Campaña sucia

Campaña sucia

En un país como el nuestro, aspirar al poder lleva a algunos a hacer uso de todo tipo de recursos para agenciarse la meta y neutralizar al contrincante.

Por eso es muy común dentro de un proceso electoral ver a candidatos, partidos y organizaciones valerse de la infamia, la mentira, la denotación y la denigración como recurso.

Hemos escuchado cosas que van desde acusaciones en el plano ético, moral  hasta lo muy personal e íntimo.

Se trata de una práctica de muy mal gusto y que daña mucho la imagen de una sociedad.

Consciente de esta realidad, los dominicanos no nos hemos sorprendido con el ataque inmisericorde y fiero que se ha hecho recientemente a la Primera Dama de la República, la señora Margarita Cedeño de Fernández.

Ante una candidatura sólida y de ascenso vertiginoso e imparable, es claro que la desesperación llevó a la oposición a actuar de manera muy precipitada y sin valerse del razonamiento cauto.

Las explicaciones y declaraciones de los autores materiales e intelectuales de esta chapucería, revela de manera evidente la creación de un libreto.

Pero no les ayudaron las partes sueltas y difíciles de encajar en una sociedad que tiene cada vez mayores niveles de capacidad.

Se apostó mucho a la ingenuidad y se confió demasiado en el provecho de la confusión.

La argucia insana, hoy ha tenido un efecto totalmente contrario.

El ataque contra la señora Margarita Cedeño de Fernández  ha sido visto e interpretado como un intento de cierre de la oportunidad que bien merece la mujer dominicana de ascender en todos los niveles decisivos de la nación.

Es bien sabido que su figura, unida a la de un candidato altamente potable, ha producido un gran entusiasmo en el corazón de una enorme masa de votantes.

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