Caminata lunar continúa siendo una tremenda proeza

Caminata lunar continúa siendo una tremenda proeza

WASHINGTON.  AP.  La medida de lo lejos que puede llegar la humanidad es una huella de un calzado número 43 (o nueve y medio en Estados Unidos).  Es la huella de Neil Armstrong, el primer hombre que pisó la Luna.

Una huella que simboliza el potencial de la raza humana.  La cápsula Apolo 11 ha pasado a ser a su vez un símbolo de las posibilidades de una sociedad: “Si podemos mandar un hombre a la Luna, podemos…”.

 Lo que llevó al hombre a la Luna hace 40 años fue una iniciativa de una audacia jamás vista hasta entonces, y que no ha vuelto a repetirse.

Exigió cohetes de propulsión que no existían cuando el presidente John F. Kennedy planteó el desafío de enviar un hombre a la Luna en 1961. Hicieron falta avances en computación que todavía no se habían producido. La NASA tuvo que aprender a acoplar dos naves, enseñarle a los astronautas a caminar en el espacio, a vivir en el espacio. Todas tareas tan difíciles que muchos expertos consideraron imposibles.  Cuarenta años después, la llegada a la Luna es sinónimo de lo que pueden hacer los humanos en general, no solamente los estadounidenses. En su momento, no obstante, el proyecto puso a prueba el ingenio y el compromiso de Estados Unidos.  El historiador Douglas Brinkley dijo que el programa de las naves Apolo fue “un momento ejemplar de esa actitud tan estadounidense de que todo es posible”. Después de llegar a la Luna, Estados Unidos se reblandeció, según Brinkley, y comenzó a jugar a la lotería, en busca de premios rápidos, sin esfuerzo, en lugar de apostar al sudor y el trabajo para conseguir objetivos difíciles.  En los años que han pasado, cuando el país confronta un reto, sus líderes a menudo buscan inspiración en el programa de las Apolo. En 1971, cuando el presidente Richard Nixon le declaró la guerra al cáncer, sus colaboradores hablaron de buscar “una inyección lunar” para la enfermedad.

El año pasado, Barack Obama, por entonces candidato a la presidencia, y el ex vicepresidente Al Gore propusieron un esfuerzo masivo para combatir el calentamiento global, que compararon con la Apolo 11. Un proyecto de defensores del medio ambiente destinado a promover fuentes de energía renovables y contener los cambios climáticos fue nombrado “Alianza Apolo”.

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