Campaña electoral en diciembre: Feliz Navidad

Campaña electoral en diciembre: Feliz Navidad

Si algo bueno está permitiendo esta campaña electoral, es poner en evidencia sin subterfugios la calidad de la militancia, el tipo de gente que pretende llegar a gobernarnos.

Estamos frente a una población de candidatos diversos y dispersos, aspirando a miles de cargos electivos, donde solo hay que verlos para darse cuenta del porqué no tienen nada que ofertarnos, ya que apenas tienen algo que ofertarse a sí mismo: es una población de elegibles inelegibles.

La interesante dicotomía de presentarse como opción política, matizada de palabras vacías, sin ser opción de nada debería llamarnos a reflexión, ya que vamos a caer en manos de esa población, sin interés en el bien común.

Las características de la oferta política no es lo más tenaz de la campaña. Lo que está llamando la atención es la modalidad, la conducta de militantes-clientes, de organizaciones que fueron paradigmas del comportamiento de su militancia.

La primera caravana del partido de gobierno, el sábado 12 de diciembre, evidencia cómo ha cambiado la praxis en apenas tres lustros. Esa actividad permitió observar la toma, temprana, por los militantes del PLD de calles y avenidas, montando tarimas y equipos de sonido de altos decibeles.

Lo que pasó aquel día quedó magistralmente cronicado por Juan Bolívar Díaz, 24 horas después, en la página 12A de este periódico HOY, para registro del populismo post moderno. Dejando constancia que la campaña es un peligroso circo de mal gusto, donde los participantes son sumergidos en alcohol y otros estimulantes, que poco tienen que ver con el contenido programático de organizaciones políticas, reducidas a hombres y mujeres bailando, gritando, blandiendo palos y banderas dejadas en cunetas a ritmo de la lírica “Tú pa’ ya, yo toy pa’ cá. Tú ‘ta desacatá, yo ‘toy desacata’o.”

A estos hechos, siguieron las elecciones primarias del PLD, el domingo 13 de diciembre. El comportamiento surgido en esta fiesta democrática interna, engalanó las portadas de los matutinos a cuatro columnas y remite a estudio conductual de militancia política en el poder, deseosa de continuar detentándolo.

Tras ver los videos de cómo una actividad que debió ser tranquila, concluye a palos y tiros, con saldo de dos muertos y varios heridos, para luego escuchar los testimonios de todas las trampas que se están haciendo, unos a otros, en nombre de “4 años más con Danilo”. Lo dicho antes, no deja de darnos escalofríos, pues se trata de una militancia capaz de todo, por permanecer en el poder.

Siendo la gran noticia del día lunes 14 de diciembre el acuerdo del PRM con los PRSC, lamentándose el presidente candidato- “no pudimos llegar a un acuerdo con ellos” – mientras figuran en primera plana, sonrientes los tres negociadores del PRSC. Este evento quedó opacado con la trágica noticia del asesinato el martes 15 de diciembre del alcalde Juan de los Santos (Juancito sport) en su despacho, a manos de alguien que parecía ser su “amigo y colaborador”, dejando la sociedad bajo el impacto de la noticia y de los rituales del duelo.

Mientras continuaba el conteo de los votos de la convención PLD. La madrugada del jueves 17 de diciembre, dos dirigentes de Barahona, aspirantes a reelegirse, fueron heridos durante una discusión por los resultados de las Primarias.

Muchos se preguntan “¿Cómo hemos llegado hasta ahí?” mientras la sociedad da señales de su disfuncionalidad. Recordamos al amigo sociólogo Wilfredo Lozano diciendo “no sabemos qué es lo que ha pasado en esta población”.

Estamos a punto de empezar a saberlo, al recibir los frutos de cómo la ausencia de inversión en la gente tiene sus consecuencias. No trabajamos el crecimiento interior de los individuos, el SER. Y nuestra población crece al margen de la ley, sin reglas. Impunidad y corrupción, únicos modelos para crecer social y económicamente desde la membresía de un partido político.

Hemos perdido el respecto por el otro, pero sobre todo y, en especial, hacia nosotros mismos. Hemos entrado en la fase oscura de las elecciones clientelares, donde a los elegibles lo único que les interesa es llegar o mantenerse en el poder, estando claro para qué.

Lo sucedido en estos días de diciembre nos alertan en torno a lo que pueden llegar a ser los meses que nos separan de las elecciones. Aunque existe el temor “de que pase como en Venezuela”, según Franklin Almeyda – algo que dudamos- ya que los Venezolanos han votado sin violencia, para recuperar la dignidad, para cambiar el chavismo. Aquí se vota con violencia, para elegir representantes a las elecciones, para continuar perdiendo la dignidad .

Nuestra ciudadanía, aun no da señales de que le interesa el cambio. El clientelismo consiente, en plena expansión, fomenta la creencia de que gran parte del pueblo quiere dádivas y vulgaridad, esperando ser accionista de un partido, para “llegar a ser alguien”. Mientras se sigue siendo esclavo…

Almeyda, no debe temer a cambios bruscos, aunque el mapa político este fracturado por alianzas ,y componendas. Estas elecciones están definidas y estarán marcadas por el transfuguismo, que como él bien sabe, responde al perfil que define al “político exitoso”, sin arraigo, sin moral, ni compromiso con el pueblo.

El proceso electoral es apenas una muestra representativa de lo que nos está pasando, del deterioro que vive nuestra sociedad. Feliz Navidad.

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