PUERTO PRINCIPE. AP. Al margen de una ciudad en ruinas, unos muros caídos revelan lo que alguna vez fue un refugio escondido: un campo de grama verde bien cuidada.   Este pedazo de césped podado con machetes es uno de los dos de la organización no gubernamental L’Athletique D’Haiti.

Durante casi 16 años antes del terremoto del 12 de febrero, la organización dedicó casi 16 hectáreas (40 acres) al entrenamiento deportivo gratuito, educación, distribución de comidas y atención médica. Ahora el terreno se convirtió también en el hogar de unas 2,000 familias damnificadas, que viven en tiendas de campaña.

Las canchas de fútbol y las pistas para correr en el empobrecido barrio pobre de Cité Soleil son un ejemplo del tipo de asistencia de base que los expertos dicen se necesita en Haití.

Sin embargo, L’Athletique y muchos otros grupos pequeños enfrentan dificultades para mantenerse a flote, a pesar de los miles de millones de dólares donados a Haití tras el sismo.

Hasta ahora se ha entregado menos del 15% de los 4,700 millones de dólares que los donantes se comprometieron a entregar para el 2010-2011 en una conferencia de ayuda celebrada en marzo. A esto se le suma que los donantes prefieren darle recursos a grupos más grandes y conocidos que a organizaciones humanitarias más pequeñas.   “Te digo, en un momento dado, me dije a mí mismo: ’Hasta aquí llegamos”’, dijo el director de L’Athletique, Robert Duval, mientras un grupo de niños jugaba con pelotas de fútbol. “Pensaba que el país se había acabado”.   Grupos comunitarios que ayudan a vecindarios rurales o aislados sostienen que los gobiernos extranjeros y los donantes internacionales no los han apoyado lo suficiente.  

“Los grupos de ayuda grandes tienen mucho dinero en sus cuentas bancarias que no se está usando en Haití”, dijo Melinda Miles de la Coalición Respuesta Haití, una alianza de varios grupos que se unieron tras el terremoto. “Para ser honestos con sus donantes y realmente rendir cuentas a los haitianos, cuyos nombres usaron para recaudar fondos, deben invertir el dinero en planes dirigidos por haitianos”.   El grupo de Miles, KONPAY, otorga apoyo nutritivo y ecológico en el sureste de la isla, mediante la siembra de árboles, la distribución de semillas y otros programas.

El dinero que recibió el grupo tras el terremoto se acabó rápidamente y ahora luchan por recaudar los 200,000 dólares que corresponden a su presupuesto anual, dijo.   Otros atraviesan tiempos peores.

En la barriada capitalina de Cité Soleil, un grupo llamado Movimiento para la Acción hacia el Desarrollo ha estado brindando alimentos y dando clases de arte a unos 400 niños y mujeres desde el 2004, pero la organización no gubernamental nunca ha podido recibir asistencia internacional, a pesar de ser reconocida por el gobierno. Al ser incapaz de cumplir con las demandas económicas, cerró su cocina en un distrito que ya tiene problemas nutricionales.   “Acudí a todos en la comunidad internacional y en el gobierno local en búsqueda de fondos y nadie me respondió”, dijo la fundadora del grupo, Dolcine Marie Josette.   Hasta julio, la Cruz Roja Estadounidense había desembolsado un tercio de los 480 millones de dólares que recaudó luego del terremoto en Haití. La vocera del grupo en la isla, Julie Sell, dijo que la lentitud se debe a una evaluación cuidadosa de los proyectos.

La organización apoya algunos grupos locales, como el banco de microfinanzas Fonkoze, pero evita dedicar fondos a los que considera inviables.   “Pueden estar haciendo un trabajo maravilloso pero a veces no es algo sostenible”, dijo.

Haití pide ayuda

Las canchas de fútbol y las pistas para correr en el empobrecido barrio pobre de Cité Soleil son un ejemplo del tipo de asistencia de base que los expertos dicen se necesita en Haití. Por el momento, voluntarios y el flujo de donantes del exterior hacen que el programa de 30,000 dólares anuales de L’Athletique siga funcionando. Pero su futuro es incierto.