Iniciar el calendario escolar en marzo y terminar en diciembre, como anunció el ministro de Educación, Melanio Paredes, presenta muchas dificultades desde una mirada a las condiciones de los centros educativos públicos de comunidades rurales y urbanas de nuestro país.

Algunas de las dificultades que presenta este cambio son las siguientes:

1. Las escuelas públicas no tienen abanicos en las aulas y el abastecimiento de electricidad es inestable o totalmente ausente. Observamos las clases de muchos centros educativos en épocas diferentes, en todos los casos encontramos a niños y niñas sudando en el aula con un calor sofocante y pidiendo agua cada 45 minutos. ¿Si esto ocurre en meses que no son tan calurosos qué puede ocurrir en los meses del verano intenso?

2. La mayoría de las escuelas públicas adolecen de agua potable-corriente. Los baños de las escuelas públicas no tienen agua en las llaves ni tienen bebederos para niños y niñas refrescarse.

3. Muchas escuelas públicas están construidas con techos de zinc. La existencia de techos de zinc en muchas escuelas, tanto rurales como urbanas, agudiza el calor y las dificultades para recibir clases cómodamente en las mismas.

4. Temporada de huracanes y sus consecuencias para docentes y estudiantes. Los meses de junio-septiembre son de temporada de huracanes. En caso de presentarse un huracán, tormenta o ciclón se perderían varios meses de clases y los centros educativos tienden a ser refugios para estos casos.

5. La mayoría de los niños y las niñas no tienen transporte para trasladarse a los centros educativos. La gran mayoría de los niños y las niñas, tanto en las comunidades rurales como en las urbanas, tienen que caminar hasta el centro educativo, esta caminata puede durar desde media hora- una hora en la ida y el regreso. Llegan cansados/as y agotados/as a clases, muchas veces sin alimentación previa. Si la caminata es en verano ¿cuáles serían sus condiciones físicas y psíquicas para recibir docencia?

Los centros educativos privados  de clase media alta tienen otras condiciones: aulas con abanicos o aires acondicionados, niños y niñas transportados en vehículos hasta la puerta de entrada del centro. Lamentablemente estas facilidades solo las tiene una minoría de la población infantil-adolescente; la gran mayoría recibe docencia en condiciones muy incómodas y difíciles que no favorecen su permanencia mucho tiempo en aula y menos aún con un cambio de calendario escolar. El Ministerio de Educación debe revisar esta medida. Niños y jóvenes son el sujeto principal del proceso educativo y deben recibir docencia con cierto confort y facilidades que no tienen actualmente y  que pueden empeorar con un cambio de calendario escolar.