Cáncer incurable de las ambiciones moradas

Cáncer incurable de las ambiciones moradas

Resulta altamente preocupante la guerrilla interna que sostienen los dirigentes del partido de gobierno, que en una lucha de desgaste, se desacreditan unos con otros, y por todos los medios, minimizan las buenas acciones como las que la actual administración ha aportado para el desarrollo nacional en el sector de la educación.
Los sectores conscientes de la opinión nacional reconocen el excelente avance que se motoriza desde el gobierno para que la educación alcance los niveles de excelencia. Es la única forma de incorporar a las generaciones jóvenes en un sendero de desarrollo indetenible, dejando atrás la mediocridad y cretinismo imperante que desalentaba las aspiraciones de la juventud.
Pero esa meta presidencial choca ante la absurda posición de dirigentes peledeístas que dominan al gremio de los maestros. Estos, como marionetas, obedecen a sus dirigentes oficialistas que, como un cáncer, devoran todo el avance logrado en el sector educativo. Las billonarias inversiones, desde sembrar al país de miles de aulas, pasando por la tanda extendida, hasta establecer la república digital en que cada alumno disponga de una computadora, hay toda una gama de acciones revolucionarias que colocan a la enseñanza en su sitial de importancia para el desarrollo nacional.
Sin embargo, esas metas pretenden ser desacreditadas por la guerrilla interna entre los dirigentes peledeístas, que se extiende en varias áreas políticas. Apuestan a un derrumbe del excelente programa educativo mediante el expediente de enervar al magisterio de forma permanente en contra de las autoridades. Ellos no toman en cuenta la forma de cómo han mejorado sus ingresos. También de cómo se trata de consolidar la educación pública en el sentir popular, de manera que la gente prefiera enviar a sus hijos a la escuela pública y apartarse de los colegios de alta tarifas. Estos eran preferidos por los padres por un ambiente de paz social y el más conveniente para impartir docencia.
La estrategia del gremio oficialista de los maestros es hacer peligrar esas metas y objetivos por su terca oposición a las medidas que emanan del Ministerio. Los dirigentes ministeriales del sindicato oficialista de maestros, y con altos emolumentos del Estado, se oponen a toda medida que sea destinada a enderezar conductas y llevar orden a un caótico sistema de control en donde se repudia la forma de designar a los directores regionales. Tal cosa los jefes gremiales no la quieren para no quedar al descubierto con el sistema de favoritismo que existía y permitía tantas componendas en un marasmo administrativo con maestros cobrando en New York o en licencia indefinida con certificados de enfermedades supuestas.
No hay dudas que el objetivo de la ADP es, a contrapelo de los objetivos presidenciales de una educación de calidad, que el país continúe estancado con alumnos cada vez más mediocres y peor preparados. El sistema educativo nacional queda al desnudo en cada ocasión que se realizan encuestas internacionales de evaluación hemisférica de la enseñanza, con el pobre porcentaje que alcanzan los alumnos dominicanos. Es una pobre calificación que revela que los maestros trabajan a desgano, pese a sus elevados salarios solo para esperar los fines de mes y cobrarlos. Y que con tantos instrumentos puestos a su disposición para ser proactivos parecería que tantos millones de pesos invertidos en la educación irán a parar al basurero típico de las cosas que fracasan localmente por culpa de los políticos y de sus ambiciones insaciables y una burocracia ignorante y peor motivada.
Pese a la apariencia actual de las escuelas de modernidad, de lustrosas pinturas en paredes y pavimentos, también los escolares están bien uniformados, existe un propósito de carcomer esos objetivos del presidente Medina que choca de frente a la terquedad de muchos de sus ambiciosos seguidores que no aceptan que se haya tratado de cambiar el rumbo en el cual el país todavía está orientado en un sendero de mediocridad. Pareciera que los dirigentes educativos oficialistas tan solo buscan empujarnos para equipararnos con nuestros vecinos haitianos en el fondo del estercolero social de la ignorancia y enfermedades.
La idea y propósito de los estrategas peledeístas del caos en contra de su propio presidente para destruir la educación es buscar derrumbar la revolución educativa. Tal proyecto no lo quieren y buscan sumergir al país en el atraso con un sistema educativo que era una vergüenza a nivel hemisférico. Tan solo para que el país permanezca estancado rumiando sus frustraciones y proporcionado el material para el caldo de cultivo para las inconformidades sociales. Son un material humano útil para el desorden y la movilización callejera. O sumergirse en la delincuencia de los que buscan alcanzar los niveles de ingreso de quienes disfrutan las riquezas nacionales.

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