Cambio en selectivo rompió todos los esquemas de racionalidad económica

Cambio en selectivo rompió todos los esquemas de racionalidad económica

El cambio introducido al impuesto selectivo al consumo de las bebidas alcohólicas «echó por la borda todos los esquemas de racionalidad económica», se explicó en círculos ligados al sector.

De acuerdo a lo informado, como resultado de ese cambio, bebidas de lujo importadas pagarán al fisco lo mismo que bebidas de frutas producidas localmente, de inferior valor, en perjuicio del fisco y elevando los niveles de inequidad del sistema tributario.

Además, se explicó que se penaliza a bebidas que aportan un mayor valor agregado a la economía y que generan un mayor nivel de empleos en la República Dominicana.

Asimismo, se explicó que contrario a la tendencia mundial en materia tributaria, que es que los impuestos graven el valor, no componentes específicos de los bienes o servicios, el cambio introducido en el selectivo grava sólo el contenido alcohólico de las bebidas, sin importar su valor.

Se indicó que, en cambio, se dejan libre de gravamen los demás componentes de las bebidas, como los envases, la etiqueta y otros insumos, así como el margen de comercialización.

De acuerdo a lo explicado, lo más absurdo del impuesto es que bebidas de lujos pagan al fisco menos que bebidas de consumo popular.

Un ejemplo que, según se explicó, pone en evidencia lo absurdo del cambio, es que una caja de un vino de fruta producido localmente, como es el caso del Vino Piña, pagaría al fisco 218.24 pesos con el cambio introducido al selectivo, una suma superior a la que pagaría una caja de un vino chateaux

o de reserva, que serían 155.22 pesos.

El valor de una caja de vino piña es de sólo 390 pesos, pero el valor de una caja de vino chateaux varía desde 12 mil pesos hasta 200 mil pesos.

Algo parecido ocurre con los whiskies. Una caja de etiqueta negra o incluso de etiqueta dorada o y azul, pagaría al fisco 799.43 pesos, lo mismo que pagaría una caja de un whisky de consumo popular producido en el país, como el MacKalbert.

Sin embargo, se explicó que el valor de una caja de etiqueta negra, para no señalar el extremo de lo que ocurría con una de etiqueta azul o dorada, es de más de 7,000 pesos, mientras que el valor de la caja de MacKalbert es de sólo 1,030 pesos.

Asimismo, se planteó que con el cambio introducido al selectivo el aporte real de las bebidas bajará en las medidas en que éstas aumenten de precios, lo contrario de lo que hubiera ocurrido si se hubiera aceptada la propuesta inicial del gobierno de aumentar el selectivo para todas las bebidas en un 30 por ciento de su valor.

En el caso de las cervezas, se indicó que si se hubiera acogida la propuesta inicial del 30 por ciento, el aporte neto de ese sector hubiera aumentado en un 36.9 por ciento, ya que al aumento de 30 por ciento habría que agregar un incremento de precio de un 23 por ciento que dispusieron los productores de esas bebidas.

Sin embargo, por el cambio introducido, el aporte de las cervezas sólo aumentaría en un 22 por ciento.

Dijo que el perjuicio al fisco será mayor en los próximos años, ya que de acuerdo al cambio introducido a las bebidas alcohólicas, el aporte al fisco de las cervezas, los whiskies y los vinos importados continuaría disminuyendo, ya que el ajuste por inflación sólo se aplicaría al contenido alcohólico de las bebidas, sin incluir los demás componentes.

A pesar del perjuicio que causará al fisco el cambio introducido en el selectivo, se informó que un alto funcionario del gobierno allanó el camino para que prosperara la propuesta dirigida a beneficiar a determinados segmentos del sector bebidas, con la medida de gravar el contenido alcohólico de las bebidas, en vez de su valor.

De acuerdo a lo informado, el alto funcionario no sólo ofreció la información a grupos privados de que se estaba trabajando en un proyecto para aumentar el selectivo para que se adelantaran con la propuesta del cambio de la base del valor al contenido alcohólico, sino que también trabajó en la elaboración de esta iniciativa, contraria al interés del fisco, para la cual también utilizó los servicios de otro economista.

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