo Domingo”. Recuerda a Héctor Herrera, Ellis Pérez, Hellen Hughes, del colegio “Carol Morgan” y Patrick Hughes, presidente de la Junta Directiva del Instituto Cultural Domínico-Americano entre los que formaban el Comité.

“Durante años, la Banda del College de Sarasota vino a Santo Domingo y, en el verano, familias dominicanas recibían a jóvenes sarasotanos. Después, estos recibían en sus casas a dominicanos que luego les escribían llamándoles “padres” y conformaban amistad de largo tiempo. Los sarasotanos llamaban a los de aquí “su familia dominicana”, narra el autor de “Detrás del biombo”. Entre los “hijos” de sarasotanos que viajaron a estudiar inglés recuerda a Marcos Delgado, de La Vega.

Agregó que “esa relación estrecha de colaboración llevó a muchos dignatarios dominicanos que eran invitados por el Departamento de Estado a terminar su periplo en Sarasota, donde eran bien recibidos, reconocidos, demostrando aquellos un gran interés por los dominicanos”.

Trajeron ayuda para hospitales y bomberos, equipos médicos, ambulancias y servicios sociales por más de un decenio, enfatizó Reyes y destacó entre las visitas importantes a un famoso oftalmólogo “especializado en submarinistas, el único en el mundo. Se invitaron muchos buzos y él los atendió en el club Náutico de Boca Chica”.

Amplió los orígenes de estos lazos y abundó en que ese programa “dio oportunidades a artistas, escritores, fotógrafos y otros intelectuales que vivían jubilados en Sarasota a que vinieran, trajeran invitados y promovieran el país en los sectores culturales de Estados Unidos, ellos dictaron charlas y organizamos otros encuentros”.

Concluyó en que mantener el nombre a la vía “es un compromiso histórico, moral que tienen Santo Domingo y la República Dominicana con sus hermanos de Sarasota. En Sarasota, hablar de los dominicanos es algo familiar”, añadió.

Entiende que el cineasta René Fortunato, quien ha solicitado el cambio de nombre por el de “Presidente Juan Bosch”, “lo ha hecho con la mejor intención y hay que respetar esa propuesta”, pero considera que debe escogerse otra calle, porque la eliminación de Sarasota, dijo, “ni Juan Bosch la aceptaría pues fue precisamente durante su Gobierno que se consiguió otorgarle el nombre como un acto de respaldo y correspondencia a los servicios y atenciones de aquella ciudad para con nosotros con la creación de “Ciudades Hermanas”. No creo que sea grato ahora ponerle el nombre de Juan Bosch, que tiene sobrados merecimientos, repito, para ese y otros homenajes”.

El realizador del largometraje llamado “Bosch: Presidente en la frontera imperial” dirigió una comunicación al presidente de la Sala Capitular solicitando el cambio. Entre otras razones para eliminar la denominación René Fortunato alega que “se le puso Sarasota en homenaje a una ciudad norteamericana en el Estado de La Florida y que “no es arriesgado afirmar que la mayoría del pueblo dominicano desconoce la existencia de esa ciudad y muy pocos saben qué ha aportado la ciudad de Sarasota al desarrollo de Santo Domingo o de algún sector de la República Dominicana”.

Señaló que la denominación se produjo “cuando eso por ahí era un monte”.

La avenida existe desde 1955. Se inauguró como “Bella Vista” para abrir el tránsito hacia el recién construido hotel “El Embajador”. Se tornó tan importante que fue necesario ampliarla para que conectara con la Zona Industrial de Herrera. Esta extensión se inauguró en octubre de 1971.

Freddy Reyes comentó: “Es muy positivo, en bien de las relaciones internacionales, que esa avenida haya tomado el auge que el tiempo le ha ofrecido. Entonces fue una buena decisión. Reitero que respeto y admiro a René Fortunato por la gran responsabilidad de mantener viva la memoria histórica de nuestra República. Ojalá los munícipes, ahora, tengan la visión de poner una nueva avenida con el nombre de don Juan. Eso es justicia permanente”.

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