Cambalache, al día de hoy

Cambalache, al día de hoy

Las protestas y la indignación generalizada que ha provocado la decisión de los dos no ha lugar pronunciados simultáneamente por el Magistrado de la Suprema Corte de Justicia, Dr. Alejandro Moscoso Segarra, en el caso del senador Felix Bautista , ex director de la OISOE, y de un juez de Primera Instancia en San Francisco de Macorís favoreciendo al Alcalde de esa ciudad, Féliz Rodríguez, me trae a la mente el famoso tango Cambalache que anuncia lo que sin duda es verdad sabida: “Que el mundo fue y será una porquería”, alejado del plan de su Creador que entendía que, hecho a su imagen y semejanza , no cabía en la tierra la perfidia y maldad de la raza humana.

La angustiosa visión del compositor y poeta argentino Enrique Santos Discepolo (1934) no podía vislumbrar, quizás imaginaba que ese siglo poco años después abortaría el advenimiento del Tercer Reich Alemán y su líder absoluto el Fuhrer Adolf Hitler, endiosado y enardecido que provocaría el impiadoso Holocausto Judío y la mayor conflagración histórica sufrida por la humanidad entera: la II Guerra Mundial y el botín político, el repartimiento y sometimiento de pueblos y naciones vencidos, derrotados. Mucho menos podía imaginar lo que significaría sus finales y el Siglo XXI para el desguañangue social, el cartel de las drogas, el neoliberalismo deshumanizante, el capitalismo salvaje donde “el 1% de la población tiene el 99% de lo que el resto necesita (Stiglitz) y la globalización, que profundiza la desesperanza de los pobres y la ambición desmesurada de grupos poderosos.

Lo que llama la atención de Cambalache es su profecía, la actualización y profundización de la crisis de valores, su desgarrador lamento por el desprecio social de lo ético y lo moral, de la justicia distributiva, leiv motiv de todos los cambios reivindicativos. Su soberbia indignación: “Que falta de respeto, qué atropello a la razón, cualquiera es un señor, cualquiera es un ladrón” incontenible, que iría “in crescendo” a pesar de los avances de la ciencia y la tecnología sin incidencia positiva para rescatar una cultura de valores donde “es lo mismo el que labora noche y día como un buey, que el que vive de los otros, el que mata, el que sufre o el que está fuera de ley.” Cierto: “Los inmorales nos han igualao”. El Cambalache de ayer no alcanza, ni por asomo, los estadios de corrupción, impunidad y cinismo que permea la sociedad de hoy y nos hace ver con espanto el futuro inmediato donde da lo mismo “…ser derecho que traidor; ignorante, sabio o chorro o generoso estafador.” Corrompida, estafada, “vivimos en un mismo lodo, todos revolcao.”

Pero importa y mucho que sobreviva y se alimente la honestidad y la decencia. Aun sea leve su peso, un granito de arena no importa lo que diga la gente o piensen los demás. Es la clave, la tabla de salvación si queremos alcanzar el cambio necesario: la libertad individual, la independencia, la flor de la democracia: respeto, progreso y bienestar para todos.

 

 

 

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