Sólo cuando nos mudamos de casa nos damos cuenta de que quizá a un nuevo hogar le corresponden complementos nuevos acordes con una nueva etapa. 

Dejar atrás ropa de cama se convierte casi en un símbolo de nueva vida, lo mismo ocurre cuando queda atrás el crudo invierno y que da paso a temperaturas más templadas hasta llegar a la calurosa época estival.

Las sábanas de franela quedan relegadas hasta el invierno próximo mientras que las telas más ligeras pasan a primer plano.

Un espacio tan íntimo como el dormitorio se transforma en el centro de la casa cuando los niños llegan a despertarnos un domingo por la mañana. La personalidad de quienes lo habitan se pone de manifiesto en cada detalle y, por supuesto, también en las sábanas.

Tonos del bosque

Los textiles en algodón o fibra ofrecen resguardo a la piel. Los tonos verdes son los elegidos por Hábitat para preparar el dormitorio. Discretas flores en almohadones y sábanas que producen el frescor del musgo que crece golpeado por el agua del río.

Para los más jóvenes, la propuesta es de fantasías de estampados selváticos, que producen el efecto de descansar al aire libre, en pleno contacto con la naturaleza.

Libélulas, mariposas y más flores para los más pequeños son las más divertidas para los más pequeños de la casa.

Colores neutros

La firma francesa La Redoute, de venta por catálogo, apuesta por los tonos neutros como el azul para ofrecer una mayor sensación de sosiego y tranquilidad en el ambiente. Utiliza la profusión de cojines como elemento decorativo de forma que resta seriedad a la ropa de cama de tonos únicos sin estampados. Los blancos mezclados con tostados y diseminados a lo largo de la tela en simpáticos lunares de distintos tamaños permiten dar a la estancia un espacio mayor y provocan un efecto óptico dinámico y muy actual.Quien haya soñado con resbalarse en una cama vestida de 100% satén, tiene la oportunidad perfecta con los diseños ligeros y suaves propuestos por La Redoute, una caricia sobre la piel.
EFE/ Reportajes