Esta vez decidí llenar estas cuartillas con algunos párrafos de un magnífico trabajo de un amigo, muy estimado en el seno de la izquierda latino-caribeña: Emir Sader, destacado sociólogo e investigador brasileño miembro del PT, «militante socialista» como él orgullosamente se define.

Se trata de fragmentos de una conferencia pronunciada en la Cátedra Antonio Gramsci del Centro Juan Marinello, de Cuba, titulada «Hegemonía y contrahegemonía en tiempos de guerra». Veamos lo que dice Emir:

«El 2001 fue ante todo el año de viraje de la coyuntura mundial en el marco abierto por el fin del campo socialista. ¿Qué es lo que cambió en 2001? Mucho antes de septiembre se produjo el paso de la economía norteamericana de la expansión mantenida durante siete años a un período de recesión. En el primer trimestre del año se anunció oficialmente que la economía norteamericana había entrado en un ciclo recesivo. Estemos o no de acuerdo con el criterio de en qué momento se produjo esto, lo cierto es que la economía norteamericana había tenido un ciclo de crecimiento del que se hizo una apología ilusoria, pues se decía que se trataba de un ciclo de crecimiento infinito.

«Por eso los norteamericanos se endeudaron hasta la tercera generación, porque no había que preocuparse con el futuro. La perspectiva era de crecimiento ilimitado. Y ahora están pagando caro el precio de todo eso.

Ello generó situaciones catastróficas cuando sobrevino la recesión actual. Por primera vez los estadounidenses enfrentan hoy una crisis prolongada y profunda, sin la protección del Estado, que se fue retirando de la economía.

«El otro elemento en el cambio de coyuntura fueron los atentados de septiembre.

En verdad, la nueva coyuntura es explosiva porque se trata de la combinación entre la recesión capitalista y la política belicista norteamericana. No responde a un solo factor. No se trata solamente de la reacción norteamericana frente a los actos de septiembre, sino que ya no pueden vender la imagen de un capitalismo triunfante, expansivo. Tanto es así que el discurso norteamericano cambió.

Siguen con su política económica, más proteccionista que antes, como es típico de los períodos de recesión…

«Los Estados Unidos ya no pueden mostrar el libre comercio como su bandera fundamental ante el mundo en general, puesto que son cada vez más proteccionistas de sus intereses y, además, ya no son un modelo de economía que crece. Esta combinación hace que los Estados Unidos cambien su modelo hegemónico y pasen a adoptar otro centrado en la idea de la seguridad mundial.

Es en la lucha contra el terrorismo donde los Estados Unidos buscan encontrar su espacio fundamental de acción en el mundo. Ellos ganan en autonomía, porque hacen de su superioridad militar un elemento político e ideológico que les daría derecho de intervención autónoma, unilateral e incluso preventiva. La nueva concepción de la seguridad nacional de los Estados Unidos reivindica su derecho de intervención preventiva y unilateral».

Hasta aquí la cita.

A esa política es que está sirviéndole el Estado dominicano a través de los tres partidos que lo controlan (PRD, PLD y PRSC), especialmente impactado por dos candidaturas (las de Hipólito Mejía y Leonel Fernández) que desde una competencia perversa y sin diferenciaciones notables pretenden polarizar el actual escenario electoral.

En ese contexto se producen, sin rubor posible ni discreción demagógica, sus respaldos al acuerdo con el FMI, al ALCA, al TLC y a la llamada guerra antiterrorista auspiciada y promovida por Bush.

La presencia de soldados dominicanos en Irak, apoyado por ambas opciones, es la expresión más trágica de esa indignante subordinación. Ya hasta el Cardenal López Rodríguez puso su grito en el cielo, e Hipólito y Leonel no lo escucharon.

¡No lo quieren escuchar!