Camino de doble vía

Camino de doble vía

Cuantas veces la tragedia ha azotado a este país, la solidaridad internacional se ha manifestado por medio del suministro de ayuda material y técnica. Y nosotros, que nos desvivimos por el «dado», siempre hemos tenido las puertas abiertas.

Las veces que nos han castigado las inclemencias del tiempo, como es el caso del paso de los huracanes David y Georges, así como las inundaciones provocadas por la tormenta Federico, o la destrucción del pueblo de Jimaní por una riada, para citar solo unos pocos casos, hemos recibido ayuda cuantiosa, apoyo solidario y calor humano de la comunidad internacional, inclusive de países que, en la oportunidad, no estaban en su mejor momento económico.

Y es que la solidaridad internacional no sólo es una expresión de afecto, sino un tácito reconocimiento de que, alguna vez, tarde o temprano, el país dador o donante podría verse en necesidad de tornarse receptor.

En el lado occidental de esta isla hay una paupérrima nación que estamos obligados a tener muy presente, no sólo por su pobreza extrema, sino además porque es parte de nuestros problemas.

Recientemente,  el huracán Dennis, que tuvimos la suerte de que nos rozara siendo apenas tormenta, provocó pérdidas de vidas humanas y enormes daños materiales en esa nación vecina que se llama Haití.

-II-

En su trayectoria, Dennis incursionó en Cuba y causó desolación, inundaciones y pérdidas a la producción agrícola y pecuaria. Luego golpeó Jamaica, dejando perjuicios muy severos.  Poblaciones norteamericanas al sur de Florida han sido seriamente dañadas.

Ayer, cuando los cubanos apenas empezaban a recuperarse de la embestida del huracán, ya Percival Patterson, primer ministro de Jamaica, expresaba públicamente su agradecimiento al gobierno de Cuba por la ayuda material suministrada para paliar los daños ocasionados por Dennis, que después de azotar a los jamaiquinos arremetió contra los cubanos.

Nos llama la atención el hecho de que en semejantes circunstancias, todavía el Gobierno dominicano no ha reaccionado para expresarle a haitianos, cubanos y norteamericanos no sólo nuestra solidaridad «de boca»,  sino mediante el envío de ayuda material y humana, que siempre es necesaria en momentos como estos.

Aunque somos un país con dificultades, tenemos muchas menos que los haitianos, y en el caso particular de los cubanos, tenemos que tomar en cuenta que éstos habían soportado dos años consecutivos de intensa sequía, lo que necesariamente mermó sus disponibilidades de alimentos.

Abramos las puertas a la solidaridad, no sólo para recibirla, sino también para darla a quienes la necesitan, como es el caso muy especial de Haití y Cuba. No importa que sea una ayuda puramente simbólica. Lo que verdaderamente importa es la solidaridad mostrada en estos momentos de dolor que afectan a los hermanos haitianos, cubanos, jamaicanos y norteamericanos.

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