Calles y Avenidas
Servio Tulio Castaños Espaillat

Calles y Avenidas<BR>Servio Tulio Castaños Espaillat

Era uno de los jóvenes más capacitados y versátiles de su generación. Maestro, jurista, productor de radionovelas, poeta, escritor, catedrático universitario, granjero, periodista y un economista tan competente que le llamaban “el Paul Samuelson dominicano” comparándolo con quien luego sería Premio Nobel de Economía. Trujillo lo mandó a matar a los 36 años de edad haciendo creer que se había suicidado.

El crimen contra Servio Tulio Castaños Espaillat no se  ha inscrito en tantos libros publicados después del ajusticiamiento. Es un personaje olvidado al que no  han reconocido su martirio, la inusual inteligencia y los lauros conquistados por sus excepcionales condiciones profesionales y humanas.

Roberto Cassá lo consideró un antitrujillista honesto, eficiente, buen profesor y gran pensador por planteamientos de diversa índole que dejó escritos en El Caribe y La Nación y propuso una calle a su memoria.

De él habla su hijo Tulio Salvador Castaños Vélez, abogado y ex rector universitario que encontró luchando en la guerra de abril un medio de hacer catarsis ante la frustración que a su espíritu adolescente causó la tragedia. Confiesa que debió ocuparse de que el  asesinato se conociera pero lo consideraba inapropiado por ser su familia. La víctima era también el padre de Dilia Milagros Castaños Mata, residente en el extranjero.

Servio Tulio comenzó a tener problemas con el régimen desde que asumió la defensa de campesinos de San Cristobal y Baní a los que personas influyentes  les  despojaron de sus tierras. También acogió la querella de una doméstica que demandaba de un empleado de Pipí Trujillo el pago de la pensión alimenticia para su hijo. Castaños, entonces fiscal del Distrito, exigió la manutención y en una reunión en Palacio donde se ponderaba su inteligencia el tirano manifestó que ese hombre le estaba creando problemas, que no era trujillista y lo destituyó.

Alcahuetes del trujillato ya habían descubierto en su radionovela “Venganza maldita” denuncias a la situación social del país pues aunque ambientada en la colonia para despistar, la serie, transmitida por La Voz Dominicana, exponía la crudeza de la prostitución infantil  que un hermano del sátrapa explotaba en un burdel y se sintió aludido. “Caímos en una situación económica muy estrecha”, cuenta Tulio Salvador quien recuerda que el progenitor debió dedicarse a hacer “caramelitos peloteros” que él distribuía en colmados, lo que comenzó “a marcarme”. Estrechamente vigilados pasaron un tiempo hasta que Castaños Espaillat “se tranquilizó un poco políticamente” y lo designaron vicesuperintendente de Bancos en diciembre de 1957.

Había sido consultor jurídico de la secretaría de Educación, impartía cátedras de economía política y cálculo financiero. En la Superintendencia fue antes jefe de la sección de seguros.

Desgracia final.  El destino de Servio Tulio, segundo de sus hermanos Julio César y Blanca Ligia, quedó marcado cuando se negó a firmar la autorización de salida de divisas ordenada por Trujillo, alegando que había otras personas por encima de su posición. También se dice que  declaró a periodistas puertorriqueños detalles relacionados con 30 millones de dólares que  supuestamente había traído desde Cuba Fulgencio Batista y Trujillo se había quedado con ellos pues no reposaban en las arcas del Estado.

Además comentaba a parientes y amigos cercanos, tras las expediciones de 1959, que la situación se había tornado insoportable.

Tulio Salvador se remonta a ese tiempo y narra pormenores humanos y familiares como la semana anterior a la desaparición cuando se rebeló a su padre por primera vez porque le prohibió ir a jugar pelota. “Se calmó y no me respondió con agresividad, se quedó mirándome como alegre por mi rebeldía y me dijo: vete”. La víspera de su muerte lo sintió inquieto, nervioso.

El 11 de noviembre de 1959  lo vio por última vez cuando salió para la Universidad. Quizá pasó a despedirse de sus padres pues afirman que lo vieron abordar un carro en el Conde con Hostos. León de Jesús Castaños Pérez y Dilia Espaillat Espaillat residían en la Hostos 40, mientras que el domicilio de Servio Tulio y su hijo estaba en la Padre Billini. Castaños Espaillat había casado en 1944 con Milagros Mata García, se divorciaron en 1954. Tulio Salvador es fruto de una unión anterior con Antonia Vélez Mercedes.

La noche del suceso, “como a las 11 llegó mi tío Julio César con Jariel Espaillat y me dijo: cámbiate para que te vayas con nosotros que hay un problema con tu papá”. Luego le comunicaron que habían recibido informes de que se lanzó al mar frente al hotel Jaragua.

Encontró silencio absoluto en la casa de los abuelos. Todos se miraban conscientes de la mentira fabricada. Un fiscal  les llevó la cartera con documentos, un peso y un peine  presuntamente aparecidos en los arrecifes. Al otro día Julio César Castaños  salió por la costa a encontrar el cadáver y el capitán  le aconsejó abandonar la búsqueda “para que no haya un muerto sobre otro muerto. Mi tío entendió el mensaje”.

Después alguien deslizó una nota por debajo de la puerta: “Julio, te escribe un amigo, asílate con tu familia porque te van a matar a ti también. A tu hermano lo mató Trujillo”. Días después cayó asesinado en un fingido accidente el doctor Fernando Tavárez, amigo de Servio Tulio. Trujillo mandó a buscar a Julio César para darle el pésame por la pérdida de “ese muchacho tan joven, tan inteligente”.

Dicen que la noche del 11 de noviembre se fue la luz en la universidad y que lo mataron en un baño. Otra versión  es la de que lo sacaron en un Volkswagen, lo llevaron a La 40, lo torturaron y mataron luego lanzaron el cadáver en La Incineradora.

Servio Tulio nació en Moca el 19 de septiembre de 1923. Se graduó abogado en 1949 y ejerció en el bufete familiar. Antes vivió en Nagua y fue fundador de la primera escuela primaria local. Allí nació Tulio Salvador el 24 de enero de 1943. Define a su padre sociable, de buen humor pero con mucho carácter, enérgico y muy disciplinado.  Simpatizaba con las Águilas Cibaeñas.

En la universidad solo pagó la inscripción porque por sus notas sobresalientes le exoneraron las cuotas hasta graduarse con honores. Ganó tres veces consecutivas el premio anual de literatura “Francisco J. Peynado” y los Premios Florales Literarios de 1950.

La familia fue acosada y vigilada hasta la muerte de Trujillo. Cuando recibió la noticia del “suicidio” de su hijo, don León reaccionó: “No, él no se suicidó, y esas fueron casi sus últimas palabras pues murió de tristeza al mes y 13 días. Se sentaba a la mesa sin hablar y no ingería alimentos. Falleció el 24 de diciembre de 1959 a las siete de la noche”.

Tulio Salvador casó con Elvira Melo, madre de sus hijas Brenda Karina, Laura Elisa y Alicia Virginia. Durante años esperó a su padre sentado  a la puerta de la Hostos 40. “Siempre creí que llegaría en algún momento”. Comenzó a recuperarse persiguiendo calieses durante la transición a la democracia. “Esta entrevista  es como una descarga, sentía que tenía algo pendiente con mi papá, este encuentro me quita algún sentimiento de culpa porque no había contribuido a difundir su historia”.

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