Calles y avenidas
Luis Eduardo Pérez Garcés, un  gran maestro y deportista

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Vivirá en el recuerdo de alumnos agradecidos que se nutrieron con su sapiencia y singular enseñanza abarcadora de materias hoy extinguidas, pero nadie lo reconocerá por la calle que debía evocar su memoria pues ésta constituye un homenaje al olvido: transformaron uno de sus apellidos y la falsa identidad no solo aparece en el rótulo que señaliza la vía en su honor sino en mapas recientes.

 Su nombre es Luis Eduardo Pérez Garcés y le pusieron “Luis E. Pérez García”. Así lleva varios años.

 Fue maestro, deportista, gran nacionalista y patriota que reunió en la Capital y en Santiago a los más ilustres y selectos educadores para que formaran hasta en sociabilidad, orientación espiritual, artes manuales, idiomas, música, a la juventud que pasó por las aulas de su afamada academia “Santa Ana”. Esas asignaturas las agregaba al “Plan oficial” porque en el centro se impartía, además de las materias tradicionales, las propias de los estudios comerciales como mecanografía, taquigrafía, contabilidad, caligrafía, gramática, aritmética, estadísticas y otras.

“Lulú Pérez”, como le llamaban, consagró su tiempo y sus ingresos a ese centro del saber que fundó en 1916 y que era “honra y orgullo de la República”. Durante 14 años funcionó en la Capital pero el 3 de septiembre de 1930 fue destruido por el ciclón San Zenón y el abnegado profesor “hizo uso de su economía de muchos años de trabajo honrado y plantó su faro en el centro de las comarcas cibaeñas, Santiago de los Caballeros”. El 15 de septiembre abrió sus puertas en aquella localidad la academia “Santa Ana”, bautizada con esa denominación porque así se llamaba la universidad donde él se educó en Estados Unidos.

Ercilia Pepín, Aurelio Cucurullo, Ricardo Ramírez, Ángel E. Miolán, Federico Izquierdo, Leticia P. de Mueses, Edenia M. Abreu, Patria A. Abreu, Ana Rosa Castillos estuvieron entre sus profesores. Antonio Cuello era, además de maestro, subdirector y administrador. De él dice el “Álbum de Santiago” de 1933 que era un “competentísimo joven, una capacidad pedagógica, literaria y mercantil” a quien se debía en gran parte “el éxito obtenido hasta ahora por la Academia, por su dinamismo, inteligencia, cultura y consagración”. Don Antonio adquirió después la institución que se convirtió en “Academia Santiago” y fue especie de universidad para quienes no tenían posibilidad de hacer carrera profesional.

Pérez Garcés no solo fue maestro en la escuela de su propiedad de la que era director. También había fundado el Gimnasio Escolar donde introdujo voleibol, gimnasia sueca, baloncesto y otros deportes. En la revista “Blanco y Negro” de 1911, aparece en su indumentaria de instructor de gimnasia. Jugaba, además, en el equipo “Nuevo Club”, según se reseñó cuando fue exaltado al “Pabellón de la Fama del Deporte Dominicano”.

Pero fue en la academia “Santa Ana” donde obtuvo mayores reconocimientos por haber sido pionero en la República en los estudios comerciales. Allí funcionaron los departamentos de Enseñanza Primaria, Elemental y Superior, y de Enseñanza Comercial que dirigía el profesor Cuello.

El Álbum relata la historia del centro ilustrada con foto de Pérez Garcés y destaca  “las materias extras, indispensables para la cultura de todo adolescente”. El lema de la academia era “Orden y eficiencia en provecho de la juventud dominicana”.

Historia personal

No son abundantes los datos biográficos del destacado educador ni fue posible localizar parientes o descendientes que los aumentaran y esclarecieran. Carlos Larrazábal Blanco recoge su genealogía en “Familias Dominicanas” y el citado álbum y la crónica de su deceso ofrecen breves informaciones. “Blanco y Negro” solo reproduce su espigada y atlética efigie de juventud.

Nació en Santo Domingo el cuatro de febrero de 1893, hijo de Andrés Pérez Rodríguez y Felicia Garcés. Tuvo doce hermanos: Manuel Ángel, Tomasina, Leticia, Celina América, Luisa Dilia, Pedro, Juana Aurea, Andrés Julio, Rosa Felicia, Rafael, Miguel y Colombina.

Consuelo Saladín fue su esposa y madre de sus hijos Luis Andrés (Lulucito) y Altagracia Mercedes (Gracita). Pérez Garcés enviudó en el año 1944. Falleció “de manera inesperada” en su residencia de la “José Trujillo Valdez” (avenida Duarte) número 87, el ocho de enero de 1951. A la hora de su deceso era presidente de la Comisión Nacional del Servicio Civil.

A las honras fúnebres, concelebradas por tres sacerdotes, asistieron inspectores, directores escolares, maestros y funcionarios y se recibieron “numerosas coronas de flores” cuya procedencia informan las reseñas.

La calle

Se designó una calle con su nombre atendiendo a que “fue un munícipe de acendradas virtudes cívicas que contribuyó como pocos al desarrollo cultural y deportivo de la ciudad de Santo Domingo, contando entre sus méritos el haber sido iniciador de los estudios comerciales en el país y de haber propulsado los deportes”.

 También se tomó en cuenta que don Lulú fundó “varios equipos de béisbol y fue el gestor del Gimnasio Escolar, de tan grata memoria para los capitaleños”. El Ayuntamiento denominó la antigua calle “49” del ensanche “La Fe” con el nombre de “Luis E. Pérez Garcés (Lulú)”, el 5 de septiembre de 1973. Nace en la avenida “San Martín”, entre “Lope de Vega” y “Tiradentes”, y termina en la calle “Q” del barrio “La Agustina”.

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