Cambio o extinción

Cambio o extinción

Millizen Uribe

La sabiduría popular dominicana no se equivoca cuando asevera que una cosa es con guitarra y otra con violín. Esa es la historia sin fin de la politiquería dominicana. Como reloj de péndulo, algunos políticos cambian de posiciones “asigún”, dependiendo si están en el Gobierno o si están en la oposición.

Lo hemos vivido una y otra vez con temas como la reelección presidencial, por ejemplo. Cuando se está fuera del poder, es un asunto de principios oponerse a ella, pero una vez en el Gobierno, no se escatiman esfuerzos ni recursos, para colmo de males, públicos, para lograrla.

De este síntoma sufre una parte importante del Congreso, ahora por mayoría y en palabras, “del cambio”, pues está bajo sospecha justificada de personas que les apoyaron en las urnas seducidas por sus discursos incendiarios contra barrilitos, cofrecitos y demás yerbas aromáticas, incluyendo privilegios irritantes como dobles exoneraciones, que se maquillan con cambios de nombres, pero que en definitiva, constituyen un uso clientelar de recursos públicos, campaña política anticipada y desigual y, que al final, no solucionan de raíz los problemas estructurales que causan que personas tengan que acudir a ellos para comprar una receta o conseguir un ataúd para enterrar dignamente a un ser querido.

Pero, como acaba de iniciar una nueva legislatura, estos legisladores tienen ahora la oportunidad de acreditarse demostrando con hechos, no con palabras, que son un cambio. Bien pueden empezar por la aprobación de la Ley de Extinción de Dominio, una pieza vital para el combate de la corrupción y la impunidad, que permitirá recuperar patrimonio robado al Estado y que aunque está contemplada en la Constitución desde el año 2010, se mantiene en un vaivén, de una cámara a otra, sin aprobarse.

Igual con la Ley de Seguridad Social, que debió revisarse hace años, y que apenas hasta ahora se discute en una comisión bilateral donde ojalá los derechos de la ciudadanía a la salud y a pensiones dignas se impongan sobre las visiones e intereses comerciales que predominan al día de hoy, desnudados con la pandemia, y que constituyen una negación sistemática de derechos en beneficio de los negocios.

Y que sigan con el Código Penal que deben revisar para garantizar cuente con mejores herramientas para combatir la corrupción, como ha observado la Procuraduría, donde los partidos políticos no queden exentos de responsabilidad penal ni los militares cuenten con el privilegio de tribunales particulares. Que además aprovechen la nueva oportunidad histórica de incluir las tres causales y apoyar así la vida de mujeres y niñas que decidan interrumpir un embarazo ante esta tríada de circunstancias especiales.

De no hacerse así, todos los elementos conducirían a concluir que lejos de ser un Congreso del cambio o moderno, es, más bien, con contadas excepciones, digno de la prehistoria, lleno de dinosaurios, blancos, azules, morados, rojos, verdes y amarillos, ¡Muchos dinosaurios! que si no cambian y legislan para la ciudadanía, terminarán extinguiéndose.

Millizen Uribe

Millizen Uribe

Periodista. Editora del Periódico HOY Digital

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