Calles y avenidas
Padre Antonio Sánchez Valverde

<STRONG>Calles y avenidas<BR></STRONG>Padre Antonio Sánchez Valverde

Fue la inteligencia más preclara de su tiempo, el cura rebelde, revolucionario, laborioso, activo, defensor de la libertad de su Patria que hizo historia con las vibrantes prédicas de denuncia que alarmaron a las Reales autoridades españolas, provocando su persecución y destierro.

Sus valiosas obras,  preciado legado que dejó a la posteridad, han sido reproducidas en diferentes épocas por más de una institución pero aún así, el padre Antonio Sánchez Valverde no ha recibido de los dominicanos el reconocimiento que merecen sus luchas, aportes y fructífera misión evangelizadora. Una calle en su honor, en Villa Consuelo, es el único homenaje, conocido, a su memoria insigne.

Desde que inició sus estudios en el colegio “San Francisco Javier” de    la Compañía de Jesús que era al mismo tiempo Seminario y Universidad de Santiago de Gorjón, su pluma, sus pies, su cerebro, no se detuvieron en la búsqueda y escritura. Investigó lo humano, vegetal, mineral, animal, la naturaleza de la Isla, la idiosincrasia del criollo y dejó grabados para siempre los resultados de sus descubrimientos impresionantes.

El trabajo intelectual, sin embargo, no aquietó su espíritu dispuesto a la protesta ante la arbitrariedad, ni su sed de conocimientos.  Fue teólogo, abogado, filósofo, catedrático universitario, publicista, historiador, orador insigne. Sus libros los registran connotados autores mundiales, como  Marcelino Menéndez Pelayo en “Historia de las ideas estéticas”.

Procedencia

El primer antepasado de Antonio Sánchez Valverde que se consigna es Pedro Sánchez, soldado extremeño natural de Alburquerque que vino como soldado de refuerzo del Presidente de la Ciudad de Santo Domingo, en 1692, según fray Cipriano de Utrera.

 Pedro casó en 1694 con Bernarda Martínez de Rivera, de esta tierra, y procrearon cinco hijos, uno de ellos Juan Sánchez Valverde, quien contrajo matrimonio con Clara de Ocaña. Son los padres de Antonio, llamado “El racionero” por esa posición que ocupó tanto aquí, en la Catedral Primada, como en México, en la catedral de Guadalajara.

Nacido el 16 de febrero de 1734,  Sánchez Valverde, que como otros miembros de su familia usó estos dos apellidos unidos, también desempeñó después de ordenado sacerdote las funciones de Promotor Fiscal Eclesiástico y párroco de varias iglesias. Emilio Rodríguez Demorizi escribió de él un breve itinerario en el que da cuenta de sus viajes y residencia en España junto a su hermano Andrés donde obtuvo el título de Abogado de los Reales Consejos de Madrid. Allí se le expidió el nombramiento de racionero. Vivió además en Santiago de Cuba, Caracas, Madrid debido a sus fugas, los acosos y  deportaciones.

 “Sus sermones de crítica encendida delante del Capitán Real y de los Magistrados de la Real Audiencia de Santo Domingo” merecieron que se solicitara su amonestación al arzobispo, escribe el reputado historiador.

 La más célebre de sus homilías fue pronunciada en la Catedral de Santo Domingo “con asistencia del Real Acuerdo”, para conmemorar la derrota de Penn y Venables.  Dijo que  a la falta de estudio y aplicación se sigue una vida disipada y tumultuosa, que es el obstáculo más grande para que se sepa la ley de Dios. Agregó que si nuestro espíritu no hace otra cosa que volar de un objeto a otro con libertad que no reconoce límites, si nuestro corazón envuelto en quimeras, proyectos, pretensiones, se ve sucesivamente oprimido, si nuestra alma se entrega enteramente al pasatiempo, la desidia, la codicia, la torpeza y los vicios, no es posible que entre en los secretos admirables de esta ciencia, que es la ley de Dios.

Censuró a los malvados y esclavos del pecado, a los fraudulentos y corruptos, a los que cerraban los ojos para no ver, a aquellos que llenaban “el vaso del vil interés” a los que enseñaban el libertinaje, lisonjeaban las pasiones y se burlaban de los preceptos. Basado en capítulos del Evangelio pidió castigo para quienes desafiaban y “arreglaban” la ley y atacó a cristianos que “tienen la triste experiencia no de una deuda, sino de centenares de transgresiones”.

Inmediatamente el gobernador y Capitán de la Isla, Manuel de Azlor, solicitó al Arzobispo que le amonestara. Ya había comunicado a la Corte que Sánchez Valverde tenía “el genio muy vivo y emplea bastante libertad de lengua, y aún en el púlpito es ordinariamente muy libre en el hablar”. Si se le amonestaba en nombre del Rey, se moderaría, estimó.

Rodríguez Demorizi resumió que a esta petición siguieron “años de confinamiento, reclamos, peticiones de indulgencia, perdones”. Se expidió Real Decreto que le eximía de algunas penas “pero le prohibía volver a su Patria para siempre”. Murió en México el 9 de abril de 1790.

La obra cumbre del ilustre clérigo es “Idea del Valor de la Isla Española y utilidades que de ella puede sacar su monarquía”, editada en Madrid en 1785. Describe islas, cayos, serranías, minas, llanuras, puertos, ríos. Expone fertilidad y abundancia, producciones, fósiles, especies. Se refiere al comercio, la personalidad del nativo, cultivos, crianzas, esclavitud, agricultura, despoblación y decadencia de Santo Domingo y la recuperación de su antiguo esplendor, entre otros temas.

Publicó también “La América Vindicada de la calumnia de ser madre del mal Venéreo”, “Examen de los sermones del padre Eliseo” y “Acerca de la procedencia de la sífilis”, conocida entonces como “Azote de la humanidad”, “Mal de Haití”, “Mal de Nápoles”, “Mal francés”. La Fundación Corripio reeditó sus ejemplares más valiosos para “Biblioteca de Clásicos Dominicanos”, junto a sus “Sermones panegíricos y de misterio”.

Sobre Antonio Sánchez Valverde Ocaña contó Vetilio Alfau Durán que  “fue aquel inquieto párroco del territorio comprendido entre el río Jaina y el Nizao, llamado “Los Ingenios”, que cuando fue al Palacio Arzobispal a cumplimentar a un flamante Prelado, éste le preguntó: -¿Es usted el cura de Los Ingenios?- a lo cual respondió con este jactancioso retruécano: “Y el ingenio de los curas”. 

Antecedentes

La calle

En resolución del 13 de noviembre de 1934

El Ayuntamiento de Santo Domingo resolvió que “la calle del ensanche “Villa Consuelo” que se extiende de Norte a Sur al Oeste de la calle “Pimentel” se llamará “Sánchez Valverde” en memoria del presbítero historiador dominicano Antonio Sánchez Valverde, autor de “Idea del Valor de la isla Española”. Nace en la avenida “27 de Febrero” y muere en la “Hermanos Pinzón”.

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