Campaña de 16 Días de Activismo contra la Violencia de Género

Campaña de 16 Días de Activismo contra la Violencia de Género

La violencia de género es una pandemia mundial que trasciende todas las fronteras, ya sean étnicas, raciales, de clase, religiosas o de nivel educativo.

Amenaza a mujeres y niñas en cualquier momento de su ciclo de vida, desde el feticidio femenino y la falta de acceso a la educación, la salud y la nutrición, hasta el matrimonio infantil, el tráfico sexual, los denominados “crímenes de honor”, los asesinatos relacionados con la dote, la violencia doméstica, la violación, y el abandono y ostracismo de las viudas.

Este año que emprendemos una vez más la campaña “16 Días de Activismo contra la Violencia de Género”, que comienza el 25 de noviembre con el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer y concluye el 10 de diciembre con el Día Internacional de los Derechos Humanos, la comunidad internacional debe ofrecer más que palabras para responder al llamado para liberar a las mujeres de la violencia.

Para la República Dominicana, el 25 de noviembre tiene un significado muy especial.  Es importante recordar que el 19 de octubre de 1999, en el marco de la 54ava Sesión de la Asamblea General de las Naciones Unidas, la República Dominicana – con el apoyo de 74 países miembros – presentó una resolución solicitando que esta fecha fuese declarada como el “Día Internacional para la Eliminación de la Violencia Contra la Mujer”, para conmemorar las vidas de las hermanas María Teresa, Minerva y Patria Mirabal.

Fue precisamente en esa fecha, en el año 1960, cuando las tres hermanas fueron vilmente asesinadas por órdenes del dictador Rafael L. Trujillo.

Desde su aceptación por la Asamblea General en 1969, el 25 de noviembre se ha convertido en una fecha solemne donde el mundo no sólo conmemora las vidas de las Hermanas Mirabal sino que también reflexiona sobre el impacto de la violencia de género en nuestras sociedades.

En honor a las Hermanas Mirabal, y a las miles de mujeres que anualmente sufren las consecuencias de la violencia de género, debemos hacer frente a la impunidad que con demasiada frecuencia permite que los autores más atroces de estos delitos no rindan cuentas. Tenemos que corregir la mala condición de las mujeres y niñas en todo el mundo, hecho que las infravalora y las hace vulnerables. Además, debemos apoyar la inclusión de hombres y niños en las actividades dirigidas a abordar y prevenir la violencia y a cambiar las actitudes con respecto al género, así como reconocer que los hombres también pueden ser víctimas debido a su género. Por último, debemos destacar y promover programas eficaces que ya dan resultado.

Estos 16 días son un recordatorio aleccionador de que la violencia de género tiene profundas consecuencias socio-económicas para toda la sociedad.

No sólo socava la posibilidad de la igualdad de género, sino que también afecta negativamente la salud, la educación y la participación política y económica de la mujer. Los violentos ataques contra las mujeres también se utilizan como táctica de guerra, como se ha podido ver en la provincia de Kivu Norte en la República Democrática del Congo el pasado mes de julio, donde grupos rebeldes violaron brutalmente a 200 mujeres y niñas a lo largo de cuatro días, a tan solo veinte millas de distancia de una base de la ONU en la que había soldados de mantenimiento de la paz. Cuando se utiliza en situaciones de conflicto, la violencia sexual y las violaciones frecuentemente incentivan los conflictos y devastan comunidades enteras, destruyendo el tejido mismo de la sociedad.

Este año, la Campaña de 16 días se produce tras el 10º aniversario de la Resolución 1325 de la ONU sobre Mujeres, Paz y Seguridad, lo cual proporciona a la comunidad internacional la oportunidad de reforzar iniciativas dirigidas a tratar a las mujeres no sólo como víctimas de la violencia, sino más bien como agentes de la paz y la reconciliación.

Estados Unidos ha tomado la iniciativa de reiterar los objetivos establecidos en esta histórica resolución, pero además ofrece medidas concretas que los países pueden tomar para asegurar que las mujeres estén presentes durante las negociaciones de paz.

La única manera de lograr nuestras metas, o sea de reducir el número de conflictos en el mundo, acabar con la violación como arma de guerra, luchar contra la cultura de la impunidad por actos de violencia sexual y consolidar una paz sostenible, es aprovechar la contribución plena de mujeres y hombres en todos los aspectos del mantenimiento de la paz y la consolidación de la paz.

Estados Unidos también trabaja a nivel bilateral y multilateral para definir la violencia de género no sólo como tema de la mujer, sino como tema de derechos humanos y seguridad internacionales.

Tomamos medidas en el terreno, entrenamos a soldados de mantenimiento de la paz y los concienciamos en aspectos de la violencia de género y actividades de prevención, colaboramos también con organizaciones no gubernamentales para garantizar la participación de los hombres en la prevención de la violencia contra la mujer, y con líderes de todas las religiones para que incorporen estos mensajes en sus actividades de extensión.

La potenciación económica de la mujer es también un elemento esencial de cualquier enfoque sostenible dirigido a erradicar la violencia contra la mujer, puesto que los estudios revelan que las mujeres que controlan sus propios recursos son menos vulnerables a convertirse en víctimas debido a su género.

Como dijo en fechas recientes la Secretaria de Estado Hillary R. Clinton: “Invertir en el potencial de las mujeres y niñas en el mundo es una de las maneras más seguras de alcanzar el progreso económico mundial, la estabilidad política y mayor prosperidad para las mujeres –y hombres– en todo el mundo”.

El autor es Embajador de los Estados Unidos de América en República Dominicana.

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