Pocos niegan, hoy, que la sociedad dominicana ha evolucionado, de manera diferente, sorprendente, alarmante hacia más individualismo, más agresividad y más transculturación. Esos nuevos comportamientos afectan indistintamente, el campo y la ciudad. No hay espacio salvado.
La vida en el campo y la ciudad, el desempleo, la pobreza o la riqueza súbita han provocado exclusión social y distanciación espacial. Esos cambios han frustrado los deseos de inserción de parte de nuestra juventud sobre todo. El resultado es esa inseguridad ciudadana que afecta a todos los sectores y a todos los lugares del país. Santo Domingo, en ese sentido, es un verdadero laboratorio social.
El urbanismo es una de las áreas donde esos cambios, que no son solo de agresividad, sino de gustos, de hábitos y de representación, se observan: son expresiones de la adaptación de la nueva clase media actual, atrincherada en sus apartamentos y en torres. Las torres reconquistaron las áreas centrales urbanas, las densificó, creando al mismo tiempo un nuevo estilo de vida, exclusivo.
Esas novedades son múltiples: los proyectos son cerrados como una forma de auto protegerse de los otros, los lobbies son solitarios pero las áreas lúdicas y colectivas son de esas novedades. Entrar en una de esas torres por tierra, depende de la más alta tecnología, algunos lo hacen por los aires, en helicóptero. Los lobbies son verdaderos espacios impersonales con mobiliario de lujo, para descansar que nadie usa. Sin embargo, los espacios nuevos son colectivos y ligados a la vida lúdica y deportiva, se llaman: Sky Gym, es un gimnasio totalmente equipado con TRX, bicicletas de spinning, estacionario, caminador, elíptico y máquinas de pesas, en algunas ocasiones, con piscinas o jaccuzi, también se ofrece un Loggingtrack, especial para complementar las rutinas de jogging, algunos tienen Pets Park, el lugar para ejercitar a la mascota. En las azoteas, para seguir compartiendo entre socios de mismo gusto y mismos ingresos, se crearon áreas para BBQ, el punto ideal para el brunch, -esa nueva forma que tienen los americanos de desayunar y almorzar a la vez los domingos-. Al lado de esa área, se sitúa un Sky Lounge, lugar con mucho estilo para compartir en una reunión relajada, un viernes por la noche.
En cuanto a los apartamentos tienen aire central, también ascensores personales, accesorios de seguridad y vigilancia, doble ventanas. La distribución de estos se organiza alrededor de una sala de música, una sala de billar o póker, o un “home office” para terminar los trabajos pendientes en casa. En esas torres, no hay roces personales, ni música estridente, ni gritos de niños. Como vista asegurada: otra torre. Esta es, una nueva forma de vida para una parte de la sociedad que ha decidido aislarse y que algunos ven, no lo dudo, como una tentación y como una agresión.