Río de Janeiro, 23 ene (EFE).- El ministro brasileño de Relaciones Exteriores, Celso Amorim, considera que con la elección de presidentes progresistas se ha reforzado la autonomía de América Latina frente a las grandes potencias del mundo.

   En una entrevista publicada hoy por el diario Folha de Sao Paulo, Amorim aclaró que, más que un proceso de «izquierdización» en América Latina, los países de la región están eligiendo gobiernos más progresistas socialmente y autónomos internacionalmente, aunque con vocación de integración regional.

   «Lo que hay, sin ninguna duda, es una tendencia de gobiernos más comprometidos con reformas sociales, con mayor autonomía en relación a las grandes potencias del mundo y mayor voluntad de integración regional», afirmó.

   «Si usted identifica a la izquierda con visión de progreso, reforma social, democracia y fuerte defensa de los intereses nacionales, entonces la respuesta a su pregunta es sí», agregó el canciller al ser interrogado sobre si está en marcha un proceso de «izquierdización» en la región.

   Amorim aclaró que la autonomía frente a las grandes potencias no significa que Latinoamérica quiera darle la espalda a EEUU.

   «Estados Unidos es una gran potencia, un gran mercado, y nadie le está dando la espalda, ni siquiera China. Lo que defendemos es que nos miremos también unos con los otros aquí dentro del continente», afirmó.

   «No hay una dicotomía. Nuestras exportaciones hacia Estados Unidos están logrando récords, pero, en términos relativos, crecieron más hacia otros lugares. Eso es bueno. Estamos diversificando. Actualmente el mayor sinónimo de independencia es la diversificación», afirmó.

   Aclaró que si el presidente venezolano, Hugo Chávez, prefiere una política de confrontación con EEUU es como respuesta a otra realidad.

   «No podemos olvidar que no son hechos imaginarios. Chávez fue perseguido, no hay duda. Que hubo un intento de golpe, lo hubo. Y que, como mínimo, hubo tolerancia con ese intento de golpe, la hubo. Cada uno que juzgue, y la historia dirá», afirmó.

   Aseguró que Evo Morales representa la «emergencia de sectores populares que siempre quedaron al margen de cualquier bienestar y cualquier progreso que haya habido en Bolivia».

   Sobre si Brasil va a intermediar para que Morales no refuerce un eje anti-EEUU en el continente aliándose a Venezuela y Cuba, el ministro dijo que Brasil no puede ser «niñero» de nadie.

   Brasil, dijo, «tiene su propia realidad, tiene un gobierno comprometido con las reformas sociales, pero dentro de su propia complejidad y sin rechazar los preceptos del capitalismo», afirmó.

   «También tenemos que contribuir para que los procesos en los otros países se den de manera reformadora y democrática, pero sin ser niñero. Incluso porque si hay una situación explosiva en un país (de la región), acaba explotando de cualquier forma», aseguró.

   En torno a las divergencias entre la política nacionalista anunciada por Morales y los intereses de la petrolera brasileña Petrobras en Bolivia, Amorim dijo que «es perfectamente posible llegar a una ecuación que atienda algunas reivindicaciones históricas del pueblo boliviano y mantenga la viabilidad económica de las inversiones». EFE