Campos de batalla

Campos de batalla

Claudio Acosta.

Campos de batalla.- No hay mejor manera de describir lo que ocurre en las calles (es un decir) del barrio Yagüita de El Ejido, en Santiago, donde los pleitos a tiros entre pandillas juveniles que se disputan el control del microtráfico son parte del diario vivir de sus residentes, que dicen haber renunciado a salir de noche para evitar ser robados, asaltados o asesinados. Matilde Valentina Núñez, una empleada doméstica de 44 años y madre de cuatro hijos, regresaba a su casa de trabajar cuando resultó muerta de un balazo en la cabeza al quedar atrapada en medio del fuego cruzado de dos bandas que dirimían sus diferencias a tiro limpio. Matilde es, para decirlo en el cínico lenguaje de la guerra, un daño colateral, una víctima inocente, como tantas otras en otros tantos barrios donde gobierna la violencia que genera el tráfico y consumo de drogas. Pero los residentes de Yagüita de El Ejido no tienen quien los defienda, y por eso no se atreven a denunciar la muerte de Matilde, como no han denunciado otras muertes en similares circunstancias, no resulte que las represalias de los tígueres empeoren aun más su ya difícil situación. Con la Policía, que debería ofrecerles seguridad y protección, tampoco cuentan, pues a pesar de estar tan cerca de la Dirección Cibao Central de la institución la presencia de sus agentes apenas se deja sentir en las calles del barrio. ¿Qué otra cosa pueden hacer que no sea enterrar a sus muertos, daños colaterales de una cruenta guerra en la que solo aportan las víctimas?

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