Calor y sequía

Calor y sequía

El cambio climático ha dejado de ser tema de algunos y se ha transformado en motivo de preocupación para las grandes naciones del mundo. El calentamiento global, otrora materia apasionante del ex vicepresidente estadounidense Albert Arnold “Al” Gore, es ahora tarea urgente para el campo de la ciencia. Las altas temperaturas que se vienen registrando en la República Dominicana son una expresión del mal planetario. Las fuentes acuíferas ven reducirse drásticamente sus caudales y la escasez del precioso líquido se deja sentir en la flora y fauna de la isla. Las plantas y demás vegetales son los primeros en mostrarnos el cuadro desolador y triste de los campos. El ganado y las aves sufren por la falta de agua y alimento, sin embargo, somos los humanos, hoy habitantes de la ciudad, quienes encerrados en edificaciones con una pobre ventilación, nos vemos expuestos a sufrir los peligrosos “golpes de calor”. Niños y personas muy mayores por un lado, cardiópatas y obesos por el otro, son los grupos más vulnerables a desenlaces fatales en estos períodos de sequía. La limitada capacidad de los acueductos para abastecer a escuelas y hospitales impiden una adecuada higiene tanto para estudiantes como para enfermos. De modo indefectible, a la primavera le sigue el verano y por ende un más alto registro en los termómetros. En la primera estación del año hemos observado hasta cuarenta grados Celsius en lugares donde tradicionalmente predomina un ambiente fresco. Agréguesele a ello los fuegos forestales y tendremos un dantesco cuadro más que preocupante, lo que nos obliga a tomar medidas de precaución y a evitar ciertos excesos e imprudencias. Respetados investigadores sostienen que la vida nació en el caldo de los mares; de hecho, se calcula que el 65% del peso de nuestra masa orgánica corporal está representado por los fluidos corporales. Cobra vigencia aquello de que “el agua es vida”. Recordemos que el ser humano tolera mejor varios grados de hipotermia que unos cuantos de hipertermia. Se recomienda para estos peligrosos calores permanecer el mayor tiempo posible bajo la sombra, evitar la exposición directa y prolongada a los rayos solares, digamos no deambular en las horas recias alrededor del mediodía. Una alta humedad ambiental hace difícil la eliminación del calor generado internamente. Es aconsejable usar ropa ligera de colores claros, reducir la ingesta de calorías especialmente los alimentos con mucha grasa animal, o muy cargados de azúcar. Debemos restringir el uso de la cafeína, té, chocolate y bebidas gaseosas edulcoradas. Las frutas y los vegetales son ingredientes ideales para combatir el hambre y la sed en esta época especial. Es conveniente tomar agua en abundancia, conviene ingerir una media adulta de ocho vasos al día. Los ejercicios físicos debemos hacerlos bien temprano o en la tarde con amplia ventilación. Los adultos deben asegurar que infantes y ancianos se mantengan hidratados.

El estado emocional juega un rol muy importante al enfrentar condiciones climáticas calientes. Evitemos angustiarnos, y por encima de todo, seamos calmados. La desesperación y la agitación son contraproducentes cuando de hipertermia se trata.

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