Calvario público de Papa divide Iglesia católica

Calvario público de Papa divide Iglesia católica

ROMA (AFP).- El calvario público de Juan Pablo II divide a la Iglesia Católica porque aunque algunos religiosos aplauden la voluntad del Papa de mostrar hasta el final los valores cristianos, otros denuncian «el sufrimiento transformado en espectáculo».

   Las dramáticas imágenes del Papa haciendo esfuerzos para dirigirse a los cientos de católicos que siguen sus apariciones los domingos y miércoles, transmitidas en directo en numerosos países, conmovieron al mundo entero y al mismo tiempo han generado un debate interno dentro de la Iglesia.

   Demacrado, sin poder hablar ni caminar, la tenacidad del Papa, que cumplirá 85 años en mayo y cuya salud se ha deteriorado visiblemente, suscita reacciones contradictorias sobre todo ahora que deberá ser alimentado mediante una sonda nasogástrica.

   «Siento dos sentimientos fuertes y opuestos: sincera conmoción por Karol Wojtyla (…) y fastidio por la ostentación del dolor», se lamentó el religioso Vincenzo Marras, director de la revista «Jesús» en el diario La Stampa.

   Para el padre Antonio Sciortino, del influyente semanario Familia Cristiana, las conmovedoras apariciones del pontífice «refuerzan su mensaje y sacuden los corazones inclusive de los no creyentes», dice en una entrevista publicada por La Stampa..

   El Papa no habla en público desde el pasado 13 de marzo y tuvo que seguir en silencio las ceremonias de Semana Santa a través de una pantalla televisión desde su apartamento en el Vaticano.

   Para Marras las apariciones del Papa no sólo son peligrosas para su frágil salud sino que también convierten «el sufrimiento en un espectáculo», lo que considera sumamente negativo.

   «El problema no es el sufrimiento en directo por televisión, sino transformar en espectáculo un momento tan privado e íntimo como la enfermedad», afirma Marras.

   Para el religioso, centralizar todo en el «calvario» de Juan Pablo II termina por dejar en segundo plano el mensaje de Cristo.

   «Es Cristo que nos ayuda a levantarnos de la caídas y no el pontífice», comenta el religioso.

   Sciortino opina, sin embargo, que «para Juan Pablo II se trata de testimoniar el significado de su misión, una señal que va en contra de las actuales tendencias de la sociedad de la imagen, que persigue la perfección artificial, las apariencias», dijo.

   Los mismos sentimientos contradictorios fueron trasmitidos por los fieles de todo el mundo que asistieron el miércoles a la última aparición pública y silenciosa del Papa.

   «No puede seguir guiando la Iglesia, está enfermo», comentó la católica belga Quintein Masure en la plaza de San Pedro.

   Para la prensa europea, el exceso de mediatización de la «larga agonía» del Papa, puede tener efectos negativos sobre la misma Iglesia, según advierte el diario francés Le Monde.

   «Las cámaras de televisión enfocadas hacia Roma y el Papa ocultaron las celebraciones de Semana Santa en el resto del mundo», escribió el periódico francés.

   Muchos vaticanistas estiman que sus apariciones disminuirán a partir de ahora, sobre todo después de que perdió unos 19 kilos desde que fue sometido el 24 de febrero a una traqueotomía.

   Pese a su delicado estado, el Papa ejercerá su cargo hasta el final y no renunciará, sea cual sea la evolución de su enfermedad, según escribió este jueves Vittorio Messori, biógrafo de Juan Pablo II y autor de varios libros sobre el Vaticano.

   «Hoy podemos confirmar con la misma credibilidad de hace tres años, que pase lo que pase, sea cuál sea la evolución de la enfermedad que sufre (…) no renunciará», aseguró en el diario Il Corriere della Sera.

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