Calles y avenidas
Socorro Sánchez, ¡una pionera!

<STRONG>Calles y avenidas<BR></STRONG>Socorro Sánchez, ¡una pionera!

Fue pionera en la defensa de los derechos de la mujer. Inició la educación superior en la República Dominicana, la crítica política en la prensa y fue la primera en fundar una biblioteca para señoritas. Dedicó su vida a la enseñanza y de sus conocimientos y pensamiento revolucionario se nutrieron cientos de generaciones de discípulas. Sin embargo, la labor desinteresada, tenaz, espontánea, de Socorro Sánchez, dama que se adelantó a su tiempo, ha sido silenciada y sólo se destaca, cuando suelen mencionarla, su condición de hermana del patricio Francisco del Rosario Sánchez.

Algunos afirman que esta indiferencia histórica se debe a sus pobres orígenes y  color negro que enfatizan con ironía algunos cronistas resaltando el oficio de tablajero de su padre y la ascendencia africana de su progenitora, a la que describen de “piel parda”. Otros alegan que la han relegado porque no dejó descendencia o razonan que Socorro no se menciona por la vigencia del rechazo a sus ideas liberales, implantado por Pedro Santana que ordenó su encarcelamiento cuando la dama lo enfrentó con escritos y actuación rebelde.

Hay quienes aseguran que la opacó Salomé Ureña a quien supuestamente han atribuido por tradición la primacía que, al menos como educadora, corresponde a Socorro.

Lo cierto es que sobre Socorro hay pocas referencias, una foto y una calle que la recuerda en Gascue.

Hasta crónicas sobre la dama, de intención enaltecedora, parecen denigrantes. Ramón Lugo y Vetilio Alfau Durán han sido posiblemente los únicos historiadores interesados en rescatar, con poco éxito, la labor educacional de “aquella desconocida mujer apostólica”, como la llama Alfau.

Se trataba de un “acto emulador en los salones de la Casa Consistorial en el cual se repartieron premios entre alumnas de las escuelas de dicha ciudad”. Pedro Eugenio Curiel, presidente del cabildo, el regidor J. A. Vila y el profesor G. M. Molina leyeron las palabras que pronunciaron pero Socorro no escribió nota alguna para sorprender al auditorio con verbo fluido destacando que “la mujer completa al hombre y concurre a la formación de la familia y a todo tipo de formación humana. Tiene derecho a que se la haga conocer su elevadísima misión”, significó. “Acaso sean estas palabras el primer vagido del feminismo dominicano”, se comentó.

Entonces figuraban entre sus discípulas muchas que sobresalieron en el magisterio del Cibao: Rita Infante, Matilde Grullón, Clementina Jiménez, Dolores Leyba, Auristela Bermúdez, Natalia Rodríguez, Lucrecia Grullón, Ana M. Infante, Ana M. Ramos, Clotilde Guzmán, Serafina Figueroa, Ana L. Ureña,  Manuela López, Dolores Ureña, Dolores Franco, Justina Perelló, Dolores Espaillat, Ana D. Herrera, entre otros. Socorro se había traslado a Santiago después de haber enfrentado ardorosamente la anexión a España. Pero volvió a la capital y continuó su labor magisterial en el colegio “La Altagracia”, “fundado y sostenido tesoneramente por ella”, y del que egresaron también reputadas educadoras.

Necrológica

El Listín Diario reseñó la muerte de Socorro, “una de las dos mujeres que iniciaron en la República Dominicana la educación superior para la mujer”, anota Alfau Durán. La otra es María Nicolasa Billini.

“Falleció ayer tarde, casi repentinamente, la varonil hermana del ilustre prócer del Baluarte del 27 de Febrero”, consigna la edición del 27 de marzo de 1899. Agrega que María del Socorro del Rosario Sánchez “era un carácter. De ello dio pruebas en su vida de luchas, en su apostolado en la enseñanza pública, en la agitada intromisión de sus energías en la vida política del país y en el audaz empeño que puso siempre por distinguirse entre sus conciudadanos”.

Manifiesta que el pensamiento de Socorro “parece que se nutrió al calor de las ideas revolucionarias de Madame Roland y tomó alientos de patriotismo en la áurea y tenaz y edificante palabra de los soñadores de la Gironda”. (Madame Roland –Marie Jeanne Phlipon- fue junto con su esposo, Jean Marie Roland, una decidida partidaria de la revolución francesa y miembro del influyente grupo llamado Girondino por el departamento de la región de Burdeos, Francia, de donde eran oriundos los diputados considerados los más radicales de la Asamblea Nacional que constituían un fuerte ente de presión política. Fueron guillotinados, al igual que Madame Roland).

El Listín añade que Socorro “vivió poseída de su nombre, de la inmortal grandeza de su hermano. De ahí el culto reverente de su espíritu por la memoria veneranda de tan erguido dominicano”.

“Ha bajado a la tumba con la pureza virginal de su cuerpo, repleto de su propia altivez, inquebrantable, serena, inspirada, y su recuerdo perdurará entre nosotros”, destacaba. El entierro “fue una demostración de cariño y de respeto rendido a sus despojos”.

Socorro Sánchez, sobrina de la heroína y mártir María Trinidad Sánchez, nació en Santo Domingo el 15 de agosto de 1830, hija de Narciso Sánchez y María Olaya del Rosario. Algunos la consideran también pionera en el periodismo. Colaboró con los periódicos “El Dominicano”, “El Telegrama” y “El Teléfono”. Tocaba el arpa.

La calle

La resolución que designa una calle de Gascue con el nombre de Socorro Sánchez o no existe o no se ha consignado en los archivos municipales y, si se ha publicado, desapareció. El Consejo Administrativo publicó una relación de todas las denominaciones de calles y avenidas de Santo Domingo, desde 1923 hasta los 40, y no figura la que consigna la calle en honor de la ilustre patriota, maestra, revolucionaria, escritora, poeta. Tampoco aparece en boletines de 1920. Luis E. Alemar, que describe casi  todas las vías de la ciudad, cita la calle una vez y define y cuenta la historia de las de Gascue, sin incluir la “Socorro Sánchez”, que nace en la George Washington y muere en la Bolívar.

Antecedentes

Maestra y oradora

En 1876

Socorro Sánchez se distinguía por la fundación de su colegio “El Corazón de María” en Santiago de los Caballeros, y por el ardor con que defendía la participación femenina en la producción y toma de decisiones, sobresaliendo con su discurso improvisado, brillante, encendido. De ello da cuenta el periódico “La Paz”, que Vetilio Alfau Durán reprodujo años después en la revista “Clío”.

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