Calles y avenidas
Nelson Escoto Peralta, asesinado por combatir la tiranía

<STRONG>Calles y avenidas<BR></STRONG>Nelson Escoto Peralta, asesinado por combatir la tiranía

Vivía en Villa Juana, justamente donde se encuentra hoy el club Mauricio Báez. Era el primer hijo del doctor Luis Escoto Gómez, fruto de su unión con Aurora Peralta. El asesinato de su padre fue chispa que atizó la lucha contra Trujillo, iniciada prácticamente desde su infancia al ver cómo perseguían, golpeaban, apresaban y torturaban al progenitor, sus hermanos y a casi todos los hombres y mujeres del país que llevaran ese apellido, aunque no fueran desafectos al régimen ni  miembros de esa familia.

“Si antes odiaba a Trujillo, ahora, conociendo la masacre contra Papito, ya no sólo se dedicó a captar jóvenes para integrarlos a la resistencia sino que se lanzó con desesperación a pegar afiches en los barrios”, cuenta César, uno de sus tantos primos.

Pero Nelson Escoto Peralta, reconocido con una calle del ensanche La Fe, estaba en la mira de los agentes del Servicio de Inteligencia Militar (SIM), tanto como sus parientes. A poco tiempo de truncar la vida del papá, lo capturaron y martirizaron hasta la muerte.

Leandro Escoto Gómez (Pucho) su tío, lo llora hoy, casi medio siglo después de la tragedia. “Se lo llevaron saliendo de mi taller, era un niño”, dice entre sollozos este viejo luchador que sobrevivió a la barbarie.

“Mi primo Temístocles y yo lo vimos cuando lo cogieron en la “Seibo” con “20”. Mister Scott (el alemán) y Arias Mota le tenían un servicio permanente”, refiere Leandro Escoto García. “Mister Scott, acota César, era experto en espionaje, un gran dibujante del SIM, alto, blanco, cruel. Lo mandaban cada vez que había problemas con un Escoto”.

Relata Leandro (Leo) que él tendría diez años cuando ocurrió el suceso. “Temito y yo nos mandamos a avisar a los mayores”. No lo vieron jamás.

Escasos datos

Solamente conservan el cariño que le profesaban y la tristeza que ocasiona recordar el despiadado final. No tienen datos, fotos u otro documento de Nelson. El retrato físico del muchacho está sólo en sus mentes. “Era corpulento, de baja estatura, musculoso porque levantaba pesas. Gustaba de nadar, íbamos a La Zurza, un baño que estaba detrás del mercado de la Duarte”, relatan Leo, César, Temístocles, Andrés y Francisco, primos.

Nació en Santo Domingo y después de concluir el bachillerato inició estudios de contabilidad en la Universidad de Santo Domingo. Lo definen “trabajador y muy preparado”. Compartía la escuela con el trabajo en el taller de Pucho.

“A Nelson y a Beethoven los llevaron primero a La 40 y ahí estuvieron como tres meses sufriendo torturas, lo sabemos porque Freddy Cabreja y Jorge Nesrala estuvieron presos con ellos, pero a mi hermano Beethoven y a Nelson se los llevaron los de la cofradía de Radhamés Trujillo”, manifestó José Escoto Román (Chuchú), quien no sólo fue torturado en “La 40” sino también confinado, esposado a su primo Daniel en la isla Beata, en calzoncillos y alimentados con iguanas crudas, rodeados por un canal lleno de tiburones,  cercados con 18 cuerdas de alambres, vigilados por seis marinos con ametralladoras.

Chuchú proyecta escribir un libro sobre esta experiencia que lo marcó. “Alfredo  Parra Beato fue al primero que llevaron, a mí después me devolvieron a La 40, me sentaron en la silla eléctrica, me soltaron los perros en el “Coliseo”, dice mostrando sus espaldas “como un mapa”, por las cicatrices. Lo dejaron libre el 12 de diciembre de 1960.

El relato de su amarga vivencia ilustra la saña del régimen contra los Escoto, vejados desde los inicios de la tenebrosa “Era”. “Nos decían los sufridos”, afirma César.

“La ilusión de Nelson, expresa Luz Escoto, tía que también fue perseguida y golpeada, era saber de su padre, seguir su lucha”. Declara que no tienen documentos del mártir porque al ser tan perseguidos cambiaban mucho de domicilio y en cada mudanza se perdían recuerdos. “Nelson se crió primero con su mamá pero después lo tenía Papito, con Elsa, la esposa. Era claro, buen mozo, de cabello crespo, era muy jovencito cuando lo mataron. Sufría mucho por su papá, decía que estaría visitando cárceles y destacamentos hasta que supiera de él, que no le importaba que lo mataran, se lo llevó un carrito cepillo, ay Dios mío, jamás en la vida se supo de ellos”, exclama incluyendo a Beethoven.

Nelson tiene dos hermanos de madre, añade, “Indiana e Israel”, residentes en Estados Unidos y Europa. La vivienda donde ella más lo visitaba estaba en la “Manuel Arturo Machado” 52, de Villa Juana.

En la segunda edición de “Complot Develado”, encima de la única foto conocida de Nelson, escribió Rafael Valera Benítez: “Muchas familias de nivel social humilde fueron también mojadas por la sangre de sus miembros aunque no hayan trascendido en detalle las tragedias representadas por las desapariciones y asesinatos cometidos en los campos de trabajo esclavo que el tirano mantenía en “El Sisal”, en Nagua y en la Isla Saona. Aquí publicamos las fotos de tres miembros asesinados de la familia Escoto sólo para dar un botón de muestra del exterminio criminal con que el tirano Trujillo enlutó miles de hogares de nuestra Patria”. Los otros son Luis y Beethoven.

Otros son citados en “Trujillo: La Bestia”, de Luis Langa Mota; “Libro Blanco del Comunismo en la República Dominicana (1956) y “Crímenes contra la seguridad interior y exterior del Estado Dominicano” (1960). Los dos últimos se publicaron durante la tiranía. Cerca de veinte personas de apellido Escoto figuran, por otro lado, en un álbum  del SIM.

Zoom

La calle

En mayo de 2003 el Ayuntamiento del Distrito Nacional designó con el nombre de “Nelson Escoto Peralta” la antigua calle “27” del ensanche La Fe, que comienza en la Américo Lugo y termina en la Alexander Fleming.

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