Calles y avenidas
Nicolás de Bari, Baris o Barias

<STRONG>Calles y avenidas<BR></STRONG>Nicolás de Bari, Baris o Barias

Es el gran ignorado de las fiestas conmemorativas de la Independencia dominicana, aun cuando fue uno de los más destacados héroes de esa gesta, convertido después en mártir por esta hazaña que le mereció el patíbulo un año después de tan aguerrida demostración patriótica. Se exalta con reiteración, sin embargo, a compañeros de acción y del cadalzo.

Su nombre quedó sepultado en las escasas líneas que le dedican historiadores tradicionales porque en las crónicas recientes de ese hecho apenas lo citan.

Y tanto como venerar su memoria está también pendiente aclarar su apellido. ¿Era en realidad Bari o Barias? Algunos escritores repararon en ese detalle pero Ramón Lugo Lovatón, el que más estudió la misteriosa transformación del apellido del valiente febrerista, considera que es Barias. Debería hacerse definitiva la enmienda para que no se le siga confundiendo con el obispo de Turquía convertido en santo.

Nicolás de Bari, Baris o Barias ha sido desdichado hasta con la ubicación de su calle que parece se mantuvo suspendida por un tiempo hasta ser reintegrada para la localización que ostenta en la actualidad. La vía se le asignó originalmente en Gascue, en 1945. Hoy es una muy pequeña ruta del sector “La Esperilla”, que se puede apreciar gracias al imponente rótulo que da a la avenida Bolívar.

Nicolás fue glorificado grandemente por “El Eco del Pueblo”, que llegó a dedicarle un editorial en una época en que el medio atacaba políticamente a Santana. Es  posiblemente la prosa más laudatoria al hombre que tocó “la primera alborada del amanecer de la Patria”.

“La primera generala que conmovió al ciudadano contra el huésped opresor la tocó él sobre el Baluarte del Conde; la primera diana que aseguró su triunfo, la tocó él también; la primera sangre que tiñó el patíbulo fue la suya, de manera que él es, sin disputa, el protomártir de la libertad”, destacó el periódico el 7 de diciembre de 1856.

Nicolás fue fusilado el 28 de febrero de 1845, fecha que se ocupó en aclarar reiteradamente el historiador Vetilio Alfau Durán basado en el acta de defunción que fue el primero en reproducir, pues muchos historiadores anotan que fue el 27, tal vez para hacer coincidir la desafortunada partida con el aniversario de la Separación.

Otros autores que han prestado atención a Barias son Carlos Larrazábal Blanco, José Gabriel García, Jacinto Gimbernard, Ramón Marrero Aristy, Bernardo Pichardo, Joaquín Incháustegui, Luis E. Alemar, Rufino Martínez, Cayetano Armando Rodríguez, Félix María Delmonte. Se le cita también en la Enciclopedia Dominicana, en su sexta edición del 2000. Casi todos se limitan a resumir: Febrerista, militar independentista, primer tambor que tocó la diana de la República, fusilado acusado de una trama contra el Gobierno.

Y no debe considerárseles indiferentes a la insigne actuación del héroe. Su vida no se investigó en el momento oportuno y prácticamente a esas sucintas referencias ha quedado reducida la historia personal de Barias.

“Histórica alborada”.  De su nacimiento en Santo Domingo se pone solo el año 1819. No hay noticias sobre quiénes fueron sus padres. Tenía grado de Alférez de la Segunda Compañía del Batallón de Artillería. Larrazábal consigna que “Nicolás de Barias (o de Baris)” estuvo unido maritalmente a Josefa Féliz y tuvieron una hija: María de la Encarnación.

Barias fue fusilado acusado de complicidad en una trama revolucionaria urdida contra el Gobierno. En su edición del 7 de diciembre de 1856, El Eco del Pueblo reclamaba esta muerte a Santana, significando que se acercaba ya la hora de la expiación “para los eternos enemigos de la Patria”. Agregaba que el general Santana, “ese hombre feroz que comprimió con brazo fratricida la revolución todavía en pañales, llevó su arbitrariedad hasta impedir que se defendieran los reos y luego les negó el derecho de interponer el recurso en gracia. ¡Debe comparecer ante el juicio! Así lo espera el pueblo del Honorable Senador Consultor”.

Ciertamente, fue anulada la petición de Juan Nepomuceno Tejera y Félix María Delmonte, que pidieron se conmutara la muerte por la deportación a perpetuidad a Barias, María Trinidad Sánchez y otros compañeros de infortunio.

Fueron procesados por “complot con el propósito de armar a los ciudadanos, incitar a la guerra civil, trastornar el orden establecido o derribar al Gobierno”, ellos  y José del Carmen Figueroa, Andrés Sánchez, Feliciano Martínez, Blas Berroa y Eugenio Contreras luego de comparecer ante una Comisión Militar que los juzgó, pasaron varios días en fría prisión de  la Fortaleza Ozama, anota Lugo Lovatón.

En el “Impreso de Orden Superior” se les acusa de “conspiración contra la seguridad del Estado”.

Bernardo Pichardo calificó el suceso como “el crimen más abominable que registra nuestra historia, acto que se rodeó de un aterrador cúmulo de crueldades”.

En el fichero privado de Vetilio Alfau Durán aparece copia del acta de defunción del Archivo de la Catedral, que indica: “En la ciudad de Santo Domingo, el día 28 de febrero del corriente año (1845), yo el infrascrito cura di sepultura conduciéndolos al patíbulo en compañía del Señor Vicario General y del Cura de San Carlos, a Nicolás de Barias, María Trinidad Sánchez, José del Carmen Figueroa y Andrés Sánchez. Recibieron los Santos Sacramentos”.

Lugo Lovatón, en su libro “Sánchez”, hace la reseña del joven soldado ejecutado a los 26 años y aclara que todas las ortografías del apellido, que no sean Barias, están incorrectas.

Describe la actuación de Nicolás el 27 de febrero, apuntando, entre otras cosas: “Amanecía… La luna se había hecho grande y su luz, como dice Serra, mezclábase con la luz naciente de la aurora. Junto al gran portalón, un hombre de 25 años redoblaba su tambor al tocar la alborada del 28 de Febrero. Nacido entre los muros, junto a ellos saludaba al sol al nacer la República. Era Nicolás de Barias. ¡Raro destino! Un año después, redobles de tambores enlutados anunciarían a la ciudad que caminaba hacia el patíbulo con María Trinidad Sánchez y otros compañeros para ver por última vez aquellos gloriosos paredones y consagrar con su sangre el primer aniversario de su histórica alborada”.

La calle

El 13 de noviembre de 1945 el Ayuntamiento del Distrito de  Santo Domingo decidió designar “Nicolás de Bari” la calle “de Gascue de Norte a Sur que se extiende desde la César Nicolás Penson hasta la avenida Bolívar, desembocando entre las calles Hermanos Deligne y la Socorro Sánchez, en memoria del Tambor que tocó la primera diana de la República”.

Esa descripción corresponde a la actual calle “Federico Henríquez y Carvajal”. La “Nicolás de Bari” es una callecita que comienza en la Avenida Bolívar, hace una curva y termina en la “Alma Mater”.

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