Cambiar rumbo a la política

Cambiar rumbo a la política

La actividad política es criticada en la sociedad por permanecer abierta a maniobras para acumular riquezas a través de cuotas de poder con poco apego a principios y valores morales. El país salió de la dictadura de Trujillo, larga noche de conculcación de derechos, y es ahora, 56 años después, cuando la nación recibe la sacudida importante de un cuestionamiento judicial a supuestos actos de corrupción, dándose al fin señales de que la impunidad, afianzada en usos, cultura, y falta de autoridad, puede ser revertida. La política mal llevada retrasa soluciones a males sociales. La más de las veces, algunas organizaciones rehúyen su papel negando a la nación el beneficio de gestiones que coloquen más al Estado al servicio de intereses colectivos y que el erario no sea codiciado por las mieles que en él pueden abrevarse.
Buena parte de la relación de los partidos con la sociedad se apoya en el clientelismo y el tráfico de influencia. No siempre se triunfa en política a partir de discursos y objetivos dignos. De promesas viables exentas de demagogia y que propicien un ejercicio de poder apartado de la politiquería y el asistencialismo, recursos objetables aunque sean efectivos para seducir a un electorado sediento de paliativos. A falta de leyes y normas que castiguen el afán de riqueza por la vía partidaria, la política seguiría siendo sinónimo de dinero. Imprescindible en cantidades respetables hasta para ganar una regiduría.

El progreso y  su reverso

República Dominicana está felizmente concentrada en expandir los mecanismos de atención a las emergencias de salud de la población con un 9-1-1 de reacción rápida con ambulancias y paramédicos las 24 horas e instalándose en más ciudades. Un logro que tiene que ser respaldado con presteza llenando un sentido vacío: pocos centros de atención cuentan con la infraestructura física y profesional para rodear de cuidados intensivos a los pacientes que llegan. El sistema de vigilancia urbana con cámaras de vídeo y la capacidad lograda para brindar auxilios con traslado rápido a hospitales necesita un complemento para que la prestación de socorro no derive en frustración. La atención a pacientes críticos demanda de servicios especializados y equipos de máxima efectividad. El éxito creciente del 9-1-1 trae un desafío aparejado.

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