Cancún: cambio climático

Cancún: cambio climático

Desde el 29 noviembre hasta el 10 diciembre del año pasado, 194 países se reunieron en Cancún, México, para llevar a cabo la XVI Conferencia en el marco de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CCNUCC). EL objetivo de la mencionada conferencia fue el mismo que el de la 15ta Conferencia que se había realizado  en Copenhague: fijar las reglas más allá de las de Kyoto. Esto así, porque se estableció el 2012 como fecha de expiración del protocolo  marco de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático adoptado en Kyoto el 11 de diciembre de 1997.

Dicho marco de referencia  estableció para el período 2008-2012 una reducción de la emisión de gases por parte de los países industrializados, en un 5 por ciento en relación a los niveles existentes. Este marco fue ratificado por 183 países con la excepción de los Estados Unidos.

Por otro lado, a diferencia de la XV Conferencia que fue presidida por los jefes de Estado, la XVI reunión fue mayormente presidida tanto por vicepresidentes de algunos países como por los ministros de Medio Ambiente.

En la mencionada reunión de Cancún básicamente se rescató el complejo marco de negociación internacional sobre el clima y al mismo tiempo se establecieron las instituciones internacionales que serán necesarias para una respuesta global y coherente al tema del cambio climático. Sin embargo, la tarea es ardua debido a que se requiere organizar un fondo verde para ayudar a los países en vías de desarrollo a adaptarse a los cambios climáticos y remover el carbono de sus economías; establecer los mecanismos para monitorizar y verificar los esfuerzos de reducir las emisiones, y un programa para luchar contra la deforestación.

En dicha conferencia se logró que países como China acordaran que sus promesas sobre las emisiones tuvieran los mismos estándares que aquellos establecidos para los países desarrollados.

Un tema relevante se refiere al financiamiento de la lucha contra los efectos del cambio climático. En la conferencia de Copenhague, los países desarrollados se comprometieron a contribuir con US$100 mil millones por año hasta el 2020, fondos que serían dirigidos hacia los países en vías de desarrollo. Una parte de esos fondos serían destinados para financiar el Fondo Verde, cuya estructura continúa siendo objeto de  debate.  Los países en vías de desarrollo preconizan que dicho Fondo se establezca dentro de la estructura de las Naciones Unidas, mientras que otros países como los Estados Unidos desean una mayor independencia  y un papel en la designación de los fondos ya existentes.

Otro problema es el origen de esos fondos. El grupo consultivo de la Naciones Unidas prefiere que sean financiamientos alternativos en la figura de impuestos al transporte y a las transacciones financieras. Asimismo, los países desarrollados se comprometieron a desembolsar la suma de US$30 mil millones entre el 2010 y el 2012, desembolso que aún no ha materializado la primera partida.

Como se puede observar, aunque estén bien elaboradas, las respuestas requieren de acciones y recursos, cuyo financiamiento no está garantizado.

En el caso de la desforestación, por ejemplo, los negociadores no pudieron resolver el tema crucial de cómo se va a pagar por ese esfuerzo y dejaron las decisiones más difíciles para que sean tratadas en la próxima reunión que será celebrada el próximo año en África del Sur, lo que implica que el futuro está lleno de desafíos.

Los estudios de las Naciones Unidas y del Banco Mundial consideran que la naturaleza global del cambio climático requiere de un acuerdo internacional bien definido que permita a los países  explotar de la forma más eficiente la reducción del carbono. Sin embargo, de acuerdo con los expertos en la materia eso no será posible hasta que los Estados Unidos  resuelvan el problema de las emisiones, lo que aún no se visualiza.

Dentro de ese contexto, tomando en consideración que antes de la cumbre los negociadores responsables de las Naciones Unidas y otros organismos habían reducido sus ambiciones, dichos negociadores volvieron a insistir en que no se podía esperar un acuerdo definitivo en Cancún. Por otra parte, los negociadores de la ONU reconocieron que una de las lecciones aprendidas en Copenhagen es que no existe una solución global que resuelva todos los problemas. Por lo tanto, la Conferencia de Cancún estableció un importante principio al declarar que el progreso no debe concebirse como un todo o nada, es decir, simplemente con el alcance de un acuerdo internacional o en caso contrario la declaración de un fracaso.

Por otro lado, cabría notar que hasta el presente el acuerdo internacional sobre medio ambiente más exitoso sin lugar a dudas ha sido el Protocolo de Montreal, firmado por la mayoría de los países. De acuerdo con publicaciones del Banco Mundial, dichos países están coordinando sus programas con respecto al chlorofluorocarbono e hydrochlorofluorocarbono, ambos gases potentes provenientes de invernaderos que generan calentamiento. Dentro de ese contexto, tanto los Estados Unidos como China deben mantener el cambio climático como una prioridad en su agenda.

Del mismo modo, de acuerdo con ciertos grupos de expertos,  los esfuerzos que se llevan a cabo fuera del ámbito de las Naciones Unidas podrían reducir los riesgos de fracasar en las próximas negociaciones multilaterales.  Cabe destacar que en el Grupo de los 20 se acordó eliminar gradualmente los subsidios a los combustibles.

Finalmente, en Cancún se logró evitar un nuevo fracaso que pudiera dar un golpe mortal al proceso de negociación de las Naciones Unidas iniciado en Río de Janeiro en 1992. Del mismo modo, otro aspecto a resaltar es que en la XVI Conferencia sobre el Cambio Climático se mantuvo la legitimidad y la credibilidad del proceso de negociación dentro del marco de las Naciones Unidas. 

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