Campaña de promoción de valores y sus contradicciones

Campaña de promoción de valores y sus contradicciones

Los valores son normas y pautas de comportamiento culturalmente aprendidos a través de prácticas en la interacción social. Los valores no se aprenden con discursos ni con manuales, se aprenden con la práctica, con el modelaje social.

La campaña de promoción de trece valores para convertir la República Dominicana en un país mejor con el auspicio de la Primera Dama es totalmente contradictoria con las prácticas que promueve el Poder Ejecutivo, los funcionarios, la jerarquía eclesiástica y las instancias de poder y que sirven de modelaje social. Este artículo trabaja algunos de los valores que plantea la campaña desde la identificación de estas contradicciones, estos son:

1. La honestidad. No puede el Poder Ejecutivo, ni los funcionarios ni la Primera Dama hablar de honestidad en un país bañado de prácticas de corrupción, narcotráfico, robo de los bienes del Estado desde los distintos funcionarios, DNCD, la Policía. El Poder Ejecutivo, que es responsable de controlar estas prácticas, las permite y no las sanciona.

El mensaje que envía el Presidente de la República y sus funcionarios a toda la población infantil, juvenil y adulta del país es de indiferencia y permisividad hacia el robo, la corrupción, el narcotráfico y por tanto de deshonestidad.

2. Justicia Social. La Policía, la DNCD y la AMET acribillan a balazos, torturan y reprimen a jóvenes en los barrios, en las comunidades, en protestas y a simples transeúntes en supuestos operativos. Las acciones que cometen estos organismos y la permisividad del Poder Ejecutivo con ellos a los que debe controlar y erradicar estas prácticas sirve de modelaje en nuestra sociedad para la promoción de la violencia y la injusticia social. La justicia solo funciona para los más vulnerables que son los que están presos, no para los que tienen “compadres”.

3. Tolerancia y Respeto. La intolerancia y el irrespeto hacia las mujeres, los homosexuales-lesbianas y los dominicanos de ascendencia haitiana se plasma en la Constitución de la República y en las continuas prácticas discriminatorias que se promueven desde la jerarquía eclesiástica y las instancias de poder. Lo mismo ocurre con la cultura juvenil la cual es reprimida en todas las instancias educativas, religiosas y del sector público; un ejemplo son las expulsiones a jóvenes de ambos sexos de centros educativos.

En una sociedad donde se reprime y sanciona a las personas por la forma de vestir, por sus prácticas sexuales, por ser diferente, se promueve la intolerancia y el irrespeto, el otro no tiene derecho a ser diferente. 

Para promover valores se necesita que el gobierno y los sectores de poder cambien su accionar y sus prácticas basadas en la promoción de antivalores.

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