Camus mediterráneo 

Camus mediterráneo 

Los días 20 y 21 de junio presente, celebramos por primera vez en el país, un coloquio titulado “Albert Camus: El hombre, la obra, los surcos de la libertad”, en el que expusieron intelectuales franceses y dominicanos sobre la obra del filosofo, dramaturgo, ensayista y novelista francés. Ojalá poder recoger los aportes camusianos logrados en este evento para la difusión y conocimiento de un público mayor al que asistió a esta importante cita en FUNGLODE.

Mi entrega va en relación a mi exposición en el señalado coloquio, la cual titulé “Camus mediterráneo. Bodas y Verano, exaltación existencial y esencia de vida”. Bien, “Bodas y verano” es probablemente el mayor ensayo de corte lírico excepcional escrito por Albert Camus en el año 1939, y tal como lo expresara Pierre Henri Simon es una obra de “comunión con las fuerzas de la naturaleza”.

El ensayo retrata o se compone de diferentes lugares en los que Camus comulga con la naturaleza. Pero, también, en los que nos plantea ¿dónde estamos? o,  ¿frente a qué estamos? Apelando al marco preciso y absolutamente literario, se trata de una experiencia de la entrada y salida del mundo de la naturaleza, en un estado de ánimo de transeúnte viajero en un día de “Bodas con la naturaleza”; es decir, de apasionamiento, pasión carnal y emocional con los elementos naturales.

En Tipasa, como ciudad antigua de Mauritania, abandonada a través de los años, alcanzamos una alabanza de la naturaleza, que presenta también una ciudad en abandono, en contradicción con la filosofía tradicional sobre el progreso humano. Pero, para el filósofo, Tipasa es ante todo, el resultado de las edificaciones humanas que pudo resistir al paso del tiempo. Es también, y representa el lugar predilecto de Camus. Es de hecho, una ciudad antigua, de los primeros siglos cristianos, donde se guardan las ruinas de los termos romanos y de la basílica de Santa-Salsa, tal como nos los recuerda la filóloga Zediga AbdelKrum.

“Entre las lajas del foro, el heliotropo empuja su cresta redonda y blanca, y los geranios rojos vierten su sangre sobre lo que fueron casas, templos y plazas públicas”.

Aquí podemos disfrutar de esa comunión de Camus con la naturaleza, de su visión de los seres humanos. Y, añade en otro párrafo: Aquí dejo a los demás el orden y la medida. Es el gran libertinaje de la naturaleza y del mar, que me acaparan por completo”…     

En Bodas, Camus se aleja por completo de la ciudad, en una palabra, abandona el mundo social para compenetrarse con el paisaje mediterráneo.

Es primordial destacar el testimonio de conjunción de la vida y de la muerte, cuando el escritor entra en Tipasa. Tenemos dos símbolos fundamentales y emblemáticos. Los sarcófagos que rodean la basílica en los acantilados de la ciudad, los que no dejan de ser féretros antiguos, con sus muertos de antaño que hoy se dejan invadir por la salvia y los morivivíes. Estamos ante un esbozo del universo de los monumentos convertidos en piedras, explicando el regreso en fuerza de la naturaleza.

Tipasa representa el lugar pasional de la literatura camusiana, es como una relación carnal enfrentada después del éxtasis del placer y al regreso a una vida social y rutinaria. El viaje a Tipasa es como una aventura, en la que el amante-narrador, extrae de su amante-objeto del deseo –la naturaleza-, el perfume de las flores.

El especialista Alain Vircondeleg, en la obra “Albert Camus, Verdad y leyendas”, explica con maestría, que “Tipasa es el lugar mayor de la geografía camusiana, el epicentro de su pensamiento, un lugar iniciático”…

Agregamos, que el placer del cuerpo y del alma que reconoce este narrador, es pasajero, sin embargo, la utilización del presente en la narración, subraya la función activa y participativa del narrador viajero. “Entramos, llegamos, caminamos…”.

Utilizar el presente es un acierto estilístico y estructural fantástico que acentúa la celebración del gozo y del éxtasis. En este sentido, esas Bodas con la Naturaleza, pueden asociarse con la relación de los amantes, que nada tienen que ver con el matrimonio, con lo formal o preestablecido. Aquí, encontramos el símbolo figurativo de “Bodas”, nada que ver con las nupcias, y mucho menos con el contrato social matrimonial. La naturaleza personifica o es vista como la mujer amada, y en el instante…

En este sentido, cuando el mundo de los humanos se impone, alrededor del narrador, éste mantiene lejos la naturaleza pues está en contradicción con la actividad humana.

Este amante indeciso de “Bodas en Tipasa”, esboza en los otros ensayos la progresión de madurez. Los demás ensayos penetran la urbanidad en la descripción de ciudades como Ángel, Florencia y Pisa, y en los dos últimos espacios de los ensayos “El verano en Ángel” y “El Desierto”. 

Entonces, el contrato nupcial de “Bodas en Tipasa” y  “Viento en Djémila”, concluye en “Desert”, reforzando la idea de oposición entre estos dos mundos: el de los hombres y el de la naturaleza; logrando Camus un balance que presenta la extracción de un equilibrio en el que el espíritu encuentra su razón en el cuerpo.

Hemos planteado al inicio de este trabajo que este ensayo escrito en el 1939, contiene los escritos futuros de Camus. Y que en el mismo estamos ya posicionados sobre el Hombre y el mundo de los Hombres.

En síntesis

Vida y obras de Albert Camus:

Novelista, dramaturgo y ensayista francés, es considerado uno de los escritores más importantes posteriores a 1945. El representante del existencialismo «ateo». Nació en Mondovi (actualmente Drean, Argelia), el 7 de noviembre de 1913. Hijo de colonos, queda huérfano de padre antes de cumplir los 3 años. Toda su niñez la pasó en uno de los barrios más pobres de Argel y por supuesto con ausencia absoluta de libros y revistas. Gracias a una beca que recibían los hijos de las víctimas de la guerra, pudo comenzar a estudiar y a tener los primeros contactos con los libros. 

Estudió filosofía y letras y fue rechazado como profesor a causa de su avanzada tuberculosis, por lo que se dedicó al periodismo como corresponsal del Alter Republicain. En 1939 se presentó al ejército como voluntario, pero no le aceptaron por su delicada salud. En ese mismo año publicó Bodas, un conjunto de artículos que incluían reflexiones inspiradas por sus lecturas y viajes.  Durante la Segunda Guerra Mundial fue miembro activo de la Resistencia francesa dentro del grupo Combat, que publica en la clandestinidad un periódico homónimo.  Antes de finalizar la contienda, publica la novela El extranjero (1942), ambientada en Argelia, como la mayoría de sus narraciones siguientes.

Esta obra y el ensayo en el que se basa, El mito de Sísifo (1942), revelan la influencia del existencialismo en su pensamiento, así como las obras de teatro El malentendido (1942) y Calígula (1944). Con la novela La peste (1947) logra el Premio de la Crítica. Aunque en esta novela todavía se interesa por el absurdo fundamental de la existencia, reconoce el valor de los seres humanos ante los desastres y su pensamiento evoluciona hacia un sentido más solidario ante el sufrimiento humano y la rebelión contra la injusticia. Actitud  plasmada en Los Justos (1949) y en el ensayo El hombre rebelde (1951), su libro más polémico y que provocó la ruptura con Sartre. En él se pregunta por qué los ideales se pervierten.

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