POR PEDRO GERMOSEN
Las labores legislativas del Senado y la Cámara de Diputados están paralizadas desde hace varias semanas, porque sus miembros, en su mayoría dirigentes del opositor Partido Revolucionario Dominicano (PRD), se encuentran activando en la convención de esa organización política.

     De las últimas nueve convocatorias para sesionar de manera ordinaria, el Senado sólo ha celebrado una sesión y la Cámara de Diputados, por la misma causa, también está rezagada en sus labores legislativas.

     Conforme a los reglamentos internos, los senadores y diputados deben sesionar los martes, miércoles y jueves, pero en el caso del Senado, donde la falta de trabajo es más grave, apenas se sesiona los martes.

     Últimamente los trabajos de la convención del PRD a los que están entregados los senadores y diputados de ese partido, les impide a esos congresistas sesionar hasta los martes, como viene ocurriendo hace varias semanas.

     La inasistencia de los congresistas a sus labores, sin excusa legítima, contraviene tanto los reglamentos internos de las cámaras legislativas como la propia Constitución de la República.

     Sólo en raras ocasiones la Cámara Alta legisla dos veces a la semana y las tres veces correspondientes, al menos este año, no lo ha hecho.

     La convención que el PRD tiene programada para este domingo afecta más las labores legislativas, en razón de que el partido blanco cuenta con la mayoría absoluta en el Senado y relativa en la Cámara Baja.

     A saber, de los 32 senadores, 29 son del PRD y pertenecen a ese mismo partido 72 de los 150 diputados.

     Previo a la sesión del Senado de ayer, convocada para las 3:00 de la tarde, ya se habían recibido unas 10 excusas, pero de los restantes sólo tres fueron vistos por el Congreso, a saber, Pedro Antonio Luna, de Sánchez Ramírez; Enriquillo Reyes, de Monseñor Nouel y Fausto López Solís, de La Vega.

     El presidente del hemiciclo, Andrés Bautista García, de Espaillat, a las 5:00 de la tarde no se había presentado a su despacho, momento en que hasta las secretarias ejecutivas empezaban a abandonar el lugar.