Cuando las abogadas de la Cámara de Cuentas de la República Dominicana que denunciaron a su presidente Janel Ramírez por supuesto acoso sexual se sintieron «intimidadas», le comentaron a la secretaria del Bufete Directivo, Tomasina Mckenzie, sobre lo que estaba sucendiendo, a lo que ésta no sólo le brindó su apoyo, sino que habló con el titular de dicho organismo y esto fue lo que él dijo, según el documento oficial depositado en la Procuraduría General de la República:
«Que no se dejaba chantajear de nadie, que en la institución habían ciertos intereses políticos y que él no le tenía miedo a nada ni nadie«, indica el documento en el que se narra todo lo sucedido que dio al traste con la denuncia.
De acuerdo a lo narrado por la féminas, que responden a nombre de Virginia Correa Jiménez y Bella García Paulino, eso supuestamente lo aseveró Ramírez durante una reunión con varios ejecutivos de la institución fiscalizadora. Pero más adelante, en otro encuentro, indicó, según la denuncia: «Aborda el tema de forma más directa y reitera que no se deja chantajear de nadie«, y le preguntó a algunos de los allí presentes si en algún momento él abordó a las damas con temas que no fueran laborales.
“El licenciado Ramírez procedió a recalcar que no se había vuelto a acercar al departamento después de su última reunión, no porque habían hablado con él, sino porque no había motivos laborales para acercarse, para que no entendieran que él se había amedrentado producto de la intervención de la licenciada Tolentino, tuvieron la oportunidad de expresarle que dadas las situaciones que habían pasado procedieron a poner a una autoridad en conocimiento ya que se sentían asustadas e intimidadas, entre otras respuestas…», acota el documento en una de sus páginas.
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El documento, elaborado por los abogados Francisco García Rosa y Máximo Julio Correa Rodríguez, padres de las damas, respectivamente, señala que en las ocasiones que Ramírez abordaba a las féminas lo hacía de una manera «inadecuada«, además de pedirle que agregaran su contacto a WhatsApp, halagos por el perfume que usaban, la forma de vestirse, su situación sentimental y hasta si podían salir a bailar luego de agotar sus labores.
Todo esto se daba mientras las servidoras públicas trababajan, asegura el documento, en jornadas extendidas, fines de semanas y hasta de madrugada en las instalaciones de la Cámara de Cuentas, con auditorías a instituciones públicas solicitadas por la Procuraduría Especializada de Persecución de la Corrupción Administrativa (Pepca).