Campaña sucia, letal bumerán

Campaña sucia, letal bumerán

Ubi Rivas.

Las campañas sucias auspiciadoras del descrédito de un candidato, resultan letales bumeranes que se revierten contra sus miopes heraldos.
Prueba más reciente del enunciado fue la campaña sucia que orquestó el Partido Demócrata de EEUU contra el candidato del Partido Republicano, Donald Trump en la útima prueba cívica, acusando al controversial y unilateral magnate de asociarse con Rusia, que alegadamente se inmiscuyó en el proceso electoral, y Trump ganó la lid a Hillary Clinton.
El doctor Joaquìn Balaguer, el gobernante mas exitoso y con mayor repetición en el ejercicio del poder con seis períodos, jamás incurrió en ordenar campaña sucia contra sus adversarios, ni siquiera dentro del Partido Reformista en la confrontación con Augusto Lora, siendo vencido por Antonio Guzmán en 1978 no por alegadamente crear 300 millonarios, sino por el exceso de represión y crímenes de los fatídicos Doce Años (l966-l978).
El presidente Balaguer incluso, nunca respondió las acusaciones que formuló el PRD por usar a los militares para reprimir a la oposición, impidiéndole la normal movilización para promover a su candidato.
En términos análogos procede el tres veces presidente Leonel Fernández, ante el vendaval de baja estofa que intenta desprestigiarlo y vincularlo con el narco, cuando en esta asignatura nadie puede lanzar la primera piedra, desde el pináculo del poder hasta los deleznables sicofantes que avientan la campaña sucia contra quien inexorablemente desplazará al presidente Medina del poder.
La experiencia demuestra que los dardos de la difamación y descalificación reditúan en el difamado, porque la noción y respuesta general cierra filas con la víctima, condenando al victimario.
La nueva Ley Electoral penaliza entre tres a diez años a quien promueva campaña sucia contra el adversario, que supone un freno al oficialismo, desesperado ante la inminencia del triunfo electoral del expresidente Leonel Fernández.

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