Produciendo más, habrá más empleo, más compras, más ventas…
Como el bolero, con tres palabras-REINGENIERÍA, DISCIPLINA y EJEMPLO-pueden decirse todas las cosas que un cambio sustancial debe abordar en un 2021 matizado por agobiante crisis sanitaria y económica.
Reingeniería en prestación de servicios de salud para ser más proactivos que reactivos, más preventivos que curativos. Que tomen iniciativas de acudir a la población ante mínima señal de contagio de algún sector, sin esperar que ciudadanos acudan a los servicios cuando el contagio se haya consumado y/o tornado crítico.
Reingeniería de procesos productivos cumpliendo protocolos sanitarios y poder seguir produciendo bienes y servicios para satisfacer necesidades, incluso aquellas fortalecedoras de un sistema inmunológico resistente al contagio. Y para mantener puestos de trabajo en una economía de desempleados e informales, empujada a salir diariamente a buscar el sustento diario.
Reconociendo que el transporte colectivo es contagiante, se impone su reingeniería asociada al reordenamiento territorial a fin de reducir fricción espacial generada entre focos generadores de origen y destino de pasajeros. Teletrabajos y flexibilización horaria requieren maximizarse y comenzar a armonizar lugares de trabajo y residencias.
El reordenamiento territorial deberá procurar retención poblacional de, y hasta la vuelta a, nuestros campos mediante inversiones infraestructurales en producción y prestación de servicios; desahogando nuestros barrios tan aglomerados que hacen risibles llamados a evitar aglomeraciones.
La reingeniería económica implica que el transporte de carga sea sometido a competencia, así como costos de factores de producción-combustibles y electricidad-imprescindibles para nuestra competitividad.
Entender que no puede haber competitividad sin competencia.
La disciplina empresarial, ciudadana y gubernamental, especialmente fiscal, resulta obligatoria, mediante decisiones valientes: En lugar de prohibir operaciones empresariales, prohibir suspensiones laborales.
En lugar de asistir trabajadores suspendidos de empresas paralizadas; asistir a empresas que sigan produciendo para evitar suspender trabajadores.
Produciendo más, habrá más empleo, más compras, más ventas, más recaudaciones; lográndose recursos financiadores de proactivos servicios de salud, empresas que mantengan producción, infraestructuras agropecuarias/rurales, reordenamiento del territorio para minimizar transporte.
Esto exigirá firmeza de autoridad en nuestras autoridades, especialmente moral, consustancial al ejemplo: exigir, diseñar y adoptar protocolos, hacerlos cumplir rigurosa y vigorosamente, por encima de la imprudencia ciudadana y la irresponsabilidad empresarial.
Y requiere autoridades moralmente fortalecidas, con capacidad para exigirlo. Requiérese objetividad, honestidad e imparcialidad al servir informaciones y tomar decisiones. Que cumpla n lo adoptado dando testimonio, con el ejemplo, de sometimiento a lo que establecieron.
Reclamos de aglomeraciones y distanciamientos, p.e., se desvanecen cuando autoridades se exhiben contraviniéndolos. O cuando enseñoreándose del poder, con un triunfalismo prematuro, no ponderan consecuencias futuras de acciones presentes.
Solo así el cambio 2021 será sustancial. De lo contrario, tendremos lo mismo, aunque con otro nombre.