Candado después que roban

Candado después que roban

En estos días hemos visto de cómo en muchos estamentos del Estado sus principales incumbentes reaccionan ante el disgusto de la ciudadanía para de inmediato corregir y enmendar errores, pretendiendo enderezar la conducta incorrecta de años y poner candado después del robo.

El mejor ejemplo de esa acción de corregir indolencias y descuidos es la hermosa remodelación del Palacio de Bellas Artes, que a un costo superior a los $700 millones, fue ceremoniosamente entregado a la sociedad en un hermoso y costoso acto con fuegos artificiales incluidos.

Por igual vemos de cómo una decisión incorrecta, tanto de Aduanas como de la DGII, de aceptar en el país  y otorgarle matrículas a los vehículos con guía a la derecha, para que ahora esas mismas dependencias anuncien que procederán a su incautación, que tan legalmente ingresaron al país  y pagaron sus impuestos. Ya veremos los problemas que esa permisibilidad generará entre los usuarios que peligrosamente circulan por las calles.

Pero donde el descuido es mayor es el desastroso estado de las vías de comunicación, que hasta la flamante carretera Juan Pablo II, muestra hoyos en varias zonas de su trazado en particular en cruce de la palma africana. Las carreteras en el país están descuidadas y peor mantenidas. Ahora se pretende otorgarle su vigilancia y recuperación a empresas concesionarias que cobrarían peajes elevados para recuperar su inversión. Ya veremos a que costo para el país con las protestas colaterales de los padres de familia.

Decía recientemente el secretario de Turismo que a los ingenieros no les gusta tapar hoyos, ya que prefieren la construcción de las carreteras. Pero a quien no les gusta tapar hoyos es a los funcionarios políticos, que en el mantenimiento encuentran que no hay “grasa” suficiente para saciar su voracidad y promueven entonces grandes reconstrucciones de las vías para resarcirse de su sacrificio político a favor de quien ostenta la Presidencia.

Donde más se refleja la desidia oficial en el mantenimiento es en las carreteras de acceso a los entornos de los polos turísticos, en particular en el Este del país que con el gran auge del tránsito está provocando constantes y serios  accidentes. Ya al menos se logró un acuerdo para construir la necesitada autopista del Coral y  se anuncia con bombos y platillos que se repararán las vías de acceso a esos polos.

Ojalá que surja la idea de habilitar el cruce de los bateyes cerca de Higüey para desechar el cruce de los turistas por La Otra Banda, ya que el  horrible cuello de botella vehicular es cada día más perturbador y horrible, que cualquier persona que vaya a buscar descanso solo encuentra afecciones para su salud.

Ojalá que ese anuncio de mantenimiento no se quede en buenas intenciones por rivalidades entre  las secretarías responsables, ya que la decisión de Turismo podría toparse con una premeditada tardanza de  Obras Públicas en proceder a esos trabajos y se esperará el deterioro total de la vía para entonces contratar la reconstrucción de forma monumental esa carretera y dé grandes beneficios a los contratistas y sus políticos padrinos.

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