A un año de ser diagnosticada con cáncer de mama, la señora Dorina del Carmen Escaño Beras guarda la esperanza de que sus solicitudes de auxilio sean escuchadas para seguir viviendo, y confía en que el Seguro Nacional de Salud (Senasa) pueda auxiliarla.
Escaño Beras, de 55 años y en plena vida productiva, fue diagnosticada en el Instituto Nacional del Cáncer Rosa Emilia Sanchez Pérez de Taveras (Incart), con cáncer de mama en el seno derecho, lo que ha cambiado su vida de manera radical.
A la hora de esta entrevista por télefono, la voz de la dama apenas era audible por su estado de salud.
“Devastada y entre llantos, así pasa sus días”, manifestó Manuel Armando Caimares, su esposo, quien al ser contactado por el periódico, informó que no tiene los recursos para pagar el tratamiento que necesita.
La prolongación de la vida de esta señora depende del suministro tres veces al mes de un suero llamado carboplatino y gemcitabin, esta última dos veces.
“El tratamiento tiene un costo de dos millones de pesos, y ninguno de los medios de ayuda lo cubre completo”, afirmó.
A raíz de las 30 quimioterapias a las que ha sido sometida, sin presentar ninguna mejora, han surgido otras complicaciones como la diabetes y la anemia.
Indicó que la Plaza de la Salud tiene un programa que cubre el tratamiento por un año mediante un contrato renovable, sin embargo, la aprobación toma su tiempo.
Acongojado y con voz triste, Armando pide al Gobierno el seguro de Senasa subsidiado, el cual brinda una cobertura completa en todos los tratamientos.
Expresó que están desde marzo del año pasado, haciendo gestiones para obtener ese servicio pero les ha sido imposible.
Yo sé que ella esta sufriendo callada al saber que existen los medicamentos que pueden erradicar la enfermedad pero no los recursos económicos para comprarlos”, expresó su compañero.
La pareja está esperanzada en que las autoridades les tenderán la mano para salir de esta situación que ha mellado su salud física y emocional.
Pero aun en medio de todas las adversidades, mantienen la fortaleza que les permite seguir en pie de lucha para tratar de retomar sus vidas.