Nairobi.- El cambio climático tiene un efecto multiplicador en los conflictos armados, advirtió hoy un panel de expertos durante la última jornada de la segunda Asamblea de Naciones Unidas sobre Medioambiente (UNEA) que se celebra en Nairobi.
El cambio climático “genera tensiones en la agricultura y el acceso al agua”, pero lo realmente importante es cómo los gobiernos y la sociedad responden a esa amenaza, ya que eso es lo que determinará si hay conflicto o no, explicó a Efe Carl Bruch, del Instituto de Derecho Medioambiental (ELI, en inglés).
Un ejemplo de la importancia de las políticas gubernamentales es el conflicto de Darfur (2003), que fue uno de los primeros en ser calificado de “guerra climática” por los efectos de la sequía sobre la economía local y el consiguiente aumento del descontento entre la población.
“Numerosos estudios analizaron los patrones de lluvia en el Sahel y determinaron que muchos países sufrieron un descenso en las precipitaciones parecido al de Darfur, pero solo hubo conflicto en algunos”, añadió Bruch, lo que refuerza la idea de que el cambio climático es una amenaza multiplicadora, pero no una causa directa.
La degradación del medio ambiente también tiene un gran impacto en la reconstrucción de los países que han sido arrasados por un conflicto, como ocurrirá en Siria, indicó a Efe el director de la plataforma Toxic Remnants of War Project, Doug Weir.
La guerra de Siria ha llevado a la destrucción de 1,3 millones de hogares e infraestructuras, lo que genera desechos y la emisión de químicos contaminantes como el asbesto.
En el fuego cruzado entre las distintas facciones, también se han arrasados bosques y se han destruido plantas eléctricas, industrias químicas o grandes refinerías que realizan vertidos incontrolados.